
Lo que no se dice sobre Venezuela
En la ONU, el Sr. Piñera se permitió pontificar sobre la terrible situación que vive Venezuela, calificando a Maduro con los peores epítetos, acusándolo de aferrarse al poder sin ninguna consideración a los sufrimientos de su pueblo. No fue muy original que digamos, porque está repitiendo lo que la prensa nacional e internacional machaca una y otra vez, incansablemente.
¿Será Maduro el que se empeña en hacer sufrir a su pueblo? Para ser justos, creo que hay que retroceder unos años para entender mejor lo que pasa ahora.
Antes de Chávez, Venezuela vivía de la renta petrolera. Y no se trata sólo de una manera de decirlo, casi todos los alimentos, medicamentos, artefactos y bienes de consumo en general, eran importados. Total, con lo que rendía el petróleo se podía comprar todo lo que se necesitara, para que esforzarse tanto en producir si todo se podía importar. Y ni siquiera se gastaba en eso toda la renta petrolera, porque ‘la parte del león’ se la llevaban los gobiernos de turno -muy corruptos- y la clase alta que manejaba los negocios –incluidos los gobiernos- y las importaciones, mientras el grueso de la población vivía sumida en la pobreza.
Estaban en eso cuando aparece Chávez, el que después de varias truculencias termina como Presidente. Creyéndose el cuento, comienza rápidamente a repartir TODA la renta petrolera entre TODA la gente, quitándole a los gatos el control de la carnicería. Para peor, Chávez se declara socialista, se hace amigo de Cuba y es capaz de superar un golpe de estado en unos días, además de ganar una elección tras otra, y por paliza. No contento con eso, comienza a estatizar las pocas empresas que se atreven a desafiar las medidas que Chávez toma para evitar el acaparamiento de productos y la especulación.
Obviamente, todo esto molestó muchísimo a los antiguos dueños del país, los que pidieron asesoría a sus socios del norte –creo yo- para sacudírselo. Me imagino a los asesores recomendando la misma receta que había dado tan buenos resultados en el Chile de Allende, tan bien descrita por Nixon cuando prometió “le vamos a reventar la economía.”
Para los viejos que vivimos durante ese tiempo en Chile, lo que hicieron en Venezuela nos sonó a cuento repetido: alzas de precios continuas seguidas de aumentos de salario (= inflación) y fijación de precios por el Estado, seguida por el acaparamiento de los productos en comercios y empresas productoras e importadoras. Además de la reducción de la producción e importación. Por supuesto, se produjo un fuerte aumento de la demanda y una fuerte baja de la oferta, mucha gente con harta plata y pocas cosas que comprar: colas y racionamiento llegaron muy pronto. Y el mercado negro, que permite a los ricos seguir contando con todo lo que quieran, para eso tienen harta plata.
La muerte de Chávez –sospechosa la cuestión ¿no?- y la llegada de Maduro mucho menos carismático, más bruto y más torpe, si cabe, han llevado la situación a límites difíciles de imaginar para quienes no la viven: falta de todo, para los pobres de siempre. Los ricos que todavía viven en Venezuela tienen el mercado negro. Y para rematar, con la corrupción endémica en Venezuela desde siempre, a todo nivel.
¿Por qué la receta de Nixon no ha funcionado en Venezuela?
Porque en Chile funcionó muy bien, en menos de tres años los milicos oyeron los cantos de sirena de la oposición y dieron su golpe, borrando con sus bayonetas todo lo avanzado con Allende, incluso retrocediendo, al hacer la primera experiencia mundial del neoliberalismo salvaje, en la que todavía estamos.
Creo que lo que hace la diferencia entre ambos casos es la composición de la oficialidad de las fuerzas armadas. En Chile, como sabemos, los oficiales y altos mandos se educan en las llamadas Escuelas Matrices, y son parte integrante del mundo de la gente linda del país, aunque sean claramente menos cotizados que los profesionales y/o ricos. Son y se sienten parte de la clase alta.
Los ‘clase’, soldados, cabos y sargentos, vienen desde los que se quedan después de haber hecho el servicio militar, y se capacitan en las Escuelas de Suboficiales. Es decir, vienen del pueblo pobre –los ricos y los de clase media alta no hacen el servicio- y, salvo muy contadas excepciones, nunca serán oficiales. Es decir, es una estructura clara y derechamente clasista.
En Venezuela, en cambio, los oficiales se hacen a partir de los ‘clase’, que pueden ascender desde soldados rasos hasta General en Jefe. Por lo mismo, los oficiales son raramente aceptados entre la gente linda, aunque ganen buena plata. Son y se sienten parte del pueblo pobre. Por eso pudo surgir un Chávez izquierdista, que conquistó a sus camaradas, y al resto del pueblo pobre, con su programa de preocuparse por los más pobres y de quitarles la teta de la renta petrolera a los ricos de siempre, para repartirla entre todos.
Entonces, aunque la situación en Venezuela toma ya los caracteres de una verdadera tragedia, las fuerzas armadas siguen sordas a los llamados a derrocar a Maduro.
Es decidor el hecho de que los EEUU hayan rechazado, hace muy poco, las últimas peticiones de la oposición de intervenir –militarmente, seguro- en Venezuela. Deben saber que no pueden contar con la colaboración de las FFAA de Venezuela, y que una invasión sería demasiado impresentable ante el mundo, una masacre, con seguridad, pero además de resultados impredecibles.
Es muy difícil imaginar cómo irá a terminar la pugna entre gobierno y oposición, y cómo se podrá remediar la grave situación de los venezolanos. Pero queda por dirimir el asunto de quien tiene la culpa de este lamentable estado de cosas.
Según Piñera, el responsable es Maduro que se aferra al poder, pero me cuesta mucho creerle a este caballero. Y a los Media.
Si la clase empresarial fue la que siempre manejó la producción y la importación de lo que hiciera falta, y que ahora se niega a seguir haciéndolo como antes, sin consideración alguna por el sufrimiento del pueblo pobre, todo para botar a Maduro –lo gritan a voz en cuello-, entonces pareciera que son ellos los responsables de lo que pasa, de la emergencia humanitaria de Venezuela.
El gobierno ha mostrado una clarísima incompetencia en hacer la pega que hacía el empresariado, pero eso nunca lo hizo, y nunca aprendió a hacerlo, aunque Chávez hizo algunos tímidos intentos. Maduro no tiene dedos para ese piano, y menos tiempo. También ha fracasado en obligar al empresariado a hacer su pega, y también en convencer al pueblo de que se organicen para suplir en lo que puedan, al menos en lo que a alimentos se refiere. Pero creo que nadie es responsable de no hacer lo que no sabe hacer ni nunca hizo.
Las derechas mundiales están ganando la batalla comunicacional de culpar a Maduro de lo que hace la clase empresarial venezolana. Para eso son campeones, y siguiendo la receta de Goebbels, repiten y repiten, así siempre algo queda. Y eso convence a mucha gente, salvo a los que tienen la mala costumbre de analizar y pensar por su propia cuenta.
Me disculpo por haber planteado todo en trazos muy gruesos, ya que habría muchos detalles significativos que agregar, pero pienso que lo dicho es suficiente para mostrar lo que pienso sobre Venezuela. Por lo menos, es más breve.
Es respetable su posición, pero como venezolano puedo dar fe que hay afirmaciones inciertas porque el análisis parte de bases erradas.
…Perdón, si Chavez y Maduro, fueran de Izquierda, dejaría de serlo inmediatamente.
Gran trabajo señor Chacón.
La concentración del capital hoy con el neo-liberalismo, no sólo nos somete económica y social-mente, si no que además, pareciera ser que degrada la inteligencia, la reblandece, la empobrece!!!!
cuanta sabiduría en su análisis, que triste lo que vive hoy Venezuela, lo peor es que si las «Izquierdas Chilenas» nos son capaces de hacer una auto-crítica profunda, expulsar a los corruptos y traidores, le dejaremos el camino abierto a la llegada a Chile del Neo Fascismo y terminaremos peor que Venezuela.