CONTRAPUNTOS URBANOS
En las últimas semanas, quizá meses, en nuestro medio, nuestra comunidad pencopolitana está como forzadamente observando una comedia de equivocaciones. Me refiero a los eventos, a las publicaciones, a los comentarios y contrapuntos derivados, etc., sobre las intenciones de planificar la ciudad y su ámbito mayor, y sobre los proyectos de gran envergadura que podrían tener lugar en estos territorios y las consecuencias que se pintan de maravilla o de pesadilla, según el cristal con que se miren.
El proyecto -aparentemente ya a punto de construirse- denominado Ciudad del Parque es expuesto por sus impulsores como una ‘maravilla urbanística y de brillante arquitectura’, pero los vecinos (residentes o habitantes institucionales) alegan falta de conocimiento verdadero y falta de previsión a lo que va a pasar con el medio ambiente y en el barrio, lo que ameritaría un estudio de sus impactos ambientales y no una mera declaración de sus beneficios y sus ligeras y temporales consecuencias. Por otro lado algunos arquitectos (académicos y ciudadanos) hemos dicho que lo que de verdad interesa es la búsqueda de una verdadera armonía en las grandes obras físicas -esa u otras- que derivan en densidades de viviendas y habitantes-personas fuera de los límites armónicos de las formas de vivir con calidad social y física en las ciudades sustentables.
Las administraciones urbanas -por una parte el Ministerio del gobierno encargado del urbanismo, la vivienda y la construcción- y por otra parte el municipio local, encargado de la administración de la ciudad (administración y nunca gobierno, en Chile), de su entorno y de su regulación, promueven evidentemente sin coordinación sus proyectos, como el Plan Regulador Metropolitano (PRMC) que será renovado (después de 16 años) y los cambios en el Plan Regulador Comunal (PRC) o local (mini cambios), casi al mismo tiempo; en ambos casos con eventos no muy exitosos en su formulación y presentación, donde la participación de ‘los ciudadanos de a pie’ sigue siendo una especie de mito buscado pero nunca encontrado, eventos que más bien han creado un ambiente de confusión y de sorpresa no disfrutable, como debería ser. Participación ciudadana: ¿qué es eso? Ni los que la promueven, enjuagándose con el concepto, la conocen de verdad, y por ende no la conducen como para lograr convencimientos y metas de proyecciones sociales y ambientales de verdad comunitarias, cimentadas en un verdadero y franco Bien Común, con una gobernanza urbana sólida; ¡las pinzas!
La Universidad, con su séquito de apoyos, promueve y defiende su proyecto de una gran urbanización ‘científica y tecnológica’, en sus fundos en la cresta del cerro, encima de la ciudad y de su más preciado barrio (incluyendo el propio Campus), respaldado por el cariñoso (hasta ahora) cordón del Cerro Caracol.
Son meros ejemplos de cosas tan importantes como mal conocidas, tratadas de manera ligera y poco sincera, lo que nos lleva a tener que nadar (a los ciudadanos) en las aguas de los típicos eufemismos de nuestra sociedad nativa.
La discusión por la planificación urbana debiera ser de fondo, y centrarse en las políticas de desarrollo urbano, pero también económico y social, ya que la planificación verdadera es una instrumentación para el desarrollo real y armónico de la sociedad humana, y no solo para ser funcional al mercado. De eso no se habla, y de cambios profundos, tampoco.
Un parque (un terreno) para establecer y fomentar las actividades científicas y las tecnologías asociables debería plantearse y costearse con amplitud de miras por las academias verdaderas y tal vez con apoyo fiscal, mas con objetivos comunes y no singulares, y emplazarse donde no se arriesgue la calidad del medio físico (el suelo y la ciudad) y la factibilidad económica sana, donde las conectividades sean amplias y favorables a todos, especialmente si están en juego esos dineros públicos, que son de todos. Esto parece no ser materia de análisis profundos.
¿Cómo se explica esto si están detrás de ello las academias? ¿Y si el Estado le está poniendo esa plata de todos?
Fuente de figuras:
- https://www.google.cl/search?q=boston&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj4t4SZvf_eAhVBHpAKHXYJCswQ_AUIDygC&biw=1366&bih=626
- Archivo fotográfico La Ventana Ciudadana
Bibliografía:
Buen Artículo, debemos unirnos frente a las inmobiliarias y defender el medio Ambiente y las «ciudades Amigables»
Así lo veo yo también, Aurora. Hace falta más unión y participación en estos temas que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos.
Acordémonos siempre del refrán. «Quien calla, otorga.»
Muy bueno el artículo de Antonio Zelada. Nuevamente nos regala un profundo análisis de urbanismo, con fundamentos de un arquitecto con ‘cancha’ , obtenida sobre la base formativa compartida aquellas famosas generaciones de arquitectos de la U. de Chile de las décadas de los 40’, 50’ y 60’ sumada a los muchos años de fructifera praxis. Son muy pocos los arquitectos que aportan sabiduría, hoy por hoy, para contribuir a ‘hacer ciudad’. La insistencia que notamos en seguir con ese nebuloso proyecto PACyT es alarmante.