
Hablemos de política
Más allá de las paupérrimas cifras de apoyo para Piñera y la derecha en la encuesta CEP, el dato más preocupante dice relación con ese significativo porcentaje de los encuestados que no mira programas políticos, nunca habla de política en familia y tampoco lee noticias de este ámbito. Dicho escenario, además de ser muy negativo es peligroso. Negativo ya que muestra como la sociedad en su conjunto se ha ido vaciando de contenido, con lo cual lo que importa son las imágenes, apariencias o caretas, y es peligroso ya que constituye un caldo de cultivo para la irrupción de discursos demagógicos y oportunistas que de una u otra forma intentan canalizar ese poco o nulo interés por la política. Sin embargo y más allá de los datos que entrega esta y otras encuestas, corresponde señalar dos cuestiones centrales para poder comprender de mejor forma este fenómeno. En primer lugar, a qué nos referimos cuando hablamos de política. Es pertinente insistir que la política no se reduce a lo meramente institucional o a la actividad en los partidos; todo lo contrario, la política supera aquella mirada, por lo tanto esta va desde lo que cada uno hace en su casa, barrio, población, junta de vecino ONGs, colectivo o movimiento.
A partir de lo anterior, entendemos por política el ejercicio del pensar y el hacer colectivo, dónde mis actividades, no se entienden sin el otro u otra. La política, ahí uno de sus puntos centrales, no se hace en solitario o de manera individual, todo lo contrario, para que esta tenga sentido y sobre todo proyección, requiere imperiosamente al otro/a. Lechner decía que la política era la conflictiva y nunca acaba construcción del orden deseado, donde cada uno de los ciudadanos, lucha, brega, anhela un determinado orden y ese proceso no está exento de tensiones y conflictos.
Pero más allá de esta dos cuestiones, hay que apuntar al fondo de todo esto ¿Por qué el desinterés de parte de la población, familias y personas por la política? Una respuesta simple y directa es la mediocridad, corrupción y falta de ética de algunos políticos y dirigentes, que han terminado por corromper y ensuciar la política, con lo cual van generando un rechazo transversal a dicha actividad. Ahora, sin minimizar aquel punto, el tema de fondo dice relación con un modelo o sistema que de distintas formas ha ido generando un proceso que podríamos denominar de despolitización (atomización) de la sociedad. Curioso fenómeno, ya que el neoliberalismo, desde lo cultural, promueve, entre otras cosas, el individualismo, la competitividad y la muerte de las ideologías; sin embargo, es una potentísima ideología que entre otras cosas, tiene aparatos ideológicos (Universidades y medios de comunicación) que permiten difundirla e instalar su proyecto de sociedad, que es precisamente dicha despolitización; donde la política queda en manos de los mentados expertos o “técnicos” y la ciudadanía reducida a la mera figura del elector que cada cuatro años vota o del cliente que se remite a comprar un producto. Entonces el neoliberalismo, construye su propia política en función de ir socavando esa política con sentido colectivo y proyectual.
En consecuencia y siguiendo al citado Lechner, urge hablar de política para superar ese falso realismo que busca prescindir de todo discurso ideológico, donde nuestras actividades parecen quedar al servicio del accionar de la “mano invisible”. Por eso, hablar de política, no solamente nos ayuda a trazar la trayectoria del país, sino también nos permite buscar nuestro lugar como participes de un mundo en común.
Fantástico, correcto su análisis .
Claro, preciso y contundente su artículo, con una argumentación fácilmente digerible y muy orientadora.
Sin duda un interesante nota que apunta al aspecto fundamental de nuestra historia, a preguntarnos si podemos vivir sin acceder a la política, sin vincularnos , sin manifestarnos, sin participar, alejándonos de la política, Aristoteles ya mencionaba el tema del «ser social-ser político» es inherente a todo ser que nace en cualquier lugar.
Buen comentario maestro, claro y concreto!