Si el aprendizaje ‘online’ es TV de mala calidad, la educación presencial ¿es un teatro anticuado y obsoleto?
He de reconocer que la lectura, hoy temprano, de la comparación de la enseñanza virtual con la mala televisión1, como la nuestra, derivó a mi subconsciente para una comparación inmediata con la mala calidad de la educación presencial en nuestro país; pero al mismo tiempo reconozco que debí esforzarme para no perseverar en una comparación mucho más peyorativa. Todo ello derivado de la pena y rabia del alma que me ha ocasionado por décadas la desconexión con el mundo real de la educación chilena en todos sus niveles.
Lo más inquietante es que el tema no es nuevo, la preocupación por él está vigente internacionalmente2 y, a pesar de ello, nosotros en Chile, como país seguimos discutiendo problemas intrascendentes, creando instituciones muchas veces de papel o inoperantes y buscando soluciones parche que no llevan a solucionar el problema de fondo de nuestra educación: su baja calidad, su anquilosamiento y falta de pertinencia. Ello significa que las autoridades educacionales del país mantienen a nuestros estudiantes en todos los niveles formativos presenciales, formándose para el futuro en salas de clases las que, salvo el mobiliario moderno, en esencia son iguales a las del siglo XIX y la enseñanza es prácticamente trasferencia de contenidos por parte de los profesores3, como si no existieran innumerables informes acerca del trabajo del futuro y las habilidades y conocimientos que serán necesarios en escenarios que están cada vez más cercanos y que no van a esperar a que nosotros aterricemos en dicha realidad4.
La falta de adecuación al mundo real y del futuro inminente de los colegios y universidades chilenos, es además de urgente, peligrosa, pues nuestras autoridades educacionales y buena parte de los profesores, siguen formando estudiantes para un mundo que sólo existirá en nuestro país y algunos otros de Latinoamérica, como lo deja claro un informe reciente de la OCDE que, grabando clases en 8 países incluido el nuestro, confirma que la interacción profesor-alumno es poco profunda y se da en no más del 30% de los casos observados. Cuando se da es bastante superficial y se remite a confirmar si la respuesta de un alumno es buena o mala, sin argumentar el por qué y al responder preguntas de los estudiantes tampoco se llega a discutir con ellos el fondo de la respuesta recibida. En el caso de la enseñanza de las Matemáticas, si bien el material usado es de cierta calidad, el aprendizaje logrado es intrascendente pues la resolución de problemas teóricos en base a calcular resultados de ecuaciones no se relaciona con problemas reales y casi ni se discute el porqué de los resultados y sus posibles aplicaciones en la vida real5. Es lo más cercano a estar en una función de teatro, sólo mirando/escuchando como los artistas actúan y que a veces, dependiendo de las circunstancias, existe la opción de conversar con ellos después de su actuación.
El origen de este grave problema es la mercantilización descarada de la educación chilena, no solamente avalada por los cinco gobiernos de la concertación, sino que además por la desvergüenza de varios de ellos que hicieron uso y siguen participando insolentemente del negocio educacional6. Este mismo negocio permitió la creación de muchas universidades privadas, varias de ellas de dudosa calidad, y la proliferación de carreras de Pedagogía, que se dictaron incluso en Institutos Profesionales, hasta que la Contraloría General de la República puso algo de ordenen el tema y las Pedagogías actualmente sólo pueden ser dictadas por Universidades.
El resultado de la proliferación descontrolada de profesores, repercutió en una muy mala formación, de la que da cuenta un estudio en cinco universidades chilenas, cuyos egresados de pedagogía mejoran la interpretación de datos para la resolución de un problema en un 1,4% después de 5 años de estudio (65,4% al egresar); pero lo más grave es que luego de esos años de permanencia en la universidad su capacidad de extraer conclusiones y hacer predicciones en base a datos y textos, ¡disminuye en un 3,8%! (57,8% al egresar)6.
La anomia nacional, como de costumbre, soluciona todos los problemas básicos de la educación con una prueba estandarizada para profesores, respetando el principio sacrosanto de la concertación de no molestar a los profesores de escuelas subvencionadas (con dineros del Estado) y privadas y la Evaluación Docente se aplica sólo a profesores de establecimientos municipalizados o de Servicios Locales de Evaluación7. Los resultados 2019 muestran nuevamente la mala formación de profesores en general, pero además un resultado escalofriante, un 2,7% (489 profesores) resulta con su evaluación objetada ¡¡por copia de sus resultados!! De la muestra total el 66% resulta ‘Competente’ y el 9% ‘Destacado’7.
Entre los aspectos evaluados de la clase grabada es notorio que los profesores ‘Competentes’ y ‘Destacados’ muestren logros inferiores al 20% en aspectos importantes como Explicaciones desarrolladas, Preguntas y actividades y Retroalimentación a sus estudiantes7. Es inaceptable que frente al comportamiento inmoral de los profesores que copiaron en sus evaluaciones, la fronda de instituciones anodinas e intrascendentes creadas durante los gobiernos posteriores a la dictadura coludidos con la mercantilización de la educación, no hayan tenido el decoro de prohibirles de por vida el ejercicio de la docencia, independiente de las diatribas ideológicas y sindicales que tal medida de decencia hubiera generado. Hoy día es posible que más de alguno tenga el descaro de calificar con nota 1 a los estudiantes que copien y sus padres, con la abulia creciente del entorno, acepten semejante incoherencia moral sin siquiera protestar.
Continuando con la costumbre nacional, no sólo en educación, se intenta mejorar la calidad de la formación de Profesores con otra prueba, la Evaluación Nacional Diagnóstica de la Formación Inicial Docente (ENDFID) que consta de dos partes, la primera la realiza cada universidad al inicio de la formación profesional y la segunda es realizada por el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas en el año previo al egreso de los estudiantes (CPEIP)8. Los resultados son escalofriantes y los porfiados datos muestran una vez más que las pruebas per se, no mejoran la formación docente, a lo más desnudan la miseria de su mala calidad.
Los logros más bajos en los temas considerados en la evaluación 2018 fueron para Lenguaje en el Estándar 8 “sabe cómo enseñar a sus alumnos para que sean escritores frecuentes”, con un logro promedio de 36,6%; para Ciencias Naturales en el Estándar 2 “comprende ideas fundamentales de las Ciencias Naturales y las características del conocimiento científico”, con un logro promedio de 37,9%; para Matemáticas en el Estándar 16 “está preparado para conducir el aprendizaje de las probabilidades”, con un logro promedio de 28,5% y para Ciencias Sociales en el Estándar 7 “comprende los conceptos fundamentales de las Ciencias Sociales relacionados con formación ciudadana, identidad cultural y organización económica”, con un logro promedio de 41,5”8. Es el reflejo más fiel y lastimero de nuestra sociedad actual y su degradación social, pues las instancias de gobierno y las instituciones cooperadoras en el ámbito de la educación cumplen con el deber de hacer público de la educación chilena, pero ningún ente responsable por el tema toma partido en serio para mejorar el desastre.
Sigo sin entender, por ejemplo, qué sentido tiene una Agencia de Calidad de la Educación, si lo que más hace es perseguir a los profesores en temas que no tienen ninguna relación con la mala calidad de la educación, como no sea inventar otra prueba intrascendente. Tema aparte es la abulia culposa de los padres que como los borregos de Mausfeld9 agachan tímidamente su cabeza y siguen pagando sin chistar onerosas mensualidades, para que a sus hijos les enseñen profesores que no comprenden las ideas fundamentales de las Ciencias Naturales y las características del método científico y que no están preparados para conducir el aprendizaje de las probabilidades en Matemáticas, por citar algunas de sus falencias más cruciales.
Paralelamente a la batería creciente de pruebas inconducentes para mejorar la calidad de la educación nacional, desde fines de la década del 90 se intenta crear un sistema serio de acreditación de carreras, que casi dos décadas después recién empieza a mostrar algunos resultados, desde mi punto de vista no tan serios, pues a tres años de decretarse la obligatoriedad de la acreditación para las pedagogías todavía no se concreta con seriedad. Llama la atención que a fines del 2018, de 509¿? Pedagogías impartidas en el país, todavía hay 96 de ellas sin acreditar y lo más curioso y muy chilean way, es que existen ¡87 pedagogías fuera del sistema que siguen formando ¿profesores?!10. Pero tanto o más impresentable es que de las pedagogías que imparten las universidades del CRUCh (Consejo de Rectores de las Universidades de Chile), sólo un 74% están acreditadas, un 10% no acreditadas y un 16% ¡¡fuera del sistema!!10, lo que es absolutamente impresentable pues esta vergüenza nacional se hace con dineros del Estado.
Recapitulo el tema concordando con el Profesor Waissbluth en que definitivamente debemos ponernos serios con un problema tan grave, dejar los eufemismos de lado y atenernos a la realidad de las cifras desastrosas, terminar con los diálogos de sordos que originan las diatribas ideológicas y las defensas a ultranza, pero intrascendentes de los gremios y dedicarnos a solucionar la mala calidad de la educación chilena con criterios estrictamente técnicos, discutidos entre técnicos en educación de verdad y respaldados por una institucionalidad que tome en serio su responsabilidad y tenga las agallas de tomar decisiones por dolorosas que sean.
Fuente de figura:
http://educacion2020.cl/noticias/las-cinco-diferencias-entre-la-educacion-de-chile-y-finlandia/
Referencias:
1https://www.timeshighereducation.com/opinion/how-ai-will-rescue-us-online-learnings-bad-television
3http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/628/w3-article-244902.html
7https://www.cpeip.cl/wp-content/uploads/2020/07/Resultados-Evaluaci%C3%B3n-Docente-2019.pdf
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