La consumación de Independencia de México (Parte I)
Desde México
Tomando de base a la Secretaría de Educación Pública (2014), en Historia. Cuarto Grado, la Revolución de Independencia comprendió entre 1810 y 1821 a consecuencia de una lucha armada en nuestro país para dejar de pertenecer al dominio de la Corona española. Este movimiento tuvo diversas etapas dirigidas por diferentes insurgentes, la cual para propósito de este artículo nos centraremos el proceso hacia la Consumación de Independencia en México.
Tras más de diez años de lucha, había ruina y miseria en vastas zonas de la Nueva España. Tanto los realistas como los insurgentes habían cometido atropellos y el gobierno del Virreinato no podía dominar la situación (Juan Brom, Esbozo de la historia de México, 2007). Los novohispanos ya no lo apoyaban y lo que más querían era que se restableciera la paz.
Además, las constantes protestas y levantamientos sociales contra de la monarquía española hicieron que, en marzo de 1820, el rey Fernando VII restaurara la Constitución de 1812, noticia que llegó a la Ciudad de México el 29 de abril de ese mismo año. Como era de esperarse, las autoridades virreinales trataron de evitar que dicha Constitución entrara en vigencia (María del Carmen Absalón, Historia de México, 2005).
Es decir, los españoles y los criollos ricos no deseaban obedecer la Constitución de Cádiz, que estaba de nuevo en vigencia, porque les quitaba privilegios, así que apoyaron la Independencia. También ellos querían la paz y convencieron al virrey Juan Ruiz de Apodaca de que encargase al coronel criollo Agustín de Iturbide que acabara con Vicente Guerrero, para poner el orden y terminar con la insurrección.
Iturbide, al principio, simpatizaba con la causa independista pero después decidió aliarse con los realistas debido a los actos de violencia que los insurgentes cometieron contra los españoles en varias ciudades. Durante casi cinco años los combatió exitosamente, lo cual le dio prestigio entre la población peninsular y criolla (Rodrigo Moreno Gutiérrez, Las fuerzas armadas en el proceso de consumación de independencia: Nueva España, 1820-1821, 2014).
María del Carmen Absalón (2005) expresa que ante la urgencia de mejorar la economía de Nueva España, severamente dañada por una década de guerras, y evitar la aplicación de la Constitución de Cádiz en su territorio, Iturbide consideró necesaria la alianza entre realistas e insurgentes, y para ello buscó a Vicente Guerrero, el líder guerrillero más importante en ese momento.
Vicente Guerrero conocía a la perfección las montañas surianas y no fue posible derrotarlo. Valiéndose del padre de Guerrero, el virrey Apodaca le ofreció concederle el indulto si dejaba la lucha. El caudillo respondió: “La patria es primero”.
Con el apoyo de los españoles y los criollos ricos, Iturbide le escribió a Guerrero pidiéndole que se reunieran para llegar a un acuerdo. Lo hicieron en Acatempan, donde Guerrero aceptó apoyarlo el 10 de febrero de 1821. Este hecho es conocido como el Abrazo de Acatempan.
Josefina Zoraida Vázquez (2008), en Nueva historia mínima de México ilustrada, menciona que Guerrero entendía las escasas posibilidades de triunfo. Iturbide sabía que derrotar a Guerrero sería difícil. Los dos querían la Independencia. Guerrero era el continuador de la lucha de Miguel Hidalgo y José María Morelos; Iturbide representaba el deseo de paz de la mayoría de la población y los intereses de los criollos ricos y de los españoles que vivían en América y que ya no querían depender de España.
El 24 de febrero de 1821, respaldado por Guerrero, Iturbide firmó el Plan de Iguala (o de las Tres Garantías): invitaba a los habitantes del Virreinato a unirse para lograr la Independencia. Las tres garantías eran: a) la religión católica como única, b) la unión de todos los grupos sociales y c) la independencia. México sería una monarquía constitucional. Cada garantía se convirtió en un color para la bandera de la nueva Nación (Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2010).
El virrey en turno, Juan Ruiz de Apodaca, desconoció el Plan de Iguala y relevó a Iturbide de su cargo, suprimió algunas libertades como la de imprenta y llamó a la defensa del gobierno español. Además, se crea el Ejercito Trigarante. Por otra parte, los insurgentes lograron distintas victorias militares, al mando de personajes como José Joaquín de Herrera, Anastasio Bustamante, Nicolás Bravo y Antonio López de Santa Anna.
Para muchos españoles, las constantes derrotas que sufrió el ejército realista se debieron a la ineptitud del virrey para defender la Nueva España. El 5 de julio de 1821 lo relevaron de su puesto y el gobierno recayó en Francisco Novella, quien intentó, con poco éxito, contener el avance insurgente.
En la Parte II mencionaremos sobre los Tratados de Córdoba, la entrada del Ejecito Trigarante a la Ciudad de México, entre otras cosas.
Fuente de figura:
Desde México
Tomando de base a la Secretaría de Educación Pública (2014), en Historia. Cuarto Grado, la Revolución de Independencia comprendió entre 1810 y 1821 a consecuencia de una lucha armada en nuestro país para dejar de pertenecer al dominio de la Corona española. Este movimiento tuvo diversas etapas dirigidas por diferentes insurgentes, la cual para propósito de este artículo nos centraremos el proceso hacia la Consumación de Independencia en México.
Tras más de diez años de lucha, había ruina y miseria en vastas zonas de la Nueva España. Tanto los realistas como los insurgentes habían cometido atropellos y el gobierno del Virreinato no podía dominar la situación (Juan Brom, Esbozo de la historia de México, 2007). Los novohispanos ya no lo apoyaban y lo que más querían era que se restableciera la paz.
Además, las constantes protestas y levantamientos sociales contra de la monarquía española hicieron que, en marzo de 1820, el rey Fernando VII restaurara la Constitución de 1812, noticia que llegó a la Ciudad de México el 29 de abril de ese mismo año. Como era de esperarse, las autoridades virreinales trataron de evitar que dicha Constitución entrara en vigencia (María del Carmen Absalón, Historia de México, 2005).
Es decir, los españoles y los criollos ricos no deseaban obedecer la Constitución de Cádiz, que estaba de nuevo en vigencia, porque les quitaba privilegios, así que apoyaron la Independencia. También ellos querían la paz y convencieron al virrey Juan Ruiz de Apodaca de que encargase al coronel criollo Agustín de Iturbide que acabara con Vicente Guerrero, para poner el orden y terminar con la insurrección.
Iturbide, al principio, simpatizaba con la causa independista pero después decidió aliarse con los realistas debido a los actos de violencia que los insurgentes cometieron contra los españoles en varias ciudades. Durante casi cinco años los combatió exitosamente, lo cual le dio prestigio entre la población peninsular y criolla (Rodrigo Moreno Gutiérrez, Las fuerzas armadas en el proceso de consumación de independencia: Nueva España, 1820-1821, 2014).
María del Carmen Absalón (2005) expresa que ante la urgencia de mejorar la economía de Nueva España, severamente dañada por una década de guerras, y evitar la aplicación de la Constitución de Cádiz en su territorio, Iturbide consideró necesaria la alianza entre realistas e insurgentes, y para ello buscó a Vicente Guerrero, el líder guerrillero más importante en ese momento.
Vicente Guerrero conocía a la perfección las montañas surianas y no fue posible derrotarlo. Valiéndose del padre de Guerrero, el virrey Apodaca le ofreció concederle el indulto si dejaba la lucha. El caudillo respondió: “La patria es primero”.
Con el apoyo de los españoles y los criollos ricos, Iturbide le escribió a Guerrero pidiéndole que se reunieran para llegar a un acuerdo. Lo hicieron en Acatempan, donde Guerrero aceptó apoyarlo el 10 de febrero de 1821. Este hecho es conocido como el Abrazo de Acatempan.
Josefina Zoraida Vázquez (2008), en Nueva historia mínima de México ilustrada, menciona que Guerrero entendía las escasas posibilidades de triunfo. Iturbide sabía que derrotar a Guerrero sería difícil. Los dos querían la Independencia. Guerrero era el continuador de la lucha de Miguel Hidalgo y José María Morelos; Iturbide representaba el deseo de paz de la mayoría de la población y los intereses de los criollos ricos y de los españoles que vivían en América y que ya no querían depender de España.
El 24 de febrero de 1821, respaldado por Guerrero, Iturbide firmó el Plan de Iguala (o de las Tres Garantías): invitaba a los habitantes del Virreinato a unirse para lograr la Independencia. Las tres garantías eran: a) la religión católica como única, b) la unión de todos los grupos sociales y c) la independencia. México sería una monarquía constitucional. Cada garantía se convirtió en un color para la bandera de la nueva Nación (Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2010).
El virrey en turno, Juan Ruiz de Apodaca, desconoció el Plan de Iguala y relevó a Iturbide de su cargo, suprimió algunas libertades como la de imprenta y llamó a la defensa del gobierno español. Además, se crea el Ejercito Trigarante. Por otra parte, los insurgentes lograron distintas victorias militares, al mando de personajes como José Joaquín de Herrera, Anastasio Bustamante, Nicolás Bravo y Antonio López de Santa Anna.
Para muchos españoles, las constantes derrotas que sufrió el ejército realista se debieron a la ineptitud del virrey para defender la Nueva España. El 5 de julio de 1821 lo relevaron de su puesto y el gobierno recayó en Francisco Novella, quien intentó, con poco éxito, contener el avance insurgente.
En la Parte II mencionaremos sobre los Tratados de Córdoba, la entrada del Ejecito Trigarante a la Ciudad de México, entre otras cosas.
Fuente de figura:
https://www.historiando.org/consumacion-de-la-independencia-de-mexico/
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