
HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE
Si algo se ha logrado con las movilizaciones sociales que, desde el 18 de octubre pasado, sacuden a Chile como un terremoto social apenas perceptible en nuestras aldeas provincianas, ha sido poner de moda y ojalá en el lenguaje diario, una serie de conceptos como derechos, deberes, democracia, justicia, dignidad, inclusión, libertad y otros que están empezando a hacerse habituales en nuestra vida y de paso, enriqueciendo nuestro pobre vocabulario.
“La dignidad es un derecho que tiene cada ser humano de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares por el solo hecho de ser persona” , como lo señala un diccionario actualizado y virtual. Así también lo reconoce la declaración Universal de Derechos Humanos en su primer artículo que señala lo siguiente: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
De lo anterior podemos sacar varias conclusiones, como por ejemplo que la libertad, igualdad, dignidad y derechos en general son inherentes al ser humano, propios de él por derecho natural y no un regalo o un beneficio del gobierno de turno, sea cual sea su forma de gobierno, color político, religioso u otra particularidad. Nadie está por sobre estos derechos y a toda la humanidad le compete y se obliga a respetarlos.
En Chile, el tema de los derechos humanos viene al menos desde cuando nuestro país firmó en 1948 esta universal declaración, y por lo tanto, ninguna ley puede estar por sobre estos derechos y deberes humanos. El visionario gobierno del libertador O’Higgins en la constitución de 1818, señala esta idea en los siguientes términos: “el gobierno tiene la obligación de aliviar la miseria de los más necesitados y proporcionarles el camino a la felicidad”. Este concepto era muy avanzado en derechos para su época, al igual que la abolición de la esclavitud que se logró en el gobierno de Freire en 1823.
Volviendo al Chile actual, la dignidad es un tema crucial en estos tiempos, en donde cientos de personas han sido muy maltratadas, decenas han muerto, centenares han sido detenidas y todo por organizar protestas que se hacen eco del clamor ciudadano en temas tan sensibles como salud, pensiones decentes, educación integral, trabajo digno y otras necesidades que reclaman justicia social y pronta solución, mientras el gobierno solo atina a reprimirlos y tratarlos a todos de delincuentes.
Con el capitalismo salvaje, Chile se han transformado en los últimos 30 años en uno de los países más injustos del planeta, con un muy desigual reparto de la riqueza, la destrucción sistemática de nuestras recursos forestales, pesqueros o mineros que nos han llevado a una sobreexplotación de estos, falta de agua, todo ello en beneficio de unos pocos. También es muy sensible el sobre endeudamiento de muchos y cuya raíz de todos estos problemas es el estado que, dejando a un lado su rol en la constitución que nos rige, ha optado por entregar a los particulares, estos deberes que nos han traído monopolios, colusiones, tráfico de influencia, poderes virtuales y otros males que nos tienen en constante incertidumbre.
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