
“Réquiem para el Automóvil”
(Este artículo del reconocido ensayista Horacio Serrano Palma, fue publicado en el diario “El Mercurio” el 8 de septiembre de 1974. “ La Ventana Ciudadana” se honra en reproducirlo con la expresa y gentil autorización de su hija, la académica Sol Serrano Pérez, Premio Nacional de Historia 2018).
“Ha llegado la hora de la verdad. El enfrentamiento sutil, casi subconsciente, es inevitable entre el ser humano y el automóvil. Uno debe prevalecer, otro perecer.
“La ventaja es del auto. Él ahora manda. Los planes de las ciudades se construyen para él, por él se diseñan calles y edificios, se moldean veredas, se extiende el asfalto. ¿Qué aire respira el ser humano? El que expelen los vehículos. ¿Quién está presente en la urbe y en el camino, quién inspira temor y respeto? El auto. ¿Cómo se mide el éxito de un hombre? Por los metros, de cromo a cromo, de su automóvil. Hay hombres y mujeres que no tienen auto, no hay un solo auto sin su mujer o su hombre.
“El caso de Chile es especial. Aquí los autos llegan desarmados y en cierta forma, así se quedan y hay que rearmarlos semana a semana. ¿Vale la pena y el dinero? Dicen que sí porque el hombre de la calle ya no es de la calle, no anda, sus pies están pegados al acelerador y al freno. Nadie conoce aquí la maravilla de “El hombre que marcha” de Rodin. Es una escultura que nada dice hoy, que se quedó sin alma.
“¿Qué hacer en esta disyuntiva? ¿Debe triunfar la máquina desarmada sobre el hombre desalmado?
“No.
“Economistas hay que dan al auto la categoría de indispensable herramienta de trabajo. Sólo excepcionalmente lo es. Han formado condiciones ambientales en que el auto ha pasado a ser necesario y después afirman ufanos, qué necesario es. ¡Bravo!
“Dadas las modalidades del país, su pobreza, su geografía, su propia composición étnica, el auto se enquista aquí en carne y espíritu, pasa a ser tan indispensable –creen- que mentalmente no pueden prescindir de él y su posesión es el sueño más querido, tal vez el único, de quienes no lo tienen.
“El uso diario, permanente, constante, en todo y para todo, del auto en un país como éste , aleja al ser humano de su pobre realidad y empobrece una naturaleza rica, intocada, no gozada – él lo sabe, la naturaleza, también, que debería pisar tierra, pasto, piedras, con sus propios pies.
“Perdidos los pies, luego se perderá cabeza.
“Es necesario reaccionar. “El hombre, afirmó Protágoras de Atenas, es la medida de todas las cosas” No puede ser hoy el automóvil, ¡No!, la medida del hombre.
Gran recuerdo,gran artículo merecido homenaje y recordatorio de la lucidez y grandeza de don Horacio Serrano.