El modelo educativo “educación popular”

Desde México.

Por modelo educativo, de acuerdo a Cerón (Un modelo educativo para México, 1998), debe entender a aquellos enfoques pedagógicos que orientan a los docentes hacia la elaboración y análisis de los programas de estudio o sistematizar procesos enseñanza-aprendizaje, que amparen su formación docente frente a su alumnado. Dicho de otra manera, un modelo educativo pretende transformar programas de estudios para mantenerse actualizados y no caer en una especie de obsolescencia; porque pretenden mejorar las prácticas educativas en el diseño de estrategias de enseñanza con presencia y creatividad.

Existen diferentes modelos educativos que tratan de estar acorde a lo que la sociedad demanda, y la que está cobrando mayor fuerza es la educación popular. ¿Qué implica este modelo? Gloria Reyes, en su trabajo recepcional Propuesta didáctica basada en la educación popular para la enseñanza-aprendizaje, entiende este modelo como “un planteamiento vigente y alternativo a las prácticas educativas que se caracterizan por…favorecer la inserción crítica de los sujetos en su realidad, ya que comprenden su contexto, el proceso histórico del que forman parte, valoran su poder creado, su capacidad de pensar auténticamente y el compromiso que implica la transformación social” (2019, página 98).

Daniel Mendoza Bolaños precisa la característica de una educación popular: que resultase benéfico para el pueblo (Universidad Popular Mexicana: un modelo de educación popular en el México Revolucionario, 2009). El nicaragüense Herman Van de Velde amplía diciendo que la educación popular está bajo las siguientes cuestiones: a) ser un concepto que se define en la praxis; b) de sistema metodológico que permita a las clases populares asumir organizadamente roles activos en la construcción de la historia; c) es una “escuela” de la vida cotidiana de los grupos y sectores populares; d) una pedagogía basada en los cuestionamientos y; e) busca aprender de manera colectiva (Educación popular, 2008).

Retomando los párrafos anteriores, la educación popular se basa a partir de una praxis que implique una reflexión en torno a la participación de los distintos actores sociales sobre su propio ser, de sus potencialidades, de sus saberes y el desarrollo de ese poder en la compresión de las mismas; traduciéndose en capacidad optativa de distintos haceres en la vida cotidiana (Luis Alberto Vivero, La educación popular como paradigma y metodología de acción en salud familiar, 2013).

Este modelo educacional en comento se basa en tres ejes: el poder, la organización y la cultura. La primera radica ser un proyecto político que busca transformar la sociedad en favor de los intereses de las mayorías (comprendiendose en la manera de compartir y desarrollar entre sí las capacidades para decidir, hacer, cambiar y hacer frente a lo indispensable); en el segundo favorece tanto el logro como el realizar la organización popular. El tercer eje se basa en la valoración, respeto y uso de la cultura popular de su entorno (Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, Educación popular y los formadores políticos, 2002).

En resumen, la educación popular como modelo educativo radica en el proceso de aprendizaje de un individuo en la práctica, las experiencias, el razonamiento y el contexto social donde se desenvuelve; busca aprender del medio que lo rodea.