
Cuidado con las plantas invasoras
Ciertas plantas tienen mecanismos muy eficientes para dispersarse y ocupar nuevos sitios, ya sea porque producen una gran cantidad de frutos y/o semillas o bien porque tienen formas de reproducción muy efectivas. Puede ser el agua, el viento o los animales quienes ayudan en la diseminación de semillas y otras partes vegetativas lejos del lugar de plantación. A lo anterior agregar al ser humano que en forma voluntaria o involuntaria ha llevado consigo semillas de plantas que ha valorado ya sea por sus propiedades medicinales, alimenticias y/o ornamentales. Por lo mismo, hoy día crecen en parques, plazas, jardines y también en sitios baldíos y a orillas de caminos, en terrenos agrícolas y silvestres una gran variedad de especies vegetales provenientes de diferentes regiones del planeta, algunas de las cuales se han transformado en invasoras.
Dentro de estas plantas de fácil dispersión se encuentran muchas que son consideradas malezas y están en los catálogos de dichas plantas no deseadas de un país o área; las que pueden llegar a ocasionar problemas en la agricultura y también en otro tipo de ambientes, incluido el urbano, motivo por lo cual se las combate. No obstante, lo anterior, algunas de ellas tienen gran valor ornamental y por lo mismo se las siembra o planta.
Para ser más preciso haré referencia a algunas especies vegetales en particular, en primer lugar el aromo del país, Acacia dealbata, (originario de Australia). Sin dejar de desconocer que tiene atributos positivos que permiten comprender el interés por plantarlo, como es una floración muy llamativa a fines de la estación invernal cuando las flores escasean y también porque anuncia que una nueva estación más cálida y florida se aproxima; como también la rapidez de crecimiento, aunque esta característica es acompañada por una baja longevidad, por tanto, son árboles que en ambientes urbanos alcanzan menos de 50 años y además se desganchan con facilidad.
Lo impactante de este aromo es que ha transformado el paisaje al desplazar a la flora autóctona, creando un nuevo paisaje uniforme y monoespecífico fácilmente visible en los bordes de carreteras como es en la ruta 68. También crea el mismo efecto en riberas de ríos y canales donde el agua le sirve de medio de transporte.
Un pariente del anterior, el aromo australiano (Acacia melanoxylon) causa efectos similares, en particular en ciertas regiones, como ejemplo en la región del Maule donde desplaza fuertemente los pequeños parches de flora autóctona que no son capaces de competir frente a la agresividad de crecimiento de la invasora.
Otras invasoras leñosas que están provocando grandes transformaciones y degradación de paisajes son: chacay(Ulex europaeus), retamilla (Teline mosnspessulana), y retamo (Cytisus scoparius). Las tres son muy frecuentes desde Los Ángeles al sur, aunque la retamilla también está muy distribuida en la Región de Valparaíso. Cabe destacar, lo especialmente difícil de combatir que resulta el chacay por el duro y espinudo follaje, de muy alta densidad que lo hace difícilmente penetrable y la facilidad que tiene para reproducirse.
Todos las mencionadas tienen en común una llamativa floración amarilla que suele ser del agrado de un amplio grupo de la población que desconoce los efectos negativos de las invasoras.
A nivel herbáceo, un caso sumamente conocido es el dedal de oro, (Eschscholzia califórnica), agravando la situación la venta de semillas, que se comercializan por sus atractivas flores principalmente amarillas y anaranjadas. Al igual que las leñosas compiten con sus pares nativas que quedan en clara desventaja afectando su permanencia y poniendo en riesgo a especies de alto endemismo.
En base a lo anteriormente expuesto sobre las especies descritas, surge la siguiente recomendación: “no las plante, tampoco las siembre, ya lo hacen con profusión sin su ayuda. Si además, desea contribuir a la conservación de éstos paisajes únicos y en riesgo, arránquelas con tenacidad”.
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