«La soberanía popular no se debe transar… Nos llaman a validar la carta hecha por los «poderosos de turno». Ni los partidos ni los parlamentarios con sus expertos y adláteres del sistema Neoliberal, podrán imponernos, una vez más,  una constitución antidemocrática. Digamos NO.»

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

El tsunami republicano.

Todo análisis sobre el resultado de la reciente elección de Consejeros Constitucionales debe partir por un hecho indiscutible: Las fuerzas del rechazo en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022 obtuvieron el 61.66% de los votos y ahora la suma de los sufragios del Partido Republicano más Chile Vamos (UDI, Renovación Nacional, Evópoli) más el Partido de la Gente, llegó al 61.95%, es decir un resultado prácticamente similar.

También, para despejar la cancha, las eventuales aventuras presidenciales de Franco Parisi, Francisco Chahuán y Sebastián Piñera, se diluyeron como pompas de jabón. Parisi por el desastre del incomprensible Partido de la Gente; Chahuán por el mal resultado de su partido Renovación Nacional que él presidía; y Piñera por el fracaso de sus dos ex ministros Rodrigo Delgado y Jaime Ravinet, salvándose solo Gloria Hutt quien se ha mostrado como un nombre bastante autónomo y dialogante.

La elección, pese su naturaleza constituyente, devino, quiérase o no, en un plebiscito sobre la gestión del Gobierno de Boric. El oficialismo químicamente puro (Unidad por Chile) llegó al 28,57 % de las preferencias, a las cuales debieran agregarse los votos del PPD y del Partido Radical que fueron en el Pacto “Todos por Chile” pero que no le bastan para alcanzar las cifras de Boric en la primera vuelta.

El referido pacto de “Todos por Chile” (PDC, PPD y PR), que pudiera ser calificado como de una “centro-.izquierda concertacionista”, estuvo muy lejos de alcanzar los objetivos que se propuso. Con poco menos de un 9% de votos, no logró elegir ni un solo consejero constitucional. Sin definiciones claras, con carencia de liderazgos significativos, recurrió a viejos nombres de la política que obtuvieron escasa adhesión.

En ese cuadro, como lo resaltó el diario “El Mercurio”, “Republicanos y Chile Vamos consiguen los 2/3 (del Consejo Constitucional) y podrían cambiar, por sí solos, el texto de la Comisión Experta”. En efecto, el emergente Partido Republicano alcanzó 23 consejeros, duplicando a la derecha tradicional que solo logró 11 (6 UDI, 4 RN y 1 Evópoli).

En un análisis de la “nueva realidad”, nos encontramos ante un hecho que debe tenerse muy presente para hacer las deducciones necesarias. El mapa político global del país ha cambiado. El poder simbólico, comunicacional y electoral se ha radicado en este momento en torno al Partido Republicano pero la fuerza legislativa, con capacidad de negociar, resolver y decidir, sigue radicada en las sólidas bancadas parlamentarias de Chile Vamos, es decir la UDI, RN y Evópoli. Estamos, entonces, como país enfrentados a un desajuste no menor que puede tener consecuencias prácticas insospechadas para la gobernabilidad de un país que tiene claramente un gobierno de minoría.

Aunque la victoria fue del partido de derecha extrema, la clave para enfrentar el futuro inmediato la tiene el conglomerado que triunfó con Piñera y sostuvo a su gobierno. En efecto, la derecha tradicional se encuentra ante la alternativa de arriar sus banderas (y sus aspiraciones presidenciales) subsumiendo su identidad y su accionar político bajo el pabellón republicano, o, al  contrario, de reafirmarlos esperando que el tiempo diluya las inesperadas secuelas del vendaval del 7 de mayo que han afectado a la coalición terriblemente. A las pocas horas de conocerse el resultado, ya ha aflorado en público lo señalado: Mientras la senadora RN por la Región de Los Ríos María José Gatica Bertín ha expresado “me gustaría formar una sola coalición con Republicanos”, la consejera electa por la Región Metropolitana, en representación de Evópoli, Gloria Hutt no ha titubeado en hacer públicas sus aprensiones: “Me cuesta creer que más del 30% del país comparta la visión de Kast”.

Si se analiza lo sucedido, es fácil llegar a la conclusión de que el juego republicano en este tiempo consistió en dejar que los acuerdos políticos los negociara la derecha tradicional con el oficialismo para presentarse ellos como los duros que pasaban la cuenta a aquellos que negociaron. Sin embargo, ahora no les serán suficientes los eslóganes de la seguridad y de la migración ya que recaerá sobre sus espaldas la responsabilidad de que el proceso efectivamente tenga éxito o fracase.

En suma, se puede concluir; a) que la derecha tradicional no podrá subirse al carro de los vencedores sin correr el riesgo de ser arrollada por la fuerza de estos; b) que la centro izquierda histórica más concertacionista deberá transitar por un arduo pedregal si aspira a reconstruirse y a constituirse en un referente obligado de los sectores que aspiran a reformas moderadas pero eficaces; c) que las coaliciones de izquierda gobernantes necesitan aprender que, mientras más se radicalizan sus posturas mayor es la posibilidad de que opere la ley del péndulo y el tiempo retroceda implacablemente.

Las cartas están echadas y así tendremos que jugar.  

Recuerda que puedes seguirnos en facebook:

Déjanos tu comentario:

Su dirección de correo electrónico no será publicado.

*

Sé el primero en comentar

sertikex-servicios-informáticos www.serviciosinformaticos.cl