ANTE EL ACANTILADO
“Todas las medidas emprendidas en nombre
del «rescate de la economía» se convierten,
como tocadas por una varita mágica, en medidas que
sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.”
Zygmunt Bauman
Ante las situaciones que estamos viviendo y sufriendo en Chile desde el 18 de octubre, que se mantiene como ‘noticia en desarrollo’, cabe traer a colación nuevamente el Síndrome de Casandra y el Efecto Séneca, temas ya tratados en artículos anteriores. No estamos tomando muy en serio la crisis climática ni tampoco lo cerca que estamos de caernos al acantilado por no querer entender las causas reales del colapso socio-político que nos agobia.
Ya nos han explicado las causas de esto -y los riesgos de no comprender (o no querer comprender) el comportamiento de la biosfera y de las relaciones sociales- desde sus diferentes miradas destacados filósofos, científicos e investigadores, como Humberto Maturana, Gastón Soublette, José Maza, Gabriel Salazar, Pablo Marquet, Manfred Max-Neef, Zygmunt Bauman, entre muchos otros (menciono a los que me vienen más rápido a memoria). [1] [2]
El actual gobierno sigue actuando ‘a tontas y a locas’ y dando palos de ciego, en lugar de escuchar lo que dice el pueblo y la calle. El presidente y sus ministros siguen con empecinamiento esgrimiendo recetas basadas en la coerción y la fuerza que lo único que consiguen es echar más leña a la hoguera. Como se dice vulgarmente, es evidente que ‘no están dando el ancho’.
Los problemas del desarrollo no se solucionan con más crecimiento, como nos lo quieren hacer creer los economistas con sus engoladas y triviales recitaciones sobre el PIB y su evolución. Lo mismo repiten la mayoría de los parlamentarios y políticos que poco o nada saben de estas cosas y repiten las monsergas con un aire doctoral digno de mejores causas.
La forma de lograr un desarrollo sostenible verdadero es aplicando ciencia, tecnología y planificación. Todo debe hacerse siempre y sostenidamente disminuyendo la Entropía, no aumentándola como se está haciendo hasta ahora. Para ello se debe estudiar y aplicar lo que nos enseñaron nuestros maestros de antaño y lo que dicen y explican pensadores como los antes mencionados.
Veamos algunos ejemplos. Para resolver los problemas de la sequía persistente –más antropogénica que climática- hay que extraer menos agua y usarla bien y no más -como se está haciendo con los esquemas de saqueo legal permitidos por nuestro desgraciado Código de Aguas-, secando ríos, lagunas y humedales y usándola mal. Para recuperar las pesquerías colapsadas (75% a nivel mundial) se debe pescar menos y no más, como pretenden seguir haciéndolo los pocos dueños del mar chileno con la permisividad de la desgraciada “Ley Longueira.”
Contaminar menos cerrando centrales a carbón, reciclando la basura y los desechos y no construyendo más basurales (mal llamados vertederos). Disminuir la contaminación del aire en las ciudades con elaboración de programas transversales de descontaminación certeros y no improvisados y sin fundamentos como le hemos visto.
Terminar con la tala de los bosques nativos para aumentar la biodiversidad y la retención de agua de lluvia y no seguir destruyendo la flora y la fauna autóctona que solo acarrea desastres y aumento de la pobreza. Estabilizar las áreas plantadas con pinos y eucaliptos y no seguir aumentándolas con una falsa imagen de sostenibilidad. Planificando junta a las comunidades los planes reguladores urbanos para lograr que nuestras ciudades sean cada vez más armónicas y agradables para vivir y no permitiendo su extensión incontrolada y desordenada como se sigue haciendo.
Desde el estudio del clima al de los sistemas socio-económicos, debemos recurrir a nuevas herramientas de los sistemas complejos más allá de la ciencia lineal, típica de la física. Como afirma Ugo Bardi, “para estudiar la complejidad de los fenómenos se necesitan herramientas como la dinámica de sistemas o la simulación basada en agentes que nos expliquen cómo se comportan, aunque no necesariamente cómo se comportarán.” Con la ayuda de estas herramientas –nos señala- descubriremos una enorme cantidad de fenómenos de gran importancia para comprender debidamente el mundo que nos rodea. Uno de ellos es el denominado «efecto Séneca» (ya tratado en otro artículo), que ocurre cuando una situación de caos se produce de modo rápido brusco y golpeando de repente con gran fuerza en lugar de proceder lentamente.
Así, en un momento dado, todo se viene abajo con inusitada rapidez. Cuando esto sucede en grandes sistemas de equilibrio precario e inestabilidad latente, como el caso de nuestra sociedad, el colapso afecta a un gran número de personas y con mayor intensidad a los más pobres.
Analizando la situación chilena actual con metodologías de las Ciencias Sociales y las Ciencias de la Tierra, aprenderemos a controlarla, pero solo si dejamos de creer que podemos obligar a la sociedad a comportarse como una minoría quiere.
Fuente de figura: Cassandra’s Legacy, Ugo Bardi. Posted: 27 Nov 2019 02:18 AM PST
Referencias:
Releí este artículo antes de compartirlo en Facebook, y para no pecar de machista al no incluir mujeres científicas y filósofas en la lista masculina de mi columna, agrego a algunas mujeres destacadas para equilibrar la balanza de la equidad y paridad:
Hanna Arendt, Marie Curie, Jane Goodall, Anastassia Makarieva, Gabriela Mistral, Corina Vargas, Dolores Ibárruri, entre muchas otras.