DE HUMEDALES Y DE INMOBILIARIAS
“En todas partes se cuecen habas”, dice el refrán y los humedales urbanos sufren los embates furibundos de empresas inmobiliarias en prácticamente todas las ciudades latinoamericanas que cuentan con estas ‘joyas de la naturaleza’. Y Chile no es excepción. Empresas inmobiliarias inescrupulosas lindantes en lo delictual, que no respetan las leyes y los rellenan para urbanizarlos y construir edificaciones sobre ellos. En Chile, muchas de esas empresas están amparadas bajo el paraguas de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).
Durante la semana pasada se han publicado en medios de comunicación más artículos y notas de prensa sobre la aplicación de la Ley de Protección de Humedales Urbanos N° 21.202 (LDPHU), ya que empresas inmobiliarias están reclamando que dicha ley las perjudica para construir sus proyectos en ecosistemas de humedales.
“La importancia de esta ley es insoslayable puesto que los humedales urbanos son fuente de agua y vida, sostén de una rica y diversa fauna y flora y ecosistemas que son valiosas barreras de protección contra crecidas y tsunamis; además, ya no soportan más rellenos y destrucción”, han manifestado en numerosas oportunidades los líderes ambientalistas de las organizaciones que los defienden, como es el caso del Comité Pro Defensa de la Fauna y Flora (CODEFF), del Comité de Defensa del Humedal Chímalfe, de Hualpén [*], del Angachilla de Valdivia [**], Gayi Humedales, Puerto Montt (https://twitter.com/ahumedales) y Observadores de Humedales Küla-Kura [1], de Quilicura, entre muchas otras.
A pesar de las confusiones que organizaciones empresariales y no pocas instituciones estatales tratan de introducir para bajarle el perfil a la LDPHU, debemos recalcar que dicha ley toma e incorpora la definición Ramsar de humedales, que es clara y muy completa y ha sido consensuada por más de 120 países que han firmado el Convenio de Ramsar, suscrito también por Chile.
Cuando desde el sector inmobiliario afirman que la protección de humedales es una amenaza al crecimiento económico respondemos que destruir ecosistemas para fomentar dicho crecimiento es absurdo y totalmente fuera de las circunstancias actuales de crisis hídrica, cambio climático y calentamiento global, las que nos están indicando que debemos iniciar un cambio de paradigma y adoptar el nuevo concepto de decrecimiento, comentado en otras columnas de este semanario.
Justamente son estos ecosistemas naturales los adaptados a la acumulación y provisión del agua indispensable para sostener la vida y la biodiversidad. Por lo tanto desarrollar proyectos inmobiliarios sobre humedales rellenados es un atentado a su sustentabilidad, y una mala práctica común que se debe erradicar definitivamente.
La Ley es una de las primeras promulgadas en el país que incluye criterios ecológicos de sustentabilidad, estudiada en un proceso de participación ciudadana con participación de organizaciones ambientales, varias de ellas pertenecientes a la Red Plurinacional de Humedales de Chile (RPHCH). Otra de las organizaciones que participó fue el Centro de Humedales Río Cruces, de la UACH. Su director ejecutivo Ignacio Rodríguez afirmó [2]: “Esta ley no atenta contra el desarrollo inmobiliario; atenta contra la mala forma de hacer desarrollo inmobiliario, ya que deben ser compatibles con estos ecosistemas. De lo contrario, estaremos frente a una oferta engañosa con letra chica: tendremos una casa, pero con problemas de agua y exponiendo a sus habitantes a riesgos importantes”. […] “La confusión expresada en medios de comunicación surge desde el desconocimiento, por lo que invitamos a no atacar la normativa sino a informarse debidamente, sopesando el enorme desafío de adaptarnos al cambio climático y los enormes impactos de la escasez hídrica, sin anteponer los criterios económicos a los ecológicos”.
El boom inmobiliario pretendía seguir haciendo estragos en zonas de protección ecológica, como es el caso de los Cerros de Colina y Lo Barnechea. Sin embargo la Contraloría ha emitido fallo al respecto -ante reclamos interpuestos por organizaciones vecinales y autoridades locales para impedir edificaciones-, afirmando que “las Áreas de Preservación Ecológica definidas en instrumentos de planificación territorial deben ser consideradas como áreas colocadas bajo protección oficial” [3].
En Argentina, los humedales sufren los mismos embates que en Chile: “El crecimiento compulsivo de los barrios privados, los desmontes y el uso de agroquímicos, el aumento de las temperaturas y la sucesión de lluvias que ocasiona el cambio climático, han sido un combo muy perjudicial para la integridad de los humedales en la Argentina, ecosistemas que hasta hace poco tiempo eran (erróneamente) considerados pajonales o yuyeríos” [4].
Investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) indagaron sobre ello y encontraron que de los veintidós sitios del país que la Convención de Ramsar considera que representan humedales de importancia internacional, catorce son pretendidos para negocios inmobiliarios o rurales, incluyendo tres territorios en la zona del Delta del Paraná.
Para los investigadores, que plantean una «ecología política de los humedales en la Argentina», estos sitios enfrentan una conflictividad creciente por la oposición “de una lógica que busca el beneficio económico, contra otra que expresa el deseo de pobladores y organizaciones de mantener intacto esos espacios que contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático y son garantía de biodiversidad”.
Por otra parte, investigadores de las universidades argentinas del Litoral y de La Plata, han estudiado la invasión de urbanizaciones polderizadas en los humedales de la cuenca baja del Río Luján [5], destacando entre sus múltiples servicios ecosistémicos: la depuración de las aguas, el amortiguamiento de las inundaciones y sequías, la regulación climática e hídrica, la generación de suelo y la mantención de la biodiversidad. Además de ellos, los humedales también sirven para garantizar la supervivencia de especies fauna y flora, por lo que son considerados grandes amortiguadores ambientales.
FUENTE DE IMAGEN:
REFERENCIAS:
[**] https://laventanaciudadana.cl/el-humedal-angachilla-y-su-afan-de-sobrevivir/
[5]https://periferiaactiva.files.wordpress.com/2011/08/trabajo-con-panigo.pdf
Excelente artículo. Cuanta verdad disfrazada en las mentiras de las inmobiliarias y su preciado lucro en
desmedro de nuestro ecosistema y vida sustentable.
Comparto todo lo señalado en él y felicito , alabo y doy gracias a don Carlos Bonifetti Dietert .
Muchas gracias a usted Elizabeth, estas cosas se deben denunciar. La gente que ama al dinero por sobre todo lo demás debería, a estas alturas, darse cuenta del daño que está haciendo a la humanidad y a toda la biosfera.