«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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¿Estamos fracasando como especie? (Parte 1)

El título del presente ensayo trae un cuestionamiento que me hago desde hace algún tiempo. Representa una inquietud que siento constantemente, sobre todo al percibir la manera cómo nos hemos relacionado, no sólo a nivel interpersonal, sino también con el planeta en que vivimos y todas las demás especies que en él habitan.

De este modo, no tengo la pretensión de presentar a lo largo de estas líneas una respuesta a esta cuestión, sino contribuir al debate y a la reflexión acerca de lo que entiendo es nuestra principal responsabilidad como especie, a pesar de algunos obstáculos que han impedido que alcancemos tal meta. Contribución que presentaré en dos partes, siendo esta primera dedicada a discurrir sobre aquel que entiendo como el lugar que nos corresponde en ese organismo vivo llamado Tierra, y al modo cómo, de hecho, lo hemos ocupado como especie animal dotada de capacidad intelectual superior.

En ese sentido, si paramos por unos minutos en medio de la naturaleza a fin de observar la delicada y perfecta relación que se establece entre todas las especies de nuestro planeta -donde cada una tiene su función para el perfecto funcionamiento de este organismo vivo que habitamos hace miles de años- percibimos que, al igual que nosotros, cada una de ellas está dotada de potencialidades, capacidades y características únicas que hacen factible su existencia en el sentido de contribuir al equilibrio de los ecosistemas en que habitan y, por lo tanto, del propio planeta.

De esta manera, considerando el modo en que lo hemos habitado, si pensamos por un instante en lo que va a ocurrir con la Tierra si la especie humana simplemente dejara de existir por completo, posiblemente llegaremos a la misma constatación: de que los demás seres vivientes van a prosperar en un mundo naturalmente equilibrado y que nuestra ausencia no generaría ningún impacto negativo a los más variados ecosistemas. Posibilitando una significativa sobrevida a las demás especies y al propio planeta, como un todo.

Si nuestra total ausencia como especie representara un aliento a las demás, podemos entender que no estamos cumpliendo debidamente nuestra función en el organismo en que habitamos hace miles de años y, por lo tanto, somos dispensables. O peor, somos perjudiciales para este organismo. Como un parásito que se considera un organismo independiente del que lo aloja, y, de ese modo, sigue consumiendo, sin darse cuenta, de que al matarlo, morirá junto a él.

Vivimos en un mundo del que no nos consideramos, efectivamente, parte integrante del todo. Vivimos como si fuésemos un organismo autónomo e independiente, para el cual este planeta existe para ser consumido. Por esta razón, disfrutamos de sus recursos como si no fuesen finitos, despejamos nuestros rechazos como si no hubiera consecuencias, destruimos ecosistemas como si no fueran necesarios para las otras especies o a las generaciones futuras de la nuestra.

La humanidad ha provocado cambios significativos en todo el globo, que han cambiado sobre todo el funcionamiento de todos los ecosistemas, llevando a intensos cambios climáticos y al descontrol biológico. Caminando hacia un colapso existencial en nuestro planeta, provocado por una única especie de las incontables otras que lo habitan. La cual, por su capacidad intelectual superior, debería ser la responsable de velar por el perfecto equilibrio entre las demás, y por encontrar maneras de superar eventuales dificultades y desequilibrios naturales que pongan en riesgo la existencia de la vida en la Tierra.

Sin embargo, entiendo que es posible revertir ese cuadro que hoy nos presenta un horizonte próximo marcado por muerte y sufrimiento. Pero, para ello, es necesario primero que nos comprendamos como una sola especie en este planeta, independiente de las innumerables «fronteras» colocadas entre los diferentes grupos sociales a lo largo de la historia. Sean ellas relativas a la etnia, nacionalidad, religión, clase social, opción política, género y muchas otras que llevan a los seres humanos a desconsiderar a la humanidad del otro en detrimento de intereses relacionados a los grupos que integran.

Ocasionando abominaciones sin sentido como, por ejemplo ataques terroristas y la actual crisis mundial de refugiados. Señales de nuestra incapacidad para comprender que somos una sola especie y que nuestras pocas diferencias deberían ser lo que nos fortalece, y no «fronteras» en torno a las cuales vamos a debatir hasta el colapso final y consecuente extinción.

 Pienso que, observando al otro como humano antes de cualquier rotulación que se le pueda atribuir, pasaremos a entendernos como especie y, así, estaremos más cerca de comprender, de hecho, el lugar que nos corresponde en este planeta. En ese sentido, a partir de ese cambio de paradigma, podremos percibir que habitamos un planeta del cual somos parte integrante y que todo y todos en él, son esenciales para nuestra propia existencia.

Creo que ése es un paso esencial en nuestro proceso evolutivo, sin el cual fracasaremos como espécie, pero, para lo cual será necesario pautar nuestras relaciones interpersonales y con el propio medio ambiente, a partir de una lógica diferente de aquella en la que estamos fundamentados actualmente. Donde las ideas de individualidad, consumo y mercado permean nuestras relaciones, haciéndolas fluidas y precarias de modo que el otro y el propio planeta se vuelven «cosas» que pueden ser sustituidas en cualquier momento. Y donde lo que importa es el éxito económico y la felicidad individual, aunque para eso sea necesario «matar el anfitrión» y todos los que en él habitan.

Es sobre ese cambio de paradigma que pretendo seguir proponiendo la reflexión en la parte final del presente ensayo. Teniendo en cuenta que considero esencial esa transformación para que podamos avanzar como especie y, consecuentemente, cambiar el horizonte que, actualmente se presenta frente a nosotros.

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4 Comentarios en ¿Estamos fracasando como especie? (Parte 1)

  1. Tremendo artículo, una sólida argumentación para un grave fenómeno que no somos capaces como sociedads ni como humanidad, de enfrentar de verdad.
    Pareciera que estamos marcados por la auto-destrucción.

    • Hola, Luis.

      Gracias por sus comentarios. Esta semana se publicará la segunda parte de este ensaio.

      Abrazo.

  2. Conciencia, conocimiento y conductas amigables con el medio en que vivimos, eso nos falta ser mas conscientes y mas sensibles.
    Gracias por su aporte. señor Wagner.

    • Hola, Eduardo.

      Gracias por sus comentarios. Esta semana se publicará la segunda parte de este ensaio.

      Abrazo.

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