Prefacio del libro “Más Allá de los Límites del Crecimiento” (Parte 1)
Dado el delicado punto al que ha llegado hoy la humanidad tras más de dos siglos de crecimiento ilimitado, La Ventana Ciudadana entrega a sus lectores un documento notable por su claridad, acuciosidad y sabiduría, cual es el Prólogo del libro “Más Allá de los Límites del Crecimiento” [1] [2], publicado en 1992, veinte años después de la publicación del informe al Club de Roma (1972) “Los Límites del Crecimiento” [3] [4]. Ambas obras científicas han sido un hito mundial de la literatura de ciencia y tecnología y cobra gran relevancia y actualidad tanto por la certeza de sus postulados y conclusiones como por la persistencia de los países desarrollados en desoír sus conclusiones y recomendaciones para la sostenibilidad de la humanidad y de la vida en la Tierra tal como la hemos conocido.
Hace 20 años escribimos un libro titulado ‘Los Límites del Crecimiento’. Describía las perspectivas de crecimiento en la población humana y la economía global durante el siguiente siglo. En él se suscitaron cuestiones tales como: ¿Qué pasaría si el crecimiento de la población mundial siguiera sin control? ¿Cuáles serían las consecuencias medioambientales si el desarrollo económico continuara a su ritmo actual? ¿Qué se puede hacer para asegurar una economía humana que provea lo suficiente para todos y que además tenga cabida dentro de los límites físicos de nuestro planeta? El examen de estas cuestiones nos fue encomendado por el Club de Roma, un grupo internacional de distinguidos empresarios, estadistas y científicos. Nos solicitaron que tomáramos a nuestro cargo un proyecto de estudio de dos años en el Massachusetts Institute of Technology (MIT)para estudiar las causas y consecuencias a largo plazo del crecimiento de la población, el capital industrial, la producción de alimentos, el consumo de recursos y la contaminación. Para poder seguir el rastro de estas entidades interactuantes, y para proyectar sus posibles senderos hacia el futuro, creamos un modelo de ordenador denominado World-3. Los resultados de nuestro estudio fueron descritos para el público en general en ‘Los Límites del Crecimiento’. El libro desató furor. La combinación del ordenador, el MIT y el Club de Roma pronunciándose sobre futuro de la humanidad tenía un atractivo dramático irresistible. Los titulares de la prensa anunciaban:
UN ORDENADOR MIRA AL FUTURO Y TIEMBLA
UN ESTUDIO VISLUMBRA EL DESASTRE PARA EL AÑO 2100
LOS CIENTÍFICOS ADVIERTEN SOBRE LA CATÁSTROFE GLOBAL
Nuestro libro fue debatido por parlamentos y sociedades científicas. Una importante compañía petrolera auspició una serie de anuncios publicitarios en los que se nos criticaba; otra estableció un premio anual para los mejores estudios que ampliaran su horizonte. ‘Los Límites del Crecimiento’ despertó opiniones altamente favorables, y una lluvia de ataques desde la izquierda, la derecha y el centro de las grandes corrientes económicas. El trabajo fue interpretado por muchos como la predicción del juicio final, pero no era una predicción en ninguno de los sentidos. No trataba acerca de un futuro prefigurado. Versaba sobre una elección. Contenía una advertencia, sin duda, pero también un mensaje promisorio. Aquí están las tres conclusiones resumidas que escribimos en 1972. La segunda de ellas es la promesa, una muy optimista, pero nuestros análisis la justificaban entonces y la siguen justificando ahora. Quizá debimos haberla puesto en primer lugar.
1. Si las actuales tendencias de crecimiento en la población mundial, industrialización, contaminación, producción de alimentos, y explotación de recursos continúa sin modificaciones, los límites del crecimiento en nuestro planeta se alcanzarán en algún momento dentro de los próximos cien años. El resultado más probable será una declinación súbita e incontrolable tanto de la población como de la capacidad industrial.
2. Es posible alterar estas tendencias de crecimiento y establecer unas condiciones de estabilidad económica y ecológica capaces de ser sostenidas en el futuro. El estado del equilibrio global puede ser diseñado de tal forma que las necesidades materiales básicas de cada persona sobre la tierra sean satisfechas y que cada persona, mujer u hombre, tenga igualdad de oportunidades para realizar su potencial humano individual.
3. Si la población del mundo decidiera encaminarse en este segundo sentido y no en el primero, cuanto antes inicie esfuerzos para lograrlo, mayores serán sus posibilidades de éxito.
Para nosotros esas conclusiones no suponían el advenimiento de la catástrofe, sino que constituían un reto: cómo lograr hacer una sociedad materialmente suficiente, socialmente equitativa y ecológicamente perdurable, más satisfactoria en términos humanos que la sociedad de nuestros días obsesionada por el crecimiento. De una forma u otra, hemos estado trabajando en ese reto desde entonces. También han trabajado en ello otros millones de personas. Han estado explorando la eficiencia energética y los nuevos materiales, la resolución pacífica de conflictos y el desarrollo de las comunidades de base, la prevención de la contaminación en las fábricas y el reciclado en las ciudades, la agricultura ecológica y los protocolos internacionales para proteger la capa de ozono. Muchas cosas que han ocurrido en los últimos veinte años han facilitado el surgimiento de tecnologías, conceptos e instituciones que pueden crear un futuro sustentable. Pero muchas otras han contribuido a perpetuar la pobreza, el despilfarro de recursos, la acumulación de toxinas y la destrucción de la naturaleza, minando la capacidad de sostén de la Tierra.
Cuando comenzamos a trabajar en este libro, nuestra intención era sólo documentar las tendencias contrapuestas y poner al día ‘Los Límites del Crecimiento’ para su reedición con motivo de su vigésimo aniversario. Poco tardamos en descubrir que debíamos hacer algo más que eso. Mientras compilábamos las cifras, reabríamos el programa de ordenador y reflexionábamos acerca de lo que habíamos aprendido durante dos décadas, comprendimos que el paso del tiempo y la continuación de muchas tendencias de desarrollo habían desplazado a la humanidad hacia una nueva posición en relación con sus límites.
En 1971 llegamos a la conclusión de que los límites físicos al uso humano de materiales y energías tenían aún varias décadas por delante. En 1991, cuando revisamos los datos, el modelo de ordenador y nuestra propia experiencia del mundo, nos dimos cuenta de que, a pesar de las mejoras tecnológicas mundiales, una mayor consciencia y políticas medioambientales más firmes, muchos flujos de recursos y de contaminación habían traspasado los límites sostenibles.
Esa conclusión fue una sorpresa para nosotros, y sin embargo no exactamente una sorpresa. En cierto sentido lo habíamos sabido durante todo el tiempo. Habíamos visto con nuestros propios ojos la deforestación, las cárcavas en las tierras de cultivo, los ríos color marrón por el limo. Conocíamos la química de la capa de ozono y el efecto invernadero. Los medios habían llevado a crónica la estadística de las pesquerías, el descenso de las napas de agua subterráneas y la extinción de especies. Descubrimos, cuando comenzamos a conversar con nuestros colegas acerca de que el mundo había «sobrepasado sus límites», que no cuestionaban dicha conclusión. Encontramos muchas referencias en la literatura de los últimos veinte años en las que los autores sugerían que los flujos de recursos y de contaminación habían ido ya demasiado lejos, algunos de ellos están citados en este libro.
Pero hasta que no comenzamos a actualizar ‘Los Límites del Crecimiento’, no dejamos que nuestras mentes se empaparan plenamente del mensaje. El mundo humano ha sobrepasado sus límites. La forma actual de hacer las cosas es insostenible. El futuro, para tener algún viso de viabilidad, debe empeñarse en retroceder, desacelerar, sanar. No se puede poner fin a la pobreza con el crecimiento material indefinido; debe hacérsele frente mientras la economía material humana se contrae. Como en el caso de cualquier otra persona, no deseábamos llegar a estas conclusiones.
Pero cuantos más datos compilábamos, más nítido y fuerte era el mensaje en ese sentido. Con cierta inquietud nos dirigimos hacia World-3, el modelo informático que nos había ayudado hacía veinte años a integrar los datos globales y trabajar sobre sus proyecciones a largo plazo. Temíamos que ya no se pudieran encontrar en el modelo posibilidades creíbles, suficientes, de un futuro sostenible para el conjunto de la humanidad.
Sin embargo, tal como resultó, sí lo obtuvimos. World-3 nos mostró que en veinte años algunas opciones de alternativas sostenibles se habían estrechado, pero otras se habían ampliado. Teniendo en cuenta algunas de las tecnologías e instituciones inventadas a lo largo de esos veinte años, hay posibilidades reales de reducir el flujo de recursos consumidos y contaminantes generados por la economía humana al mismo tiempo que se incrementa la calidad de vida. Es incluso posible, concluimos, eliminar la pobreza mientras se acomoda el crecimiento demográfico implícito en la presente estructura de edad de la población- pero no si ese crecimiento prosigue de modo indefinido, no si sigue durante mucho tiempo, y no sin rápidas mejoras en la eficiencia de la utilización de materiales y energía y en la equidad de la distribución de materiales y energía.
(La Parte 2 se publicará en la edición de LVC del 03.10).
[1] ‘Más Allá de los Límites del Crecimiento’ (1992), Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jorgen Randers.
[2] ‘Más Allá de los Límites del Crecimiento’ presenta una advertencia y una opción: una disminución rápida y descontrolada de la producción de alimentos, la capacidad industrial, la población y la esperanza de vida, o un futuro sostenible. Al utilizar su modelo informático de dinámica de sistemas como una herramienta única para proyectar el futuro, y al variar los supuestos básicos de las políticas, los autores pueden mostrar una gama de posibles resultados.
[3] https://laventanaciudadana.cl/los-limites-del-crecimiento/
[4] https://laventanaciudadana.cl/el-club-de-roma-y-los-limites-del-crecimiento/
Releyendo el prólogo y el libro, y constatando que se ha hecho caso omiso, por parte de los países y sus gobiernos, de las advertencias y conclusiones de ambos libros publicados -en 1972 “Los līmites….” y 1992 “Más allá de los límites…”-, debemos deducir que no se han comprendido, y por tanto, ya es demasiado tarde para detener la hecatombe.