
LA PRÁCTICA HACE AL MAESTRO (Parte I)
Para dar comienzo a este artículo es necesario conocer la definición de los conceptos de docencia y práctica. La docencia se entiende como la acción de enseñar y formar. “La docencia suele identificarse (en su sentido más tradicional) con un proceso de transmisión de información, haciendo recaer toda la responsabilidad del proceso en el docente y en su saber, y relegando el papel del estudiante a ser un receptor pasivo de la información transmitida” (Gaitán, Jaramillo, 2003, p.18). Por otro lado, la práctica es la ejecución de acciones de acuerdo a ciertos conocimientos. En el caso de la práctica docente, los maestros son quienes ejercen la docencia como rol principal y ponen en práctica sus conocimientos durante su estadía en una institución educativa. Tras haber cursado varios semestres de una carrera profesional, los alumnos deben realizar la práctica docente, en la cual deben aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de su vida académica y desempeñar el rol de docentes dentro de una comunidad educativa. Se debe destacar que actualmente, la docencia tiene un sentido mucho más amplio y no se enfoca solamente en la transmisión de conocimientos de maestros a alumnos, como si los estudiantes fueran jarrones vacíos y los profesores estuvieran encargados únicamente de llenarlos con conocimiento. Ahora, los profesores son vistos también como mediadores y facilitadores en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes y los alumnos tienen un rol más activo en estos procesos, siendo así también los responsables de su desarrollo académico. En este sentido, la práctica docente representa un desafío tremendo para los profesores en formación, ya que no solo se espera que transmitan sus conocimientos a sus estudiantes, sino también que se garantice que sus estudiantes aprendan efectiva y significativamente.
El desafío más grande se encuentra a la hora de preparar la primera clase. Como estudiantes en práctica, es difícil planear clase para sus primeros estudiantes ya que no se los conoce, no se está seguro de sus conocimientos y básicamente se debe crear todo en base a una clase imaginaria, ya que todo está basado en suposiciones; se supone que este grupo de estudiantes tienen el nivel esperado, se supone que sean capaces de dejar al docente dictar su clase sin ninguna clase de interrupción a causa de la indisciplina, se supone que los estudiantes entiendan al profesor fácilmente, se supone que el profesor se haga entender y se espera que el profesor se adapte a su futura profesión.
Otro punto difícil para un profesor novato es planear su primera clase y anhelar que todo salga como lo planeó, llegar a la sala el siguiente día y encontrarse con la sorpresa de que su plan no funcionara, de que sus alumnos no han alcanzado el nivel esperado según el grado en el que están, que los estudiantes no entienden las actividades o que sí entienden pero el profesor es incapaz de llevar a cabo su clase debido a que tiene dificultades manejando el grupo, especialmente cuando tratamos con niños de básica a los cuales se les debe mantener atentos y motivados cada minuto de la clase.
El reto es grande cuando hablamos de mantener activa una clase de más de 30 estudiantes de diferentes habilidades, niveles de conocimiento y personalidades. Desde mi experiencia personal, la primera clase fue un caos. Tenía planeada la clase y los temas a desarrollar, tenía los materiales preparados para llevar a cabo lo planeado. Entré a la sala de clases y miré a niños corriendo y saltando por toda la sala. Me tomó bastante tiempo hacer que los alumnos vuelvan a sus asientos hasta que un colega llegó al rescate.
El director me acompañó la primera clase. Pude presentarme y conocer el nombre de cada uno de mis alumnos. Al comenzar la clase me di cuenta que los estudiantes tenían conocimientos muy vagos sobre el contenido a enseñar. No pude llevar a cabo mi lección y tuve que planear algo más. Se podría decir que comenzamos desde cero.
En las siguientes clases estuve sola con mis alumnos y fue otro reto más. Siempre me era difícil dictar mi clase, clarificar dudas, responder preguntas y controlar la disciplina al mismo tiempo durante dos horas seguidas. Me frustraba y estresaba absolutamente todo. Tuve estudiantes bastante indisciplinados, estudiantes rebeldes, estudiantes muy aplicados, estudiantes introvertidos, extrovertidos, etc. y me costó bastante trabajo llegar al corazón de todos mis alumnos. Tuve que cambiar mis planes, desarrollar nuevas estrategias y métodos de enseñanza que se acomoden a las necesidades de mis alumnos y al final pude cumplir mis objetivos, lentamente pero satisfactoriamente.
Finalmente, los métodos de enseñanza tradicionales aplicados por los profesores de la institución donde trabajé fue otro obstáculo para mí. Los profesores tenían una mentalidad ‘chapada a la antigua’, y tenían la creencia de que la letra con sangre entra. En mis primeras clases, los profesores que me acompañaban gritaban a los alumnos y no permitían que hablaran libremente. En cierto modo, era de admirar sus habilidades en cuanto al manejo de grupo, pero me era bastante difícil aceptar sus comentarios y consejos. “Si no le hacen caso, golpee el pupitre con la regla para que la escuchen”; “dígales que mantengan la boca cerrada”; “los que hablen deben salir fuera de la sala”; “los que se rían tienen puntos menos”. Luego tuve la oportunidad de llevar mis clases sin acompañamiento y pude enseñar lo que me parecía conveniente, y de la forma que yo quería, la cual era bastante diferente a la de los demás profesores de la institución.
Las prácticas de aula, son todas las intervenciones educativas que facilitan el desarrollo de actividades de aprendizaje, en las que se logren con eficiencia los objetivos formativos planeados, al igual que otros aprendizajes de alto valor educativo. Aunque no todas las buenas prácticas tendrán la misma potencialidad educativa, todas ellas supondrán un buen hacer didáctico y pedagógico.
En las prácticas de aula la intervención docente se da, partir de una explicitación de los objetivos y la metodología, mediante el desarrollo flexible de la intervención educativa con los estudiantes, adecuando la estrategia didáctica a las circunstancias coyunturales y a los sucesos que se produzcan.
Las interacciones en el aula pueden ser:
• Interacciones lineales: exposición del profesor
• Interacciones poligonales o en red: trabajo en grupos, discusiones entre todos en clase.
• Momento post-activo. Después de la intervención docente, el profesor llevará a cabo una reflexión del proceso realizado, analizando los resultados obtenidos y los posibles cambios a realizar para mejorar la intervención educativa en próximas ocasiones.
Existen variadas concepciones sobre los procesos de aprendizaje, y al momento de ejecutar las prácticas de aula, hay que tener en cuenta fundamentos, tales como:
– La perspectiva conductivista: Formulada por B.F. Skiner hacia mediados del siglo XX, expresa condicionamiento mediante el refuerzo, se intenta explicar el aprendizaje a partir de leyes y mecanismos comunes para todos, como leyes propuestas están: condicionamiento operante, ensayo y error con refuerzos y repetición, asociacionismo, enseñanza programada.
– Teoría del procesamiento de la información: Presenta una explicación sobre los procesos internos que se producen durante el aprendizaje, sus propuestas están basadas en: captación y filtro, almacenamiento momentáneo, organización y almacenamiento definitivo.
– Aprendizaje por descubrimiento: Es desarrollada por J. Bruner, atribuye una gran importancia a la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad; como propuestas se sugieren: experimentación directa, aprendizaje por penetración comprensiva, utilización de pensamiento divergente, revisión y ampliación de conocimientos adquiridos.
– Aprendizaje significativo: D. Ausubel y J. Novak, postulan que el aprendizaje debe ser significativo no memorístico, propone significatividad lógica para el aprendizaje, relación de nuevos conocimientos con los saberes previos, memorización comprensiva, funcionalidad de los aprendizajes de tal forma, que tengan interés que sean útiles.
– Enfoque cognitivo: Gagné, procesamiento de la información y aprendizaje significativo, propone un aprendizaje como proceso activo, la intervención de condiciones internas que intervienen como la motivación, captación y comprensión de la realidad, unido a condiciones externas como los actos didácticos que procuran un aprendizaje significativo.
– Constructivismo: J. Piaget, determina las principales fases en el desarrollo cognitivo de los niños, elaboró un modelo explicativo del desarrollo de la inteligencia y del aprendizaje, propone los estadios del desarrollo cognitivo, la construcción del propio conocimiento mediante la interacción, reconstrucción de los esquemas de conocimiento a partir del equilibrio, desequilibrio y reequilibrio y considera que el aprendizaje es una interpretación personal del mundo.
– Socio-constructivismo: Vigotski, considera los aprendizajes como los procesos de construcción de nuevos conocimientos a partir de saberes previos, establece la importancia de la interacción social, la incidencia del desarrollo próximo, la importancia del aprendizaje colaborativo y situado y el aula como un campo de interacción de ideas, representaciones y valores. No existe un modelo perfecto que resuelva todos las inquietudes educativas, y que lleve al docente a mejorar las prácticas de aula, pues la existencia de un modelo único por muy atractivo que parezca, no satisface todas los requerimientos educativos, no existe un modelo capaz de hacer frente a todos los tipos y estilos de enseñanza y aprendizaje, así que se hace necesario, entender los diferentes modelos como la base de un prontuario, de enfoques alternativos, con los que se pueda interactuar adaptándolos y combinándolos para brindar una buena calidad en la practicas de aula.
Además de lo descrito anteriormente, cabe resaltar que a través del aula se pueden modificar las prácticas pedagógicas empleadas por el docente, en la medida que se hace consciente su función y papel dentro de este nuevo proceso de educación, formando estudiantes, con un sentido crítico. Giroux. (2001 p. 21).
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