ARICA A LA PAZ
Arica a La Paz
Ondulantes, mientras trepo
se esfuman las lenguas blancas de la costa
acariciando el ocre seco y somnoliento;
en la amplia hondonada reverdean
los maizales del Lluta.
Estratega de lateral esfuerzo,
incansable de ritmos y matices
repto las dunas de arco perfilado;
primerizo asciendo
al universo de las altas cumbres;
tarde llego al codiciado mito.
*
Subo lenta, muy lentamente
el eco de una curva se hace curva repitente,
la panza cóncava es convexa en la quebrada
mientras Putre se aleja dulcemente.
Apu viejo y empinado, el Sajama
fragmenta en nieve el horizonte;
un azul maternal e intenso va cubriendo
la cuna de los cóndores.
Pastan mil rebaños entre húmedos cristales
junto al eco adormecido de mil voces.
*
Y hay vida en el silencio frío,
en la ignota austeridad de cada día:
tímidas hierbas, cactus defensivos, flores pertinaces,
aves de extrañeza resquebrajando límpidos espejos
y con ellos el hombre por sobre las edades,
el hombre de la tierra y los rebaños,
el hombre envejeciendo de sol y minerales.
*
Respirando quedos,
fuego y piedra encanecida
por la tierra signados de nobleza,
antiguos dioses de nombres milenarios
tutelan rectitudes y enterezas.
*
Alto y plano
muere el llano al borde de La Ceja.
Un gran tajo más que abierto, un abismo horizontal,
una inmensa boca pétrea que asombra y enmudece:
es La Paz respirando en las alturas.
Secundado por un diabólico Molar
desde su altar níveo, el Illimani mandata:
“No robarás. No matarás. Vivirás de tu trabajo.”
Amanece. Un murmullo de trajines
y la vieja lengua de los collas
inundan la ciudad
***
ROCOMAR, julio 2024
Río Lluta, cerca de Arica.
Valle del Lluta.
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