«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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CUIDEMOS EL LENGUAJE

Mario Bustamante Conejeros

Profesor de Historia y Geografía Miembro del Directorio Fundación Educacional Cristo Rey Arzobispado.

En estos días se ha hecho gran profusión sobre la fotografía que se sacó el Presidente Piñera a los pies del monumento de Baquedano. Los medios televisivos dedicaron un espacio generoso, y las redes sociales hicieron gala de los adjetivos calificativos.

Uno podría pensar que el acto en cuestión puso en jaque la seguridad nacional o debilitó la democracia, pero nada de ello ocurrió. Fue un acto que se podría interpretar como desafortunado o imprudente, pero no más que eso. Claro que, si se compara con el daño al entorno del sector del monumento y los destrozos a la propiedad privada y comunitaria, por cierto, que ello es criticable, pero las redes sociales poco o nada dicen al respecto.

La preocupación es el momento. Si es oportuno o no abrir un espacio a este tipo de hecho, con la tremenda emergencia sanitaria que se está viviendo en el mundo y particularmente en Chile. Transformar este hecho en un centro de comentarios y análisis, es sencillamente una discusión bizantina. (En Bizancio se vivía una emergencia, los bárbaros estaban invadiendo la ciudad y los sabios de la época junto a sus líderes, estaban preocupados por saber si los ángeles eran de sexo femenino o masculino).

Una reflexión, no soy partidario del Presidente Piñera, soy de centro izquierda y creo que la izquierda se merece un espacio para pensar el presente y el futuro con todas las variables que implica la globalización, el paso de la tercera a cuarta revolución industrial, la consolidación de la cultura neoliberal y las conductas cada vez más individualistas de la sociedad.

Pero no ocurre aquello. La norma es la grosería y la simplicidad en los juicios. Recomiendo leer un libro que salió editado el 2015 y se titula “Estética de la derrota o porqué la izquierda no gana”. Escriben 9 intelectuales de izquierda, con fundamentos muy serios, para interpretar la actual situación.

Copio un texto de la contratapa.

“En un tono crítico y autocrítico, cada autor intenta explicar los motivos del por qué nuestra izquierda no ha sido capaz de ganar, no sólo desde el punto de vista electoral, sino que también desde el punto de vista ideológico, cultural y social. Este es un trabajo que tiene como propósito contribuir al debate acerca de las derrotas del sector, abordando de manera crítica las prácticas que de algún modo han acompañado esas experiencias”

Las izquierdas europeas tenían un serio problema: cómo movilizar, con contenidos, a una población que deja de ser pobre y se beneficia del desarrollo social.

En Chile no hay un mensaje a las clases emergentes que sintonice claramente con los valores de la izquierda. Los valores de la izquierda no son los insultos, la violencia a la población, ni la simplificación de los hechos sociales. Ello no lleva a ninguna parte, cito a Alberto Mayol que escribe sobre la Estética de la Derrota. 

“Por esta carencia en el proceso de apropiación es que, a la hora de entrar en materia de instalación de agendas, podemos lograr el triunfo instalando el objeto en juego, pero no sabremos instalar el modo de lograrlo, lo que finalmente permite que desde el cómo (la administración) se modifique el qué (El logro político)”.

Cierto que la sociedad actual se caracteriza por la incerteza, un futuro que se une al presente, no hay capacidad de asimilar los hechos en su real dimensión, pero la izquierda no funciona en prospectiva, actúa en un metro cuadrado mirando la coyuntura y si esa coyuntura me puede generar votos para las elecciones que se avecinan.

Podemos llegar a dos dígitos porcentuales en la cesantía y ello es un drama para el ciudadano que queda sin pega.

¿Y qué pasaría si los empresarios se modernizan, aplican la robótica y plataformas inteligentes y no vuelven a tener la misma cantidad de empleados, sino un tercio menos? ¿Y qué pasaría si post pandemias las grandes potencias se unen más, se protegen más, cuidan sus tecnologías y los mercados, aún más en desmedro de las naciones emergentes como nosotros?

¿Estamos pensando como izquierda un escenario distinto, cuando nuestros referentes como socialismos reales son Cuba, Nicaragua y Venezuela, y dicho claramente, no son modelos que debamos seguir?

¿Estamos pensando en un modelo distinto al neoliberal, con una caja para financiar agendas sociales de un 20% de la inversión nacional, y con un empresariado que controla el 80% de las fuerzas financieras, sociales y culturales? Creo que estamos en pausa.

Y esa situación, es posible que a algunos les lleve a lanzar un garabato a la chilena y de paso a quien no piensa como él.

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