«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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El “caso Büchi”

Hernán Büchi Buc (nacido el 6 de marzo de 1949) es un hombre más bien de bajo perfil.

Estudió en el Instituto Nacional, se graduó como Ingeniero Civil en Minas por la Universidad de Chile y obtuvo un MBA en la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

A partir del 1975, con solo 26 años, se desempeñó como asesor del Ministro de Economía de la dictadura Pablo Barahona, cargo que le permitió acceder a las funciones de Director de Industria Azucarera Nacional (IANSA) y de la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC), ambas empresas estatales en esa época.

Desde ese entonces, realizó una meteórica carrera siempre a la sombra del régimen. Asesoró a José Piñera Echenique, Ministro del Trabajo, en la implementación del sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y, en 1981, asumió como Subsecretario de Salud, cargo desde el cual elaboró toda la reglamentación de las ISAPRES. Para complementar su renta, fue designado presidente del Directorio de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA), también ente estatal.

Dos años más tarde (1983), el “presidente” Pinochet lo nominó Ministro de la Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN) y Superintendente de Bancos e Instituciones Financieras. La grave crisis económica y financiera del momento, llevó al gobernante a designar como Ministro de Hacienda al economista Luis Escobar, cuya  formación lo acercaba más al modelo keynesiano que el neoliberalismo extremo de los “Chicago boys”. Las presiones del gran empresariado y de los medios de comunicación adictos al régimen provocaron su pronta salida y ahí estuvo disponible para reemplazarlo Hernán Büchi. Asumió en 1985 y en pocos meses disminuyó drásticamente el gasto social, promovió el despido de un alto número de profesores, redujo el monto de las jubilaciones, bajo el IVA en un 2%, y concretó la privatización de numerosas empresas púbicas: la Compañía de Aceros del Pacífico, las eléctricas ENDESA y ENERSUS, ENTEL, CTC, IANSA, LAN – CHILE, LABORATORIO CHILE, pasaron a manos de privados a precios ínfimos utilizando cuestionables maniobras legales.

Calificado por el oficialismo “como autor del milagro económico chileno”, en 1989, tras la derrota de Pinochet en el plebiscito de ese año, fue designado candidato presidencial por los partidos UDI y Renovación Nacional. Pero, sorpresivamente, Büchi, tras ir a la cordillera a meditar, renunció a su postulación arguyendo tener “contradicciones vitales” que nunca explicitó. Presionado por las fuerzas del frente “Democracia y Progreso”, retiró su renuncia y finalmente fue derrotado obteniendo un 29,4% de los votos frente al 55,2% de Patricio Aylwin.

Este magro resultado, que habría deprimido a cualquier actor político, no afectó al gran privatizador. Pronto apareció en la Comisión Política de la UDI. Como fundador del Think Tank Institudo Libertad y Desarrollo ligado a la UDI, como director de MADECO y de Quiñenco (matriz de las inversiones del grupo LUKSIC ) y como director de Luchetti en la época en que Andrónico Luksic Craig arreglaba mediante sobornos pagados a Vladimiro Montesinos (el siniestro asesor de la dictadura civil de Fujimori) la obtención fraudulenta del permiso para operar una fábrica de fideos y pastas en Perú.

En sus ratos libres, el incansable Büchi fue presidente del Consejo Directivo de la Universidad del Desarrollo (plantel ligado también a la UDI) y enun esfuerzo sobrehumano aceptó ser director de la sociedad anónima SQM controlada por el inefable ex yerno de Augusto Pinochet, Julio Ponce Lerou. Al destaparse el escándalo del financiamiento ilegal de la política, Búchi (igual que los demás directores) de la empresa, se lavaron las manos e hicieron caer toda la responsabilidad del delito en el gerente, Patricio Contesse, quién “habría” (¡) actuado por cuenta propia a espaldas del directorio. Esta sola actuación del ingeniero multipropósito, sirve para demostrar lo complicado que es encauzar a los delincuentes de cuello y corbata.

Tras años de silencio, en que trabajó por el progreso de Chile acumulando funciones directivas en una docena de empresas (a las señaladas agregó al grupo Falabella)  y percibiendo honorarios mensuales por mucho más $100 millones por asistir a una o dos reuniones mensuales, en 2016 declaró que el país se había transformado en un territorio “incierto y hostil para vivir”, sin certezas ni seguridad jurídica y por tanto decidió emigrar a Suiza.

Sin embargo, en 2021 la Fiscalía Nacional Económica inició la instrucción de un procedimiento sancionatorio en su contra por infracción a la normativa vigente que prohíbe el “interlocking horizontal”, es decir la participación simultánea de un mismo director o ejecutivo relevante en dos o más empresas competidoras entre sí. DE acuerdo a lo señalado por la prensa, Hernán Büchi (con pleno conocimiento de causa) había sido director, al mismo tiempo, del Banco de Chile (grupo Luksic), del Consorcio Financiero y del Banco Falabella. Empresas que teóricamente compiten entre sí en productos y servicios bancarios, servicios de intermediación de valores y otros que implicaban corretaje de bolsa, emisión de seguros de vida y de desgravamen e intermediación de seguros.

El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, con fecha 4 de noviembre aprobó una conciliación entre los infractores y la fiscalía acusadora, obligándose Buchi al pago de una escuálida multa y Falabella a pagar 1,2 millones de dólares a beneficio fiscal, comprometiéndose a no reincidir en este tipo de conductas.

Los hechos demuestran la debilidad de la normativa legal relativa al resguardo de la libre competencia (en otros países estos delitos se sancionan con cárcel) lo que permite que lo hechores terminen saliendo libres de polvo y paja.

Lo anterior, es una síntesis de la biografía de este “hombre público” que privatizó las empresas públicas chilenas, que se crió al alero del sector público, que incumplió las funciones mínimas que le correspondían como director de SQM y que, a pesar de su acendrado compromiso con el neoliberalismo no tuvo dudas al momento de sobrepasar las reglas más elementales de libre competencia.

Como alguien comentaba, tampoco jamás ha emitido un solo juicio condenando los atropellos a los derechos humanos cometidos durante la dictadura de la que formó parte. En buenas cuentas, es un buen modelo para algunos “el ciudadano Büchi”.        

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1 Comentario en El “caso Büchi”

  1. Es decir, al ciudadano Büchi, la mejor calificación que podríamos darle es la de “un ser mentecato y despreciable”.

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