
RECUERDOS
Desde Castelar, Argentina
Es el momento de los recuerdos.
La casa está en silencio solo la música que es mi compañera esa que me sugiere tantas cosas y me ayuda a volar.
Si a trasladarme a otros tiempos a otros paisajes.
Esos en los que te intuía.
Tal vez te esperaba sin saber que un día por esas cosas del destino
escucharía tu voz.
Esa que cada mañana me acicatea a ser fuerte, que me bendice y alienta a «poder».
No te imaginas cuanto bien me hacen tus palabras tus buenos deseos como me acompañan.
De la misma manera sutil como esta fragancia a lavanda que emana de mi pelo y me sigue dónde vaya.
Y acá estoy tratando de resurgir, de evadirme de los días tristes, desolados,
marcados por noticias de otros lados,
crueles despiadadas en las que el ser humano poco importa solo los intereses
macabros de un déspota que invade, asola, mata.
El mundo tiembla, todo cambia hasta el sol parece más débil y el otoño se ha presentado imperioso.
Miro con nostalgia los canteros de flores que deberán esperar seis meses
Para regresar.
La brisa que me da en la cara cuando ando entre mis plantas y hablo con ellas
y nos entendemos y escuchamos la música que les gusta y me gusta
esta misma que ahora me arroba y me lleva lejos tan lejos que se han cansado
mis alas de viajar de sostenerme para poder llegar a ti.
Ya es de noche, el silencio es el mismo.
Sólo algún coche demorado.
El jardín en penumbra, las tres farolas que encienden solas muestran formas
delirantes que de día es imposible verlas.
Es su magia y la luna entre los árboles espiándome, la sigo y me sigue.
Somos dos solitarias, aunque ella despierta pasiones.
Descanso la espalda, miro mis manos sobe el teclado, intentan descansar,
pero necesito volcar una visión que me ronda.
Es la memoria que invade la noche y se impone.
Me lleva a Córdoba al pueblito de Nono, a un cielo con ciento de estrellas
dándome en la cara.
Mi cabeza hacia atrás hasta dolerme por querer abarcar tanto.
El aroma a peperina embriagando mis sentidos, los grillos y sus violines
intermitentes fanáticos de hacerse notar
queriendo ser más fuertes y románticos que el golpeteo del agua sobre esas piedras cuya mica brilla escandalosa iluminada por una luna orgullosa de su poder
de su magia que sujeta los pies en esa arenisca húmeda por el rocío que dejará sus señas sobre las hojas y las flores.
No me resisto, me dejo llevar, regreso a esa noche, gozo.
Me entrego sin temor ni pudor a ese recuerdo en el que solo extrañé tu presencia.
Gladys Semillán Villanueva
Argentina
01/4/2022
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