Algarrobo un ejemplo de espacios públicos
María Gabriela Saldías Peñafiel, Ingeniero Agrónomo. Paisajista. Investigadora y docente, Escuela de Arquitectura y Paisaje, Universidad Central
Después de varios años de ausencia, tuve la oportunidad de volver a recorrer las calles de Algarrobo, concurrido balneario de la región de Valparaíso con calidad político-administrativa de comuna desde el año 1945 (*). La experiencia fue grata y alentadora al encontrar varias buenas intervenciones en el espacio público urbano que sirven de ejemplo, y que sin lugar a dudas han mejorado la calidad de vida de sus habitantes, tanto lugareños como visitantes.
Cabe destacar que es una localidad privilegiada por su geomorfología integrada por once quebradas que recorren el territorio de este a oeste quedando a la vista una franja de vegetación de especies tanto nativas como introducidas. El relieve accidentado proporciona variedad de paisajes que se van presentando al recorrer y no dejan de sorprender en cada vuelta del recorrido.
En esta oportunidad quisiera destacar algunas acertadas intervenciones que tuve la oportunidad de conocer y disfrutar como ciudadana más entre la multitud. Son intervenciones que atraen a las personas y enriquecen la experiencia de estadía y recorrido que de por si era buena, pero ahora es mucho mejor.
En primer lugar destacó la pasarela de madera construida bajo la plantación de pinos que es necesario traspasar para llegar a la bella playa El Canelo. Para una importante proporción de visitantes y lugareños este macizo de pinos tiene un alto valor cultural, puesto que lo recuerdan, aprecian y destacan, aunque no sea un bosque propiamente tal y se trate de una plantación monoespecífica, para ellos/ellas es muy valioso.
Conservando la totalidad de los pinos, la pasarela de madera permite un paseo pausado bajo la sombra de dichas coníferas, una llegada calmada que invita a la contemplación del paisaje que se abre entre los troncos y que anuncia la cercanía al mar, al relajo, al divertimento y al contacto con la naturaleza anhelada. Cada cierto tramo hay algunos asientos que dan tregua a la caminata y que invitan a descansar y permanecer. Para algunos, sobre todos las personas mayores, puede ser el mejor lugar para quedarse, en cambio para las familias con niños constituye un trayecto variado y lúdico para llegar al destino y propósito del paseo que es el agua y la arena. Mirando con detención la obra construida se aprecian materiales y factura de calidad. Además, es accesible e inclusiva, no hace distinciones entre las personas con diferentes capacidades/discapacidades.
En segundo lugar, principalmente por el ambiente que se genera y el rostro apacible de sus usuarios, seleccionó el paseo de borde costero de la zona comercial de la ciudad. Por su cercanía al mar se puede disfrutar de su sonido, aroma y movimiento desde una plataforma inclusiva y accesible para todos/todas, incluyendo las familias en toda su composición etaria. Por su relación con la zona gastronómica y comercial, se transforma en un punto de encuentro y paseo que cumple con varios propósitos, entre los cuales está la reactivación de los pequeños emprendedores deprimidos por la pandemia.
Bajo el convencimiento que una ciudad es sustentable cuando reconoce su paisaje y se planifica y diseña en forma armónica y respetuosa, destacó la puesta en valor de las quebradas y humedales. Este es un trabajo que se ampara en la existencia de una Zona de Protección de Cauces Naturales y Valor Paisajístico (ZPCP) existente en el Plan Regulador Intercomunal que mantiene el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. “Esta protección tiene como función conservar el valor paisajístico y ecológico de estas zonas restringiendo las posibilidades de intervención o construcción. Los usos de suelo permitidos en esta zona corresponden a forestación nativa o introducida, y previa consulta a la Corporación Nacional Forestal; paseos públicos, libres de construcciones y áreas verdes”(**).
Gracias a esta protección es posible disfrutar de estas áreas verdes cercanas cumpliendo destacadas funciones tanto culturales como ecológicas al regular el clima, conservar el suelo y la biodiversidad.
En tiempos tan difíciles como los vividos como consecuencia de la pandemia, la naturaleza se convierte en un refugio necesario para recuperar fuerzas para enfrentar el día a día. Un paseo al lado del mar o entre diversidad de plantas o bien una vista con elementos naturales son francamente reponedores. Desde esa mirada, lograr una acertada combinación entre ciudad y naturaleza a través de obras cuidadosamente implementadas son urgentes de realizar en todas las comunas y se agradecen cuando se encuentran como en el bello Algarrobo.
(*) Dannemann, D. 2006. Historia, en El Libro de Algarrobo. Corporación de desarrollo cultural de Algarrobo 217-249p.
(**) https://www.algarrobodigital.cl/2020/09/en-el-proyecto-inmobiliario-iniciandose.html
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