«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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Realidades, pandemia, suma y aprendizajes

Rafael Galdames Fuentes

Sociólogo CEUR- Universidad del Bío-Bío

La necedad, propia de la naturaleza de la vida y la constitución espiritual del hombre llevan en sí una tentación a la necedad, aturdimiento y avidez o codicia. Esto, que es una definición, tiene por cierto asidero en la realidad normalizada por el dominio de las formas de hacer pensar e incluso sentir. Así, y en nuestros distintos metros cuadrados y haceres específicos, vivimos una enajenación subterránea que incluso nos permite sentirnos felices. En cambio, en situaciones dramáticas, como las que estamos padeciendo, surge otra realidad más cercana a nuestra condición de seres naturales.

Es el retorno a las cuestiones básicas, la importancia de respirar aire natural, de alimentarte sanamente, de dormir bien, de trabajar en lo fundamental, de llorar o reír. De la necesidad del grupo social y la libertad consciente.

En nuestro caso, el punto de inicio no es nada fácil. Octubre del 2019 nos conmocionó social, política, económica y culturalmente. Descubrimos como país la profunda diferenciación sociocultural que hemos generado. Irrumpió una diversidad de miradas de cambio y surgió un proceso de posibilidades inciertas de transformación social.

        Ahora, en estos días, el mundo se conmovió por la pandemia que irrumpió con fuerza destructora el comfort establecido, salud, información, entendimiento, mercado, producción, trabajo, y de una diversidad de hechos normales y contenciosos, de coliseo y de frenesí, junto a tantos más que cada cual sabe. En pocas palabras, un hecho de salud pública global que trastocó la sociedad, la economía, la cultura y la política, representando hoy por hoy lo básico de todos. La pandemia ha calado hondo y nos acorrala como humanidad.

En su correntía -en el país- ha hecho a un lado el malestar social previo, en tanto, su fuerza invasiva global, aunque sin embargo lo contiene y lo suma o encadena. En consecuencia, sus efectos serán duros y no fácil de resolver en el corto plazo e incluso en parte importante del mediano. Probablemente, sean años duros, en especial, para los más e incluso en parte también para los menos.

Con todo, en estos días lo urgente es abordar la pandemia del coronavirus y procurar superarla con la colaboración de todos sin exclusión. Quedarse en casa y actuar con responsabilidad, si es preciso, atender una urgencia o tarea fundamental en las afueras del hogar, trabajo estratégico o de supervivencia sin alternativa de apoyo público o privado del momento. Entonces, esperar o demandar acciones públicas, que eviten situaciones de desesperación social de grupos sin recursos vitales, que por cierto los hay, es una cuestión de primer orden.

También desde ya, aprender del proceso a través de actitudes y conductas de control del consumo hasta aquí normalizado en el exceso y orientarlo a una disposición de austeridad que nos permita afrontar las consecuencias de esta pandemia dual de desigualdad, que encamine al mundo y a nosotros a procesos de transformación que nos unan y nos acerquen al respeto de unos con otros y juntos en la relación con la naturaleza.

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2 Comentarios en Realidades, pandemia, suma y aprendizajes

  1. Claro que sí, su propio artículo es una muestra de ello, usted nos abre la perspectiva y nos aporta elementos y argumentos para razonar mejor.
    Gracias , un muy buen artículo.

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