
EDITORIAL.
Si bien las cifras de la economía se ven, siendo ecuánimes más bien optimistas, mal que les pese a las corrientes políticas de la oposición, y que la inflación está controlada, hay áreas de la economía que tiene que ver con el desarrollo del país que se observan preocupantes en alto grado.
Tal es el caso de la “industria de la construcción”, la que históricamente se ha considerada como el motor del crecimiento y generadora de puestos de trabajo importantes para mantener bajas las tasas de cesantía. Sin embargo, y como las cosas no van bien, nos parece que ha llegado el momento de cuestionar que ello continúe en las manos del “desregulador” mercado y que el Estado tome el control volviendo a las buenas prácticas de diseño y calidad que tuvimos hasta ca.1980, años aquellos en que las instituciones estatales relacionadas con la vivienda y el urbanismo diseñaban todo lo que era de sus competencias y luego licitaban y controlaban las obras con probidad y solvencia técnica, y en los que nuestras ciudades tenían límites para la expansión urbana.
Así, hoy vemos una paradoja: hay una sobreoferta de departamentos en edificios de altura, los que provocan un profundo malestar en los ciudadanos, y al mismo tiempo un déficit de viviendas mal nominadas como “sociales”, lo que sin duda debe ordenarse con una sagaz planificación.
Otras dos situaciones de extrema urgencia que creemos deben corregirse en profundidad son, una, la eternización de las modificaciones de los planes reguladores, tanto comunales como metropolitanos, y dos, terminar con las especulaciones sobre los problemas viales intercomunales y resolverlos generando soluciones racionales, efectivas y concatenadas con la recuperación de indispensables límites a las extensiones del casco urbano, lo que no sucedería, digámoslo con firmeza, con una ruta por el piedemonte del cordón cordillerano de Nahuelbuta.
La prensa tradicional, “la gran prensa”, como hemos dicho, está malinformando con su inveterada costumbre, al insistir en la falacia de que una ruta por allí sería la solución para terminar con las congestiones viales en la Avda. Pedro Aguirre Cerda y en la Ruta 160. Hay que darse a la razón porque el tiempo apremia y los problemas se agravan día a día.
Por otra parte, entre los numerosos errores que ha cometido el Gobierno actual, está el de la política energética heredada de gobiernos anteriores y su transición desordenada hacia las llamadas energías renovables o ERNC, que están generando fuertes reacciones desde las comunidades rurales que están siendo fuertemente afectadas con negativos impactos sociales y ambientales.
Ya hemos dicho que los problemas y desafíos del país son numerosos y muy complejos, sin embargo, para enfrentarlos, resolverlos y avanzar por un buen y seguro camino no basta con la voluntad; además de ella, se requiere actuar con la cabeza fría, y comenzar a desoír los gastados cantos de sirena que nos llegaron desde el continente europeo para aprovecharse de nuestra ingenuidad y de los que quedan rebotando solo los ecos.
Nos hicieron “pisar el palito” y caímos en la trampa de creer en el hidrógeno verde, lo mismo que está intentando hacer ahora Alemania con un empobrecido país africano: Namibia, habiéndolo hecho antes con el Congo.
Otro tema, que dejaremos latente para otra ocasión, es el de la nueva corriente que está tomando gran fuerza en el hemisferio norte, fundamentalmente en Europa, el “decrecimiento”, dado que se ya han sobrepasado 7 de los 9 límites al crecimiento impuestos por el IPCC, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático.
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