«El afán de riquezas es una gravísima enfermedad, capaz de corromper no solo el ánimo humano, sino también la sociedad y la vida civil».  Anónimo.

 

 

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LA NUEVA CONSTITUCIÓN

Miguel Ángel San Martín

Periodista. Especial para La Ventana Ciudadana, desde Madrid, España.

Especial para La Ventana Ciudadana
Desde Madrid, 12.3.2021

En el proceso electoral del próximo 11 de abril, además de elegir a alcaldes y concejales de nuestro país, tendremos una tarea más que importante: elegir a quienes nos van a representar para elaborar una nueva Constitución para Chile.

Resulta fácil decirlo, pero debemos tomarle el peso a nuestra decisión, porque debemos elaborar entre todos un marco jurídico regulatorio de nuestra convivencia social, política, cultural y económica, –¡ojalá!- para los próximos cincuenta años.

La responsabilidad que tenemos por delante, en consecuencia, es enorme, es muy seria y es, a la vez, muy ilusionante. Y si a nosotros nos ilusiona y nos abre la visión a un futuro mejor, más adecuado a los tiempos que vivimos , imagínense cómo se sentirán aquellos que aspiran a representarnos y que debemos elegir mediante el voto.

Hay un verdadero ejército de voluntarios que pretenden convertirse en “constituyentes”. Muchas y muchos son jóvenes, otros tantos son independientes, pero también los hay que militan legítimamente en partidos políticos muy definidos. Para todos debe ir nuestro respeto y admiración.

El respeto, porque se atreven a encarnar a través de su palabra y conocimientos, el pensamiento e iniciativas que depositen en ellos o en ellas el voto ciudadano.  Y la admiración, porque se atreven a enfrentar los requerimientos de un pueblo cansado de abusos, inequidades, injusticias y corrupciones. Todos esos vicios que se han ido acumulando durante demasiado tiempo, en el marco de un sistema ya caduco que se presta para tales abusos.

Hombres y mujeres jóvenes en ideas, en conocimientos actuales, en voluntades dinámicas de modernización, han puesto sus nombres en las enormes papeletas que la democracia nos ofrece para elegir.  Son los que creen que pueden convertirse en depositarios de la confianza popular, los que piensan en ser los portadores adecuados de las diferentes corrientes del pensamiento que priorizan los diversos anhelos de un pueblo en acción.  Son quienes van a tener la responsabilidad de abrir los surcos de futuro donde se siembren las semillas de la igualdad y del progreso.

En definitiva, los que resulten elegidos serán los que deban concretar las ideas que fueron abrumadoramente apoyadas en el plebiscito del 25 de octubre pasado, un referéndum ciudadano que culminó muchos años de lucha popular y que se visibilizó con un estallido social surgido también en octubre, pero un año antes.

El 11 de abril tenemos, entonces, una cita con la Historia. Con la nueva Historia que vamos a escribir entre todos. Por lo mismo, es nuestra obligación moral y ciudadana la de acudir a las urnas. Debemos responder a ese entusiasmo despertado en tantos candidatos y candidatas que, en forma igualitaria en género, sientan un precedente que asombra al mundo.

Por lo tanto, debemos llenar las urnas con papeletas democráticas. Con tal responsabilidad, avanzaremos hacia la conquista de un futuro mejor, lleno de renovadas esperanzas. Entonces transitaremos por caminos certeros, férreos, limpios de injusticias, de corrupciones y de inequidades.

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