
PARAR EL CAMBIO CLIMÁTICO.
España está viviendo una extraña primavera, con temperaturas muy superiores a las que considerábamos “normales”. En varios casos, la península ibérica está alcanzando temperaturas superiores a los 40 grados, en algunas zonas donde en esta época no se pasaba de los 30 o 34. Es algo muy anormal y debemos preocuparnos de las causas de aquello.
Hay zonas de la Región de Andalucía, como Sevilla, Córdoba o Almería, o también de Extremadura, con Badajoz a la cabeza cerca de la frontera con Portugal, que están viviendo temperaturas que pasan de los 40 grados y que provocan una sequía inaudita para esta etapa del año. La agricultura sufre y son los hombres del campo los que están pidiendo que se declare “zona catastrófica” a las que sufren hasta la pérdida completa de sus sembrados, producto de la mayor sequía de los últimos cincuenta años.
Incluso más. Cuando escribo este artículo, desde hace un día en la zona del sur-este de Andalucía, en la provincia de Málaga, se está produciendo un incendio forestal tremendo, incontrolado, que avanza con mucha velocidad y que había consumido hasta ayer, poco más de dos mil hectáreas de bosques. Comenzó en la Sierra Bermeja y está amenazando a diversas poblaciones de la provincia malagueña. Por ejemplo, todo el casco urbano del pueblito de Benahavís, fue desalojado preventivamente obligando a unos tres mil habitantes a cobijarse en casas de familiares, amigos o en albergues improvisados en polideportivos de poblados vecinos.
¡¡Y estamos en Primavera!!
En Chile, también se sufre una situación extraña, distinta, preocupante. Las bajas temperaturas azotan a gran parte del territorio nacional, transformando el otoño en un crudo invierno. Las temperaturas bajan de cero, las cañerías del agua de las casas se congelan, las cerraduras de las puertas se atascan y el frío amenaza también a los más pobres, carentes de calefacción.
En Chillán, por ejemplo, en un momento dado comenzó a llover agua nieve, dejando calles, patios y cerros, cubiertos de un manto blanco congelado. Y en la cordillera se detecta un 95% más de nieve que el año anterior, por iguales fechas.
Luego llueve y lo hace por períodos largos, no demasiado torrencialmente, con lo cual el agua caída se embalsa y las lagunas, lagos y estanques pueden almacenarla con previsión de futuro. Ojalá lo hagan, porque el agua estaba escaseando mucho.
En fin, estas extrañas situaciones se deben a un evidente cambio climático. Una situación peligrosa, que no augura nada bueno para las futuras generaciones. Y todo esto es por culpa de nosotros mismos, los humanos.
Nuestro afán depredador va provocando un severo daño en nuestro entorno. Nuestros mares van recibiendo basura en cantidades mayúsculas. El consumo de pescados y mariscos se ha tornado tan voraz, que hay muchísimas especies que ya han desaparecido. Llenamos de cemento las ciudades, tenemos fábricas funcionando a un rendimiento gigantesco, y el parque automotriz es desmesurado. Todo ello significa contaminación, porque la vegetación muere, la atmósfera se enrarece, las condiciones de vida van cambiando peligrosamente.
Dicen los expertos que todavía hay tiempo para recuperar en gran medida nuestro entorno. Pero ¿cómo lo podemos hacer? Desde hace muchos años se nos viene planteando este problema por gente visionaria, a la cual muchas veces calificamos de estrafalarios y desubicados frente al “progreso humano”. Hoy nos damos cuenta que han tenido mucha razón, que hemos podido –y aún podemos-, avanzar, crecer y progresar aplicando medidas precautorias. Por ejemplo, eliminar la utilización de carbón en grandes industrias y hacerlo con energías renovables, es una de ellas. Vehículos que circulen también con elementos no contaminantes. No utilización de materiales –como el plástico- que no se regeneran. O sea, cada uno de nosotros debe transformar en hábito el reciclado de las basuras.
En definitiva, se trata de buscar fórmulas para evitar los raros cambios climáticos que nos están destruyendo. Se trata de desarrollar una conciencia medioambientalista generalizada, un cambio de formas de vida, de moderar nuestras costumbres para vivir mejor, para tener una mejor calidad de vida y recuperar este bello planeta para nuestras generaciones futuras.
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