
Las turbinas eólicas y sus impactos sobre la fauna.
En general, en todas las fuentes de información, artículos y referencias, estamos acostumbrados a leer comentarios o juicios como este: “La energía eólica es considerada como la fuente de energía eléctrica más limpia dentro de las energías renovables. […] En comparación con otros medios de transformación energética, la energía eólica genera una cantidad mínima de gases de efecto invernadero, con valores alrededor de 25 g de CO2 equivalente por kWh y requiere un consumo de únicamente 1 kg de agua por kWh (Evans et al. 2009)”. [1]
Lo que típicamente jamás se menciona es la cantidad de CO2 que se emite a la atmósfera por la quema de combustibles de origen fósil (carbón, petróleo y gas), necesarios e indispensables (también ineludibles) para los procesos metalúrgicos y mecánicos de transformación de las materias primas requeridos para la fabricación de cada uno de los componentes de las turbinas eólicas, y luego durante su transporte y montaje en los sitios de generación.
A pesar de los -supuestos beneficios ambientales-, se sabe que la operación de grupos de generadores eólicos provoca efectos negativos sobre la fauna silvestre, principalmente en especies como las aves y los murciélagos (Grunkorn et al. 2017, Lemaître et al. 2017). La razón de ello es que su instalación se efectúa en zonas de áreas abiertas con vientos de velocidades relativamente altas y constantes. Dichas áreas corresponden generalmente a mesetas o llanuras y zonas costeras o cercanas a la costa, las cuales albergan para las aves, hábitats importantes para la reproducción y migración, como los humedales lacustres y costeros (Drewitt y Langston 2006).
Los principales impactos negativos incluyen la mortalidad por colisión, desplazamiento de ejemplares por modificación del hábitat, efecto barrera y pérdida de hábitat. La mortalidad por colisión puede suceder no solamente por la colisión contra las aspas de los rotores, sino también contra “nacelles” y torres y líneas de transmisión en alta tensión.
El desplazamiento de especies puede ocurrir tanto en las etapas de construcción como en la etapa operativa y es causado por la sola presencia de los aerogeneradores, a través de impactos visuales, generación de ruido y vibraciones, o como resultado del tránsito de vehículos o personal de mantenimiento en el área del proyecto.
Otra forma de desplazamiento de las especies es el “efecto barrera”, que ocurre cuando las aves modifican sus rutas migratorias o de vuelo local a sitios de alimentación con el fin de evitar las turbinas dispuestas en un área.
Por otra parte, la pérdida de hábitat resulta de la remoción de vegetación en las áreas de cimentación de las turbinas y la construcción de caminos de acceso y líneas de transmisión. La superficie del hábitat que se pierde depende del tamaño del grupo de turbinas; en general va del 2 al 5% del total del área del proyecto. Este porcentaje puede parecer bajo respecto a otro tipo de proyectos, sin embargo, los efectos de la pérdida de hábitat pueden ser importantes para las aves, al generarse mortalidad en nidos y desplazamiento de parejas reproductivas.
En Chile, se han reportado numerosos casos de muertes de aves de varias especies, en diversos parques eólicos como el P.E. Talinay, en Ovalle. Para el cóndor (vultur gryphus), se ha promediado la muerte de hasta 2 cóndores por año [2].
En Magallanes ha surgido una alta preocupación por el intento del Gobierno de involucrar a Chile en la llamada “industria del hidrógeno verde” para exportación, que afectaría a la fauna por la enorme cantidad de turbinas eólicas que se pretende instalar para la producción de hidrógeno con energía electro-eólica, del orden de las 30.000 unidades. El sector de más riesgo es el famoso humedal Bahía Lomas, que se ubica en el Estrecho de Magallanes en la parte norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Su importancia radica en que alberga una gran concentración de aves playeras migratorias desde el hemisferio norte y en que es sitio Ramsar. El humedal Bahía Lomas está bajo tuición, administración y cuidado -junto a la comunidad magallánica- del Centro Bahía Lomas UST – liderado por la Dra. Carmen Espoz, quien además es decana de la Facultad de Ciencias de esa casa de estudios.[3]
Queda mucho paño por cortar, en cuanto al estudio los impactos de los parques eólicos sobre las aves en Chile, sobre todo con el descomunal crecimiento que están teniendo los parques eólicos en los recientes años con pobres estudios de impacto ambiental (EIA) y la mayoría de los casos solo con simples declaraciones de impacto ambiental (DIA) en proyectos intencionalmente fraccionados para eludir los EIA.

CBD
11/05/2023
FUENTE DE FIGURA:
https://verdeyazul.diarioinformacion.com/eolica-energia-limpia-pero-amenaza-para-las-aves.html
REFERENCIAS:
[1] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-74592019000100101
[2] https://www.instagram.com/vecinoslaserena/reel/C6yhZcLuRZy/
[3]https://www.ust.cl/vinculacion-con-el-medio/lineas-de-accion/investigacion-aplicada-e-innovacion/
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