
Ideas centrales del marxismo (Parte II)
Desde México.
En la primera parte expusimos los aspectos del marxismo enfatizando el materialismo histórico y la educación capitalista. Ahora es momento de continuar con los aspectos de esta corriente ideológica (específicamente los del estructural-funcionalismo).
La escuela marxista distingue dos elementos íntimamente ligados: una infraestructura y una superestructura. La primera determina los fenómenos sociales y en la segunda respalda que la base social radica en los fenómenos económicos, dentro de los cuales están las relaciones de trabajo entre los hombres o formas de producción. Anda Gutiérrez menciona que los fenómenos que pertenecen a la superestructura son el Estado, el Derecho, la religión, la filosofía, las manifestaciones culturales o las ideológicas (Introducción a las Ciencias Sociales, 2002). En la idea marxista, la infraestructura determina la superestructura y es una consecuencia de la primera y por tanto, cuando una cambia la otra también.
Como se ha comentado, la historia del hombre es el antecedente de la lucha de clases. Por ser una escuela técnica y práctica a la vez reflexiona que la solución del problema está en la desaparición de la diferencia de clases y como meta filosófica agrega que solo habrá justicia social cuando exista una sociedad sin clases. Henri Lefebvre, en Marxismo y Sociología (2013), precisa que el marxismo desarrolla una teoría del valor bastante abstracta con aspecto de gran interés humano: considera que en el sistema de producción industrializado, llamado capitalismo, hasta el hombre llega a ser una mercancía.
Para estudiar el Estado, la escuela marxista recurre a la historia y afirma que este fenómeno viene de la antigüedad clásica. Esta escuela asocia el tipo de estado al tipo de sistema económico y por eso habla de sistema esclavista, de estado feudal, de estado burgués. Carlos Javier Blanco reflexiona, como solución humana, es indispensable la existencia del Estado y sustenta que el socialismo debe sostener al Estado, pero no como el fin de la opresión o beneficio propio, sino para dirigir la socialización o sociedad sin clases (Marxismo y poder, 2008).
El marxismo respalda que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en justificación principalmente dos: a) El proletariado: definido como los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción, a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad y, b) La burguesía: los que poseen medios de producción y emplean al proletariado. Se critica que el obrero se haya convertido en una mercancía y que el proletariado no sea dueño ni siquiera de su trabajo, porque ha debido arrendarlo por el tiempo y por el precio fijado por el empresario (Anda Gutiérrez, 2002).
Marx menciona la plusvalía como el mayor valor que le saca un empresario a un producto gracias a un trabajo hecho gratuitamente y es un vicio representativo del sistema capitalista, la raíz del cual está en la propiedad privada y en los medios de producción (Henri Lefebvre, 2013).
Ricardo Yocelevzky también dice que el valor de un bien está dado por el trabajo socialmente necesario (La explicación sociológica en Marx, 2001). Según el marxismo, las mercancías poseen valor porque contienen trabajo incorporado en ellas y formado por tres elementos: el capital constante, el capital variable y la plusvalía. El marxismo expone que la mercancía es parte fundamental de la generación de riqueza de cualquier país y su bienestar social.
Por último, la acumulación de capital explicada por Marx se genera a través de la plusvalía que se destina a las inversiones; una parte de ella se dirige al consumo y otra parte a la inversión en el capital constante y variable; esta es acumulada en un nuevo ciclo productivo y así sucesivamente. Constituye una transformación de la plusvalía en capital donde el imperialismo marca la madurez del proceso de acumulación capitalista.
Fuente de figura:
https://blog.elinsignia.com/2017/11/06/quien-fue-karl-marx/
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