«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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El costo del progreso

María Gabriela Saldías Peñafiel

Ingeniero Agrónomo- Paisajista. Investigadora y docente, Escuela Arquitectura del Paisaje, Universidad Central de Chile.

Disponer de un buen medio de transporte público es una necesidad de primera prioridad, y así lo han entendido las autoridades que han impulsado la creación de nuevas líneas de metro y una buena cantidad de estaciones accesibles para muchas personas, logrando con ello distancias y tiempos razonables para llegar a destino.  Los beneficiados con estas obras se alegran y agradecen ese tiempo extra que pueden destinar a otras actividades de su interés, o simplemente llegar en un plazo de tiempo menor a sus casas a descansar y compartir con sus familias.

Al detenernos a observar cómo se están llevando a cabo estas transformaciones  urbanas nos encontramos con casos que no dejan indiferente. Como ejemplos de análisis se presentan las estaciones Plaza Egaña punto de combinación de líneas 3 y 4 y Parque Almagro en Línea 3.

La primera estación mencionada fue construida en una plaza provista de vegetación de tipo arbóreo, arbustivo y césped. Si bien tenía un porcentaje importante de pavimento, al menos un 50 a 60% de su superficie era verde. La situación actual es deprimente, prácticamente toda la superficie es de pavimento y las escasas especies vegetales existentes están en una etapa de crecimiento muy inicial o simplemente las condiciones para el crecimiento vegetal han sido desfavorables; ya sea por una escasa profundidad de suelos que limitan el desarrollo radicular, una inadecuada selección vegetal y/o un manejo deficiente.

El segundo caso de análisis es estación Parque Almagro. Como es habitual en este tipo de obras durante el período de construcción fue cercada una amplia superficie no permitiendo el paso a las personas y el uso del espacio. Una vez finalizadas las obras y hacerlo accesible quedaron en evidencia los daños a la vegetación. Sin embargo, ha sido con el paso del tiempo que se ha visto el deterioro de los árboles. Lo cierto es que claramente el paisaje del antes y después de la construcción de dicha estación están a la vista. Lo que se aprecia hoy día es un paisaje mucho más árido, con menos sombra, en que se percibe una mayor temperatura y menor interés estético. El esfuerzo de los encargados de la mantención se han centrado en recuperar el césped, aplicando riegos en horas inadecuados (de la tarde con altas temperaturas) en plena crisis hídrica.

Hipótesis frente a estos cambios hay varias y lo más probable es que sea una sumatoria de factores los que han influido. Por una parte las intervenciones en el suelo y subsuelo por las obras de construcción podrían ser causantes de daños a nivel radicular de las especies vegetales arbóreas, lo que asociado a un incremento en suelos impermeables y manejo deficiente incrementarían las situaciones de estrés y consecuente muerte o deterioro. Sin dejar fuera por supuesto los efectos del cambio climático. En definitiva, se aprecia una disminución en la dotación de árboles y algunos se aprecian en franco deterioro como es el caso de varias araucarias que en forma paulatina han incrementado la sequedad de ramas y hojas.

¿Estamos obligados a perder por una parte para ganar por otra?. Hay ejemplos que muestran que esta respuesta podría ser negativa.

Con una buena planificación y cuidados de la vegetación, especialmente arbórea, se podrían aminorar los daños que provocan estás acciones que por cierto causan progreso y sobre todo bienestar a las personas en las grandes ciudades. Abalan este planteamiento casos que muestran que es factible conciliar remodelación urbana con conservación de la flora.

A modo de ejemplo se presenta la remodelación que se realizó hace 20 años (2002) en la plaza Perú, comuna de Las Condes. Si bien la intervención involucró el subsuelo para la construcción de tres niveles de estacionamientos, se cuidaron los árboles existentes y se introdujeron otros de gran porte obtenidos de donaciones para tratar de aminorar la perdida provocada por la intervención. Hoy día es posible disfrutar de la grata sombra proyectada por la frondosidad de las copas arbóreas.

En resumen, es posible y necesario conciliar el progreso con el cuidado de la naturaleza. Naturaleza que a nivel urbano está representada por flora urbana existente en pequeños parches verdes que se expresan en plazas, parques, rotondas y otras zonas que hacen la vida más grata y nos proveen de un paisaje diverso y atractivo.

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