
Cambio climático: el desafío del siglo XXI
“Es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra. Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biósfera”. Así de contundente es la primera conclusión del último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas. La expresión “inequívoco” -sin lugar a dudas-, se usa de forma inédita en esta serie de reportes, para dar cuenta del consenso global en la comunidad científica respecto a nuestro impacto sobre el clima de la Tierra. No hay espacio para negacionismos ni dobles lecturas.
Las consecuencias del proceso de industrialización, acrecentado en las últimas décadas por nuestro modelo de consumo basado en extracción de recursos naturales, ya es un hecho que provocará un aumento de la frecuencia e intensidad de los calores extremos, las olas de calor en el océano y las precipitaciones intensas, las sequías agrícolas y ecológicas en algunas regiones y la proporción de ciclones tropicales intensos, así como la reducción del hielo marino del Ártico y de la Antártica, de la capa de nieve y del permafrost.
Lo claro es que debemos actuar ahora. En Chile, si bien comparativamente nuestro aporte de CO2 a la atmósfera es mínimo respecto a grandes potencias como EE.UU., China y la Unión Europea, en los últimos días candidatos(as) han puesto sobre la mesa alternativas sustentables como el hidrógeno verde, fomentar la generación de energías renovables, economía verde, más ciclovías, entre otras. Tal como ha sido la tónica con los últimos presidentes en sus campañas, donde ninguno ha cumplido su promesa de llegar al 1% del PIB invertido en ciencia y tecnología. Espero que esta vez no se queden en palabras y asuman la responsabilidad de abordar el mayor desafío para la humanidad en los últimos siglos.
El reporte, advierte que la temperatura global de la superficie seguirá aumentando al menos hasta mediados de siglo, en todos los escenarios de emisiones considerados. El calentamiento global de 1,5°C y 2°C se superará durante el siglo XXI, a menos que se produzcan profundas reducciones de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en las próximas décadas.
Este llamado de atención del planeta requiere que como país hagamos un giro en 180º. Será necesario que los investigadores participen activamente de la toma de decisiones basadas en evidencia científica para mega-proyectos. Hoy vemos como se ha levantado la voz de muchas personas en contra del proyecto Dominga, por los negativos impactos ambientales que tendría; lo mismo ha ocurrido con el uso del litio, la Ley de Pesca, la construcción de embalses. Así como vamos no me sorprendería que a algún empresario se le ocurra una iniciativa en la Antártica Chilena. También, será necesaria la revisión de los procesos para aprobar instancias menores, pero con importantes impactos socioambientales, como las plantaciones de especies exóticas en la Patagonia por parte de una reconocida viña, dirigida a la captura de carbono, pero sin medir consecuencias de plantar especies invasoras e incidir en un mayor riesgo de incendios forestales.
Los impactos del cambio climático ya se dejan sentir en Chile con eventos extremos como la mega-sequía. Aquí la voz de la ciencia, permanentemente ignorada por políticos; debe tomar un rol central, pero deberá ir de la mano con la voz de las comunidades, locales y ancestrales, quienes han vivido y viven estos cambios que afectan su calidad de vida. Sobreviviremos esta catástrofe, en la medida que incorporemos la sustentabilidad a todo nivel, donde los futuros desarrollos sean en equilibrio con la naturaleza, de la que somos parte.
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