
Como el viento, con energía, en el Altar de la Higuera
Fiesta familiar chilena, brasileña y de muchos orígenes ancestrales, étnicos y culturales.
Es siempre una gran alegría y emoción celebrar el casamiento de hijas(os), como importante paso en la búsqueda y construcción de su propia felicidad.
Se siente más orgullo y cariño, cuando este evento es auténtico, humano, ajeno a convencionalismos conservadores, reuniendo a familiares y amigos chilenos y brasileños, venidos de grandes y diversas distancias. No escapa de mis mejores recuerdos la hermosa y cálida fiesta de casamiento de nuestros queridos, hija Laura Dueñas y yerno Gabriel Corbellini, en aquel simpático y acogedor “Tablado español” de Porto Alegre, hace más de 14 años.
El 24 de noviembre de este año fue la oportunidad de los queridos Marta Dueñas (la hija menor) y yerno Dilson Nakayama Miranda, en el “Vila Ventura”, bello, simple y ecológico hotel-posada, de estilo rústico, inserto en parajes naturales de Viamão, ciudad próxima a Porto Alegre. En la alegre foto (la última) de dos parejas jóvenes, nuestras hijas Marta (la novia) y Laura con nuestros yernos Dilson y Gabriel.
La ceremonia fue realizada bajo una gigante y centenaria “higuera” (árbol no frutal, típico de esta región), en el centro de un gran prado, rodeado de pequeños bosques. Nada mejor para ser el altar de este casamiento.
Tanto Marta como Dilson son profesionales entusiastas y emprendedores, con grandes habilidades de comunicación, además de defensores de la Naturaleza y de los animales.
Siendo los dos padres solteros, tuvieron el privilegio de ser homenajeados especialmente por sus hijos (nuestro nieto Wolfgang Peters y Mateus Miranda, el hijo de Dilson), que con sus respectivas “bandas de Rock” ayudaron a animar la fiesta y el baile posterior, contribuyendo alegremente con el carácter especial de este precioso evento. En una de las fotos los dos jóvenes músicos (Wolfgang, con barba).
La presencia de Leticia Pagot, novia de Wolfgang, esperando a su primera hija (Flora) también prestigiaban esta cálida fiesta. Junto a Wolfgang saboreando comida vegetariana.
Como padres de la novia, Ivany y yo hacemos nuestras las bellas palabras de los generosos y queridos padrinos, mis cuñados Vera Deboni y Balduino Zanette, que expresaron, estas inspiradas palabras:
“Cuando los vimos a ustedes dos juntos por primera vez, sabíamos que había algo muy especial, una energía diferente, desafiante, inquieta, aventurera y acogedora al mismo tiempo. Es increíble ver como toda esa energía nos trajo a este momento para que pudiésemos juntos celebrar no sólo la unión de ustedes (que ya estaba sucediendo) si no también bendecir el camino a seguir en esta linda y corajuda aventura que están comenzando, tanto como pareja, como emprendedores. Tenemos certeza que en ambas caminatas alcanzarán la felicidad y el éxito…”
Bellas y sinceras palabras también fueron dichas por los novios, como estas expresadas por Dilson, mi nuevo yerno:
“¡Amor, nuestro día llegó! Llegó el día que, junto a los nuestros, escogimos para celebrar al amor. El amor en todas sus aspectos, con dificultades, angustias, diferencias, aprendizajes, pero también con mucho respeto, entrega, confianza, cariño, atención, deseo, y, sobretodo, la voluntad de acertar, y de que permanezcamos juntos para lo que venga. Y que vengan las integraciones de familias de brasileños, chilenos, italianos, bahianos, alemanes y japoneses. Que vengan los hijos y sus compañeras, que vengan las bandas de rock de los hijos, que vengan los hijos de los hijos, que venga Florita (próxima hija de Wolfgang y su compañera Leticia). No veo la hora de poner a Florita en una plancha de surf…”
Nuestra hija Marta, la novia, con su inspiración característica, agregó también palabras:
“Yo quiero casarme contigo y por eso me digo sí, a mí misma, a mis límites y a mi deseo de crecer para un caminar verdadero a tu lado. Y no voy sola: me acompañan nuestra familia, nuestros amigos y también mis miedos, mis limitaciones, pero, menos mal, mis fortalezas y mi inmenso deseo de amor…”
Energía humana y alegría emanan de eventos familiares como éste. Es la energía positiva que impulsa a la Humanidad, a la vida de estos novios, de todos los novios del mundo y a la de todos los familiares y amigos presentes y ausentes en estos eventos inolvidables.
Es también la energía de los antepasados, incluyendo a mis padres chilenos, Laura Eriz y Eduardo Dueñas, a la abnegada tía Marta Eriz, a los padres brasileños de Ivany, Laura y Armando Deboni, que conocieron a sus nietas desde la cuna y ayudaron a orientarlas.
Tal vez la energía de esos abuelos, contenida en sus espíritus y en los buenos recuerdos que de ellos tenemos, estaba presente en el viento que sacudía suavemente a la Higuera-Altar y ayudaba a disipar por toda aquella noche las nubes oscuras que amenazaban con lluvia.
Y, ¿quién sabe? mi padre Eduardo, el “Poeta de Aldea”, escribía desde otra dimensión algunos versos para sus amadas nietas Laura y Marta y mandaba la imagen de algunos copihues blancos, como los que cultivaba con esmero en el jardín de su casa en Penco, para completar a la Higuera-Altar, imitando a la bella imagen de un ‘vestido de novia’…
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