«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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El tiempo de las explicaciones ridículas

En lo tiempos pre – dictadura, era habitual que los estudiantes universitarios acudieran a las bibliotecas a leer, en La Nación y El Mercurio, las actas casi íntegras de las sesiones de la Cámara de Diputados y del Senado. Las intervenciones de Eduardo Cruz-Coke, Ángel Faivovich, Radomiro Tomic, Eduardo Frei, Salvador Allende, entre otros, eran verdaderas lecciones de Derecho, de Economía, de Política, que enriquecían la formación ciudadana. Hoy, bien podríamos alegrarnos por el simple hecho de que no se publican.

Desencuentros entre Gobierno y Oposición, ha habido siempre. Son propios de la vida democrática. Pero el problema, en nuestros tiempos, es otro. No se trata de que no seamos capaces de ponernos de acuerdo sino de que no podamos ponernos de acuerdo ni siquiera sobre qué estamos discutiendo. El “caso Cubillos” o, para despersonalizarlo, el “caso Universidad San Sebastián”, constituye uno de los grandes escándalos de nuestro tiempo. Hay otros tanto o más significativos desde el punto de vista monetario o legal, pero ninguno que afecte tan profundamente a instituciones tan señeras como las universidades, casas de estudio consideradas por la ciudadanía como instituciones sin par en el marco de  la vida en sociedad.

El punto de partida del escándalo, es la filtración del dato de que una dirigente política es financiada, secretamente, con una remuneración inusitada (17 millones de pesos por media jornada) que se le paga mes a mes, aunque ella no haga las clases y envíe a un “medio pollo” en su remplazo. Destapado el escándalo, la profesora da su primera explicación: la USS es privada y, como tal, puede pactar libremente las remuneraciones que estime convenientes. Acto seguido, reconoce, sin vergüenza, que era un muy buen sueldo. Y agrega: Yo, por mi parte, cumplí plenamente las obligaciones que me imponía el contrato. Pero, y aquí es dónde Cubillos patina, no especifica cuáles eran tales obligaciones.

Hugo Lavados, rector de la USS, intenta ampliar la explicación, señalando que todo es correcto, que él no sabía del caso, que a veces se contratan docentes en condiciones excepcionales por su curriculum, trayectoria académica, publicaciones, pues ello da prestigio a la universidad y atrae más alumnos. Ahora, es el Rector quién patina. ¿Cuáles son los antecedentes tan excepcionales que justifican esa remuneración? La cuestionada docente no tiene mayores grados académicos, no registra experiencia alguna, sus publicaciones son calificadas como “panfletos políticos” por sus propios pares universitarios y carecen absolutamente de indexación. Lavados, en vez de explicar, calla.

Pero, aunque se aceptara el “criterio Lavados”, es legítimo preguntarse: ¿Cuáles son las otras estrellas de la ciencia o la investigación contratadas por la USS, con remuneraciones top de nivel mundial?

Ahora, las justificaciones del Rector se enredan, cuándo se hace público que el plantel que él dirige ha contratado a más de 30 “docentes” egresados del gobierno de Sebastián Piñera, incluso sin carga académica concreta. ¿O este reclutamiento fue también a sus espaldas y sin concurso público?

Una decena de decanos de la USS (designados, no electos), ha hecho pública una declaración ante los cuestionamientos que hoy se le hacen. Se refieren en ella a la labor histórica y actual del plantel, tema que, por el momento, no está en debate. Es decir, explican lo que no corresponde, pero omiten lo que corresponde: ¿Conocían ellos los hechos cuestionados? ¿La USS contrata docentes “super-calificados”, por sobre todas las normas internas, sin que los decanos lo sepan? Y si lo sabían ¿lo cuestionaron o lo aceptaron? Su aclaración nada explica.

Cubillos, herida en el ala, pierde el control y, ante las peticiones de “aclaración” hechas por el presidente de la UDI, protesta: “Si al presidente de la UDI le preocupan los altos sueldos en una universidad privada, que parta por preguntar a la USS y a todas las universidades privadas por los sueldos de los militantes de la UDI”. La ira, como siempre se ha dicho, es una mala consejera. Al dirigente UDI, no le preocupan los altos sueldos de un plantel privado, sino que está pidiendo una explicación del alto sueldo de Cubillos sin que haya una contraprestación de por medio que lo justifique. Por lo demás, ni una sola de las múltiples explicaciones se ha referido al deterioro o daño que en el cuerpo académico produce la injusta y desequilibrada retribución, sin justificación alguna, en beneficio de unos y perjuicio de otros.

Cubillos incurre en un craso error (al igual que el dogmático libertario Axel Kaiser) al considerar a la Universidad como si fuera una empresa competitiva con fines de lucro. Por su propia naturaleza, una entidad de educación superior como ella, no puede acceder al mercado ofreciendo rebajas de precios (aranceles) para captar más clientes (alumnos) asegurando niveles de aprobación mínimos para sostenerse. ¿O acaso se desconocen los casos en que a los docentes se les exige aprobar un mínimo de alumnos para asegurar la cifra del nivel siguiente?

El “problema Cubillos” tiene muchas otras aristas y pretender insertar la cuestión en el dilema “libertad” o “Estado”, es una tontera que no resiste análisis alguno. ¿Dejaremos que el “mercado” reconozca y dé fe de la calidad y competencia de los médicos que se forman o definiremos un ente público que cumpla tal tarea? Entonces, vale la pregunta: ¿Para qué exigimos Eunacom a los médicos extranjeros?

El Mercurio, siguiendo sus hábitos periodísticos conocidos, después de publicar lo indispensable sobre el tema, de editorializar ambiguamente justificando lo injustificable, borró la información sobre el tema. El “caso Cubillos” ya no existe y, todos felices,

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1 Comentario en El tiempo de las explicaciones ridículas

  1. Realmente me parece algo increíble, que «El Caso Cubillos», presentado en este artículo del abogado René Fuentealba Prado, no se haya investigado, porque en este país donde los sueldos son tan limitados para el resto de la ciudadanía, ella reciba la cantidad de $17.000.000 de pesos por MEDIA JORNADA.
    Este artículo nos presenta lo grande y exacto que es poder leer este semanario conocido como LA VENTANA CIUDADANA, donde uno se informa sobre la triste realidad que está sucediendo en nuestro país.

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