La Señora Tita, don Omar y el Centenario UdeC.
El centenario de la Universidad de Concepción, no solamente se debería remitir a lo que podríamos llamar las historias “oficiales” o “institucionales”, es decir, todo aquello que dice directa relación con el quehacer institucional de la Universidad. A la par de aquel proceso, se pude dar cuenta de otras historias, relatos, tradiciones o anécdotas las cuales también son parte constitutiva de la historia de la Universidad o bien están ligadas directamente a ella. En otras palabras, nos estamos refiriendo a espacios, lugares o personajes que se han convertido en una tradición, punto de referencia o lugar de encuentro de todos aquellos que han pasado por la casa de estudios. Al respecto podemos señalar dos ejemplos. El primero de ellos es el caso de la señora Audita del Carmen Salazar, más conocida en el ambiente universitario y penquista como la “Tía Tita” o la “Señora Tita”, quien era dueña del local conocido como el “Aula Cero”, el cual se ubicaba al lado del barrio universitario, camino a la Agüita de la Perdiz.
El “Aula Cero” era el espacio donde no solamente se concurría a beber algún refresco, léase cerveza o navegado, acompañado de algunas sopaipillas, sino también un espacio de sociabilidad política y cultural, donde era posible de encontrar a dirigentes estudiantiles del periodo de los años sesenta hasta la actualidad, a lo cual se suma el importante papel que cumplió el local a la hora de dar protección a quienes eran perseguidos a propósito del golpe de Estado de 1973 y durante los años de la dictadura. A lo anterior se suma la realización de algunos encuentros, peñas y cantatas de artistas locales y aficionados, los cuales interpretaban música latinoamericana o de cantantes y grupos de la nueva canción chilena. Pero había más, la propia “Tía Tita”, se encargaba de amenizar las conversaciones, contando sus anécdotas e historias de vida.
El “Aula Cero”, fue sin duda un lugar obligado de encuentro y regocijo para todos aquellos estudiantes que pasaron por la Universidad, así como para académicos y funcionarios. El Aula Cero fue una representación de la Universidad, pero a nivel micro y distendido, donde todos y todas podían convivir sin distinción social.
Un segundo espacio característico es el quiosco de “Don Omar”, aquel que está al lado de la Parroquia Universitaria, a unos metros de calle Los Olmos. Don Omar es otro de esos personajes característicos de la historia de la Universidad. Se le puede encontrar a tempranas horas de la mañana por el barrio universitario repartiendo diarios o revistas, pero sin duda alguna, una de sus principales características es su ubicación. Sentado en una silla, con su manta (en otoño-invierno) leyendo el diario, alguno que otro opúsculo o completando un puzzle, todo en compañía de la música Rock, (en estos últimos años a través de Radio Futuro). El quiosco de don Omar, es otro de esos espacios de encuentro y diálogo de los universitarios. Allí no solamente se puede adquirir el diario del día, también comprar uno que otro libro, revista, CDs, vinilos, pero sobre todas las cosas establecer una interesante conversación sobre los más variados temas.
Don Omar es de esos quiosqueros o diareros que ha visto pasar los últimos 40 a 50 años de la historia de la Universidad. Una fuente de primera mano.
En consecuencia, el centenario no son solo los rectores, académicos/as e investigadores/as, también espacios y personajes como el “Aula Cero” de la señora Tita y el Quiosco de don Omar, que en estos años también han aportado para dar vida e identidad a nuestra Universidad.
era un clásico en ingeniería a mediados de los 80 decir que la sala para un certamen se había trasladado al aula 0…
Fantástico!
Eso también es historia!
Y, de la buena, historia humana y relaciones y comunicaciones «empapadas » de afecto, cariño y solidaridad.
Valores que añora la sociedad entera.