Crisis climática y resiliencia regional: una conversación en “Aquí se piensa Chile” (Parte III de III) [*]
(N. del E.: La Parte II de III se publicó en le edición de del 22.12.2024)
Video de la entrevista: https://youtu.be/JVcJTmJSaqU
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Parte III de la entrevista.
Cristian Warnken: Y Ud. habla de esperanza activa. ¿Cómo se puede tener esperanza? ¿En qué esperanza en una nueva civilización que emergen? ¿A ver, qué es lo que es la esperanza activa? ¿Y cómo se realiza la esperanza activa?
Manuel Baquedano: Bueno, la esperanza activa, creo que es lo último que se pierde en ese aspecto. Soy optimista en ese sentido. El domingo estuve con un grupo que está en Curarrehue, [por el sector] Puesco, haciendo baños secos. Y esos baños secos son porque hay mucha gente que se está yendo [a vivir] a los alrededores en parcelas. Los baños secos, que separan el orín de la defecación, permiten llevar esto [como abono] al huerto. El problema es que me pregunte por la ciudad.
C W: Sí, claro, estaba pensando lo mismo. Le iba a preguntar qué va a pasar con las megápolis.
M B: No le veo mucho futuro.
C W: ¿Son como elefantes blancos delante de este colapso del que Ud. habla, no? Ud. dijo en una de sus columnas que el Estado chileno debe declarar la emergencia climática e incluso plantea lo que tienen que hacer los municipios. Explíqueme eso.
M B: El principal tema es la crisis climática y hay que partir declarando un estado, una situación de crisis, o sea, de emergencia climática. Hoy en día, por ejemplo, si hay un problema, las que dirigen esto son las Fuerzas Armadas. Entonces no hay una educación, no hay una separación, un grupo que preserve, en este caso, el clima. Entonces se necesita una legislación distinta.
C W: O sea, que no sean las Fuerzas Armadas las que se hagan cargo de la emergencia, sino que otras fuerzas lo hagan.
M B: Los bomberos y las Fuerzas Armadas son excelentes [para intervenir] cuando la catástrofe se produce, pero no para prevenirla. Entonces se necesita una legislación que instaure, en este caso, la emergencia climática como una forma de crear autoridades civiles que se preocupen de este tipo de problemas. Creo que SENAPRED (Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres) no lo está haciendo bien.
C W: Ud. habla de una mochila de emergencia de 72 horas. Ha llegado a ese punto. Algunos dirán que esto es un delirio. He escuchado historias de comunidades en EE.UU. que se han refugiado, que están preparándose. ¿Qué es esta mochila de 72 horas, don Manuel?
M B: Yo la tengo. En Pucón hay que convivir con el volcán, que es el más activo de América Latina. Por lo tanto, hay que prepararse, hay que aceptar el volcán tal como está e irse a la zona que está marcada, donde se puede sobrevivir a la catástrofe. La preparación es clave. Y en ese sentido, en la mochila tengo todo para sobrevivir por dos o tres días, porque nos tendrían que sacar por el lago.
C W: Manuel, este último libro se llama “Crisis climática: cómo vivir el antropoceno”. Hay varios capítulos. Crisis climática, decrecimiento, eso ya lo hablamos. Cuando el petróleo se termina, cuando se sobrepasa otro límite planetario. Decrecer o colapsar. Bueno, en defensa del decrecimiento, la inercia climática. ¿Qué quiso colocar Ud. aquí en el libro? ¿Cuál es el centro de este libro, de este nuevo libro suyo, que además son libros chiquititos para llevarlo en el bolsillo cuando uno viaja, libros de emergencia?
M B: Primero, que el Antropoceno es una edad en la cual el ser humano es el responsable de la destrucción de la naturaleza, el principal responsable. ¿Y, por lo tanto, cuando el Antropoceno se hace vigente, estamos viviendo la etapa del Antropoceno, es la alerta máxima a que se puede llegar antes de pasar al [escenario] naranjo, ¿cierto? Entonces, cuando los responsables son los seres humanos, los principales responsables de, en este caso, la crisis climática, yo lo llamo antropoceno. Y el antropoceno tiene detractores también, porque algunos dicen “bueno, no, esto [el aumento de la temperatura del planeta] ya ha pasado”. Sí, ya ha pasado, pero que sea el ser humano el principal responsable de la destrucción de nuestro planeta, eso no había pasado nunca.
C W: Entre los temas que Ud. aborda acá está la democratización de la energía, un tema de gran preocupación hoy en día, las nuevas energías, la eólica. ¿Qué plantea Ud. como democratización de la energía?
M B: Democratizar la energía significa llevarla a la gente, y acá no se está llevando a la gente. Ahora creo que está apareciendo un programa de cien mil techos solares, que ojalá pudiera ocurrir, porque en vez de darle a la gente una reducción directa, se puede hacer por medio de energía solar. Entonces, en ese aspecto creo que tiene que ser democratizada, sino no va a llegar. Va a llegar a un grupo pequeño, eso lo hemos visto en la práctica. ¿Quién tiene cuatro, cinco, seis millones de pesos para para tener energía solar en la casa? Eso creo que no hay. Entonces, estoy haciendo un sistema que permita que la gente utilice, que oriente y que sirva para emergencia y con unas baterías, de tal manera que utilizar el auto que casi todos tienen allá, por lo menos. Y entonces, en ese aspecto es una energía de emergencia, para llamarlo de otra manera.
C W: También Ud. habla, hay un capítulo que me pareció interesante, de nomadismo y minimalismo, el nomadismo en este colapso. Ahora hablemos del nomadismo. ¿Por qué?
M B: Pucón está lleno de extranjeros. ¿Por qué? Porque resulta que lo que pasó en el hemisferio norte, la gente dice que no, que no nos va a llegar. Pero resulta que un hecho que ocurría con cierto tiempo, como el de Valencia, empezó a ser tan extremo que llevamos 220 muertos, entonces el impacto que va a tener este tipo de elementos va a hacer que se pueda empezar a entender un poco la situación de la habitabilidad. Y en ese sentido, la adaptación profunda es lo central.
C W: Queremos hablar de cambio climático y resiliencia regional. Algunas cosas Ud. ya las ha dicho, pero me gustaría que mirara esto, lo que viene y lo que hay que hacer, desde una mirada regional. Centralismo, regionalización, cambio climático. Me gustaría una reflexión suya sobre eso.
M B: Cuando uno está afuera se da cuenta de que todas las decisiones que se toman, ocurren en Santiago.
C W: Pero acá estamos en Valparaíso.
M B: Claro. Me refiero a la zona central. Y en ese aspecto la descentralización creo que es una aspiración, pero no es algo concreto. ¿Entonces, qué es lo que pasa? Le pongo el caso de las zonas de parques nacionales. Uno no les puede entregar recursos directos porque van todos a Santiago. Ahora con la normalización, uno tiene que pedir por Internet la entrada, entonces se ocupa la cantidad, pero con eso las entradas se pagan antes y por lo tanto viajan a Santiago. Es un ejemplo que a mí me golpea mucho. Y eso se da en distintas cosas.
C W: ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo pensaría Ud. si fuera posible enfrentar el cambio climático desde las regiones? ¿Cómo habría que enfrentarlo? ¿Cuáles serían los cambios que habría que hacer a nivel de municipios?
M B: La clave está en los municipios y, por lo tanto, tener buenas relaciones con los alcaldes es importante. ¿Ahora, qué es lo que pasa? No sé si mejor hablar de plan B, que hablarle así de una situación de ese tipo. Porque los alcaldes se le echan encima. Todo el gremio del turismo, por ejemplo. Pucón vive de [del turismo]. De cada diez puestos de trabajo, ocho o nueve son por el turismo. Entonces es mejor tenerlo como plan B para que la gente, el alcalde, sepa que va a tener que tomar algunas decisiones en algún momento, si es que se produce esto. Y así se hace más digerible, digamos, el problema.
C W: He tenido varias conversaciones acá en el mismo programa del tema del cambio climático. He visto distintas perspectivas, pero la suya pareciera ser la más pesimista y la más radical, a pesar de que lo dice con una sonrisa y plantea la esperanza activa. ¿Cuál es la conversación que tiene con la comunidad de los científicos, los ambientalistas, cuál es el diálogo?
M B: En la cosa de la Antártica hubo 1.600 científicos; en Cali, Colombia, con la conferencia de diversidad, hubo 16.000 y, por lo tanto, lo que pasa es que nadie se atreve a hablar con esta verdad. O sea, el tema es que se sabe, pero no se quiere dar esta noticia. Quizás porque produciría pánico a nivel mundial. Podría tener efectos inesperados. Tal vez es eso. Eso es un alarmismo. Dicen “no, esto lo va a solucionar la ciencia y la tecnología” y no [el paradigma de] la habitabilidad, que es a lo que vamos a llegar, aceptando los límites de la naturaleza. Creo que se puede no ser alarmista y trabajar. Por ejemplo, en este momento estoy trabajando en una bomba comunitaria, es decir, una bomba para atacar los incendios en la comunidad. Y ya está hecha, está todo listo, está aprobada. Y entonces cuando venga un incendio, se puede detectar antes de que lleguen los profesionales, que lleguen los bomberos, por qué se demoran 20 o 30 minutos. Y si es retirado, en las zonas rurales, puede ser más, por los caminos y por todas las cosas. Y, por lo tanto, este sistema de bombas comunitarias que queda al servicio de la comunidad, basta que tenga un carro estándar para que lo enganchen y se enrollen. Ya está hecho, está aprobado y todo. Estoy trabajando en ese tipo de iniciativa.
C W: Quiero que hablemos un poco de las respuestas emocionales, las emociones, nostalgia y crisis climática. ¿Qué tiene que ver la nostalgia con la crisis climática? Que hablemos de la solastalgia. No había escuchado esa palabra, la escuché leyéndolo a Ud. Y la nostalgia. Hablemos de los estados emocionales y la crisis climática, Manuel.
M B: La solastalgia es lo que siento cuando veo las dunas, porque como soy de Valparaíso y tengo una hija que vive acá. También tengo una hermana, tengo familiares. Recuerdo cuando iba a Reñaca. A las dunas. Y yo no quiero ir ahora, prefiero no pasar. ¿Por qué? Porque a mí me trae recuerdos, me trae recuerdos de cuando me tiraba por las dunas, paseaba por la playa y eso ya no se puede hacer, porque está todo bloqueado. Entonces eso es solastalgia para mí. Es un concepto del australiano Glenn Albrecht, el autor de “Las emociones de la Tierra”. Prefiero no pasar, prefiero no ir, porque el recuerdo que tengo es muy agradable. Entonces verlo así, de lejitos nomás.
C W: ¿Qué es lo que es la solastalgia entonces? ¿Es huir de algo que te produce dolor, escapar, evadirse de eso?
M B: Es la sensación que uno tiene de que se pierde una situación agradable. Cuando chico iba con mis pololas, era todo ahí lo que se hacía. Entonces ahora no existe eso, esa posibilidad, existen puros edificios que creo que muchos piensan que a lo mejor no van a colapsar, van a colapsar en algún momento. Y entonces prefiero no pasar por ahí. Entonces en ese aspecto es un momento agradable que se me borra y no quiero borrarlo.
C W: Una de las emociones que plantea el cambio climático en las nuevas generaciones es el miedo. Y sabemos que el miedo a lo que viene al mundo, que les va a tocar vivir, y que del miedo es difícil que salga algo bueno. ¿Entonces, cómo enfrentar esa emoción negativa del miedo ante el colapso que Ud. mismo señala, al que vamos a asistir, ante la catástrofe ecológica que probablemente vendrá o ya está en curso, digamos, hay señales, los incendios, lo que está pasando en Valencia, etc. ¿Cómo enfrentar ese miedo, cómo trabajar ese miedo? Manuel, ¿Ud. que un hombre sabio que está retirado ahí, ¿cómo lo enfrenta y cómo lo trabaja? Porque tiene que mandarle, también a las nuevas generaciones algún mensaje esperanzador.
M B: El problema con la inteligencia artificial (IA) es que también está fuera de control humano. Y la IA está reemplazando, por ejemplo, a los artistas, está reemplazando a los periodistas, está expresando a los abogados, y entonces esa gente está reduciéndose a ser esclavo, casi. ¿Entonces, qué es lo que pasa en ese aspecto? Yo creo que hay un segundo factor, que IA está fuera de control. Entonces, si nosotros no controlamos la IA, vamos a volver a una especie de feudalismo tecnocrático, por decir algo, donde la ciencia y la tecnología van a poder inventar soluciones que no van a ser soluciones.
C W: Hay algunos que creen que la IA, al revés, va a solucionar o va a ayudar a mitigar el cambio climático.
M B: Nosotros [por el IEP] tenemos dos premios Nobel, uno por la sacar las minas de la frontera y el otro fue por la desnuclearización. Y resulta que, por el trabajo de la desnuclearización fuimos a un encuentro en Argentina, donde la persona de desarrollo de GOOGLE se había retirado porque decía que no había nada que hacer ya. Es decir, gente que está en el sistema, y le puedo nombrar muchos más que gente que ha estado ahí, y prefieren salirse del tema. Y ese es un problema que tienen en California. En Silicon Valley hay muchos que se están saliendo, entonces no permiten el desarrollo y bueno, creo que está fuera de control.
C W: Don Manuel, le quiero agradecer esta conversación que hemos tenido en “Aquí se piensa Chile”. Manuel Baquedano, presidente del Instituto de Ecología Política de Chile, sociólogo por la Universidad Católica de Lovaina, ex alumno de la Universidad Católica del Valparaíso, desde donde estamos transmitiendo, porteño de nacimiento y autor de variados libros. Tengo dos en la mano, “Colapso, cuando el clima lo cambio todo”, “Crisis climática, cómo vivir en el Antropoceno”. Muchas gracias por haber venido desde la tranquilidad de Pucón a conversar conmigo aquí, en “Aquí se piensa Chile”. Don Manuel, muchas gracias por la ocasión, prefiero que en este espacio se sepan las distintas visiones que existen sobre los temas, cosa que después la gente pueda elegir con cuál visión se queda. Muchas gracias don Manuel, nosotros nos encontramos en una próxima emisión de “Aquí se piensa Chile”. Muchas gracias por habernos acompañado en esta ocasión. Que estén muy bien.
MBM
24/10/2024
[*] Fuente: Desde el blog de Manuel Baquedano M., con autorización del autor.
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