
DE PRONTO ME SENTÍ EN MOSCÚ
Moscú: 1988,
cumbre Reagan-Gorbachov.
José Miguel Varas me invita a cenar a su casa.
Al despedirnos me pasa un fajo de rublos. Argumento que mi viático alcanza,
pero el escritor y periodista dice: “Mañana anda a un almacén”.
Al día siguiente con los rublos acudí a una
suerte de supermercado. Había llegado mercadería nueva y la gente en la cola
sostenía en la mano su tarjeta de racionamiento. Ésta era válida para algunos productos,
otros alimentos o lo puesto en los trolleys, no la requerían.
A la espera del ingreso, los moscovitas
conversaban sin bullicio y con la paciencia de la costumbre.
En Cuba años antes en situación similar, vi un
público más elocuente, que alegaba en contra de las autoridades, pero no
mencionaba a Fidel para nada.
Esta mañana fui al Unimarc. La gente silenciosa
como en un funeral; la cola avanzaba lentamente en el recinto de Príncipe de
Gales con Mateo Toro y Zambrano. Algunos policías, televisión comunal filmando
y tomando fotos de la atención que recibía la gente-vasos de agua con hielo
llevados por una señorita muy encantadora a la misma cola- y privilegio para
los adultos mayores de salirse de la fila e ingresar directamente. Asumí el
privilegio luego de un cuarto de hora porque el sol estaba pegando fuerte.
Al interior los escaparates repletos de
mercadería y la gente como si hubiesen escuchado recién las palabras de las
cuales casi se retracta la primera dama Cecilia Morel, que estaban planeando cortar
las rutas de abastecimiento. Algunos clientes compraban lo que hallaban al
paso, como si tuvieren un TOC, de manera compulsiva.
Saqué mi malla de mandarinas, unos waffles y
salí.
Efectivamente, me sentí en Moscú, con la
salvedad que aunque de calidad mediocre, había alimentos para todos, nadie se
moría de hambre en esos tiempos. Con la mafia gobernantes en la actualidad en
la ex URSS, existe e induce al éxodo y exilio económico. Y no solo de rusos
sino que de casi todas las naciones de los países del llamado Éste.
Las jineteras del hemisferio norte, suben a los
face solicitudes de amistad en busca desesperada de maridos o amantes que las
saquen de allí. Todas bellas y dispuestas a cualquier cosa, desgraciadamente
prostitución incluida.
Luego, como a las siete de la tarde, me abrazó
la sensación de tiempos de Pinochet. Quería salir pero no sabía dónde. Si me
sorprendía el toque, podía ir preso y me lo habría reprochado la familia,
Esto me conlleva a evocar una anécdota ya
relatada quizás en éstas columnas: “Una noche, en aquellos tiempos grises,
cuando el toque era a las once, salí a caminar con un amigo muy cerca de la
hora de “cierre de la ciudad”. Y sin darnos cuenta, fuimos sorprendidos
infringiendo el decreto.
Una patrulla apareció de improviso-pero no
anormal- detrás de nosotros. Luego de la llamada de atención del Carabinero,
sin gritos ni palabras “extra”, le suplique que dada mi residencia a cincuenta
metros del lugar, nos dejara avisar nuestro nuevo destino. Al susurrarle a mi
esposa que por favor nos tratara en la forma más vejatoria y soez posible, a
grito pelado, si podía, retorné al furgón con mi mujer gritando a mis espaldas.
El encargado de la patrulla al escucharla
vociferar en forma tan impetuosa, nos dijo: “Es mejor que permanezcan aquí, lo
que les espera es peor que ir a la Comisaría”.
El truco resultó y tuvimos una buena dosis de
fortuna.
De todos modos, uno se siente como corcheteado
al catre, especialmente si estamos en una casa de reposo, donde hay dos rejas
con candado, separadas por un parrón de unos veinte metros de largo. Entonces
aunque te dejen salir, no tienes dónde pues no hay cines, ni espectáculos, ni
exposiciones; sólo acudir a una manifestación premunido de la cacerola que no
tengo, y alojar en casa de un conocido.
Entonces, como en los tiempos de Pinochet. ¡Qué
oasis!
Para concluir: Las palabras de Madame Morel de
dulce y agraz; lo primero “tendremos que reducir nuestros privilegios y
compartir con los demás”
Lo de agraz fue: “Estamos absolutamente
sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice,
y no tenemos las herramientas para combatirlas”.
Finalmente ¿el arrepentimiento? ¿De qué? ¿De los
dulce o de lo de agraz?
La lectura de sus argumentos posteriores a la
filtración del audio: “En un momento en que me sentí sobrepasada por las
circunstancias, envié un audio privado que se filtró. Un estado de ánimo
personal lo hice parecer como un estado general de Gobierno. Lamento el
desacierto”
Me pregunto, ¿cómo pudo filtrarse ese audio?
Imagino que su amiga no la echó al agua, ni que la PDI u otro organismo de
seguridad haya pinchado el teléfono o grabado la conversación si fue frente a
frente.
Raro, ¿No?
Probablemente su esposo le llamó la atención.
Pienso yo. Total, es el único que puede ofrecer
“piñericosas”.
Pasando a otro tema, dentro del mismo paquete,
donde los Luksic hoy no se fía mañana sí. De manera que todos sus trabajadores
gozaran recién del beneficio el 31 de enero del 2020. No a partir de noviembre.
Triste tratándose de un grupo que figura entre los 50 más poderosos según
Forbes, pero al fin y al cabo, los pobres pueden esperar, menos los ricos. Es
un hecho histórico.
Las medidas anunciadas, indispensables, pero a
la brevedad y aumentar el volumen del paquete a otras áreas. El que las medidas
sean pan para hoy y hambre para mañana, según algunos, parece exagerado.
Tampoco concuerdo por otra parte las palabras de Camila Vallejos, en su
oportunidad, cuando se opone a la rebaja de la dieta parlamentaria, “por los
gastos que tiene un diputado de desplazamiento y similares”. Esos
desplazamientos son cubiertos por el ítem de gastos atribuidos para tales
efectos. Feo de Camila, cuando contradice a Boric y Jackson al respecto. Pero,
se puede comprender si parte de esa dieta está destinada al partido.
Las compuertas de las actividades nacionales van
a abrirse muy paulatinamente; como las lluvias intermitentes. Cualquier acto de
violencia, será dimensionado y justificara demora en la reanudación de clases,
del funcionamiento de bancos, supermercados y, lo más imprescindible, la
locomoción. El paro nacional para hoy y mañana, creo que esta tan demás como
cuando Piñera pronunció las palabras por las cuales debe de estar mordiendo las
sabanas en la noche, Chile es un oasis.
Déjanos tu comentario: