«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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La muerte. ¿Es un tema tabú en la literatura infantil y juvenil?

Paola Tapia López

Profesora Educación General Básica Mención lenguaje. Máster en Investigación de la didáctica de la lengua y la literatura. Doctora en Investigación de la didáctica de la lengua y la literatura.

Nana Vieja y su nieta han vivido juntas durante mucho tiempo y comparten todo, incluyendo los trabajos de la casa. Una mañana, Nana Vieja no se puede levantar a tomar el desayuno como de costumbre. Con calma va poniendo sus cosas en orden. Finalmente, lleva a su nieta a dar un último y largo paseo para explorar las cosas maravillosas que las rodean.

Mediante una fábula con animales, se cuenta la experiencia de una abuela y una nieta en sus últimos días juntas. Habla de afrontar la muerte con valor y responsabilidad, dejando como huella en el mundo una transmisión de conocimientos y actitudes a los demás.

Es una lectura emocionalmente dura que beneficia en primer lugar a los padres pero que, cuando surja la inquietud en el niño o cuando creamos conveniente anticipar un proceso de duelo (el proceso que se elabora cuando se pierde a un ser querido) por tener a algún familiar enfermo, podemos dejarle a su alcance. Aunque el tema sea tan triste, la forma de expresarlo sin eufemismos ni tapujos, pero con una actitud vital, parece una apuesta por tratar a los niños con el respeto de que son seres que necesitan entender el mundo para vivir en él.

Una última referencia a las características del cuento es que las imágenes complementan perfectamente el texto, ya que es la característica fiel de un libro álbum y que en este no aparece ni una sola vez la palabra muerte.

Nana Vieja es un cuento para darle la oportunidad de que experimente en su imaginación una idea terrible pero real e inevitable como es la muerte, aunque no es necesario hablar de ella para que aparezca. La muerte es uno de los temas tabú que quedan en nuestra cultura. Parece que en la era de los adelantos tecnológicos y la sociedad del bienestar, las alusiones a la muerte no tienen cabida.

En mi opinión, educar a los niños que afronten los problemas y las dificultades desde la consciencia, es un privilegio que les regalaremos para toda su vida. Leyendo estudios sobre la presencia de la muerte en la historia de la literatura infantil y juvenil (LIJ), podemos resumir que ha sido un tema latente en los relatos tradicionales y cuentos de hadas que todos los niños escuchaban en boca de los mayores; se convirtió en un tema vetado y censurado a los niños en los inicios del siglo XX y fue a partir de los años setenta y en los inicios de los años ochenta, cuando vuelve a retomarse con la corriente del realismo crítico, protagonizando este tema en numerosos cuentos, poemas y novelas para niños y adolescentes.

No podemos negar que nos cuesta aceptar la muerte y en ocasiones se hace de ella un tema excluido o cuanto menos, se le da un buen rodeo cuando es la voz de un niño quien pregunta. No es sencillo, pero los niños también se hacen preguntas y a veces viven de manera cercana la pérdida de un ser querido. Ellos necesitan escuchar sugerencias que de manera simbólica seguramente les permitan avanzar hacia la madurez sin traumas insalvables y puedan aceptar el tránsito del tiempo, la pérdida, la ausencia y el recuerdo.

Es notorio que a la muerte se le teme por todo lo que hay de desconocido en ella. Se le teme porque con ella nos ausentamos de todo lo que hemos aprendido a amar, de la naturaleza, del pensamiento y hasta del amor mismo.

Bruno Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, comentaba que los profundos conflictos internos deben estar presentes en la literatura infantil porque es un modo de superarlos. Él utilizó muchos de estos cuentos como terapia para niños que habían vivido en campos de concentración nazis. Los cuentos tradicionales se toman muy en serio las angustias existenciales y hacen hincapié en la necesidad de ser amado, el temor al desprecio, el amor a la vida y el miedo a la muerte.

Para los amantes de la literatura, esta nos ha salvado de muchos naufragios. Y sabemos del poder conmovedor y transformador que tiene la literatura. Las historias dan la oportunidad al lector de salir de la realidad cotidiana para entenderla mejor, hacer y calibrar consecuencias en un plano imaginario. Este descubrimiento es una liberación que nos ayuda a todos, mayores y pequeños, a crecer.

Las metáforas visuales o literarias son recurrentes para los autores e ilustradores que nos acercan a sentimientos muy intensos, a veces difíciles de aceptar. Ocultar estas vivencias con el fin de sobreproteger a los niños no es una buena decisión. La lectura nos ofrece un poder vital para entender o enfrentarnos a las adversidades y será para nosotros un vehículo estupendo para hablar a través de ella de temas complicados como la muerte. No es fácil aceptar la finitud de la vida en nuestra sociedad, aunque haya muchas opciones religiosas, culturales o ético filosóficas que puedan aportar consuelo con interpretaciones de tránsitos, reencarnaciones o finales de punto y final.

Lo que es indudable y evidente, es que la muerte es un hecho natural que acontece en todos los seres vivos. A pesar de la irremediable ausencia, es el recuerdo del ausente lo que le hace vivo en nosotros.

Actualmente en la LIJ el tema de la muerte, se aborda desde diferentes tonos: desde la reflexión, la nostalgia, la rabia, la ausencia, las costumbres o el desenfado; y también la muerte con diferentes protagonistas: la muerte de una mascota, de los abuelos, de otros familiares o bien el sentimiento del duelo o del paso del tiempo.

Desde que comenzó la pandemia del coronavirus la conversación sobre la muerte ha estado más presente en los niños, ya que muchos perdieron repentinamente a abuelos, padres y otros seres queridos. La situación reflota la antigua inquietud acerca de cómo abordar este asunto con los más pequeños de la casa simplemente con palabras sencillas y simples. Se debe decir la verdad con claridad y de manera breve. Asimismo, es importante ajustarse a la edad del niño, para usar el lenguaje adecuado. Leer libros con los menores, ya que hay muchos relatos que sirven de ayuda para explicar el ciclo vital, que la muerte es algo natural y para entender cómo se sienten las personas que han perdido a un ser querido.

Actualmente las nuevas tendencias en LIJ han promovido cambios en el formato y formas, en las perspectivas tradicionales de la literatura y en los límites de lo que tradicionalmente se ha concebido como adecuado para los lectores en formación. Estos cambios definen una literatura “radical” (Dresang, “Radical Change Theory…” 41-54) que incorpora el tratamiento de temas cada vez más complejos; ejemplo de esta situación son los libros álbum que han surgido en las últimas décadas cuyas denominaciones son múltiples: libros posmodernos, escatológicos, desafiantes, perturbadores y crossover. En estas obras, las temáticas dan el protagonismo a niños y jóvenes que se enfrentan a situaciones y circunstancias altamente desafiantes y muchas veces, políticamente incorrectas. Este es el caso, entre otros, de la muerte.

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