
LAS REDES TRÓFICAS
Los seres vivos dependemos para nuestra supervivencia de las denominadas “redes tróficas” (del griego tropos: alimentar). Un sistema puede representarse como una red de componentes y sus interacciones [1] [3]. En un ecosistema es posible la representación entre las especies que los componen por el modo en que se alimentan, unas de otras, dentro de una red trófica. Una red trófica es un conjunto de “cadenas tróficas” interconectadas que pueden establecerse en el ecosistema [2].
A través del análisis de las ligazones (o eslabones de las cadenas) es posible evaluar qué pasaría si se elimina una especie, o si se introduce una especie ajena al ecosistema natural.
Hay especies más resilientes que otras –típicamente las de mayor tamaño y masa, que se alimentan de una gran diversidad de seres vivos- a las que poco afecta si desaparece una de las especies de las varias de las cuales se alimentan. En el otro extremo, si cierta especie A se alimenta de una única especie dependiente ‘B’, si ocurriese la extinción de ‘B’ también se extinguiría ‘A’. Este tipo de situaciones puede desencadenar un sinnúmero de extinciones catastróficas. Las especies que pueden provocarlas son las llamadas “especies clave”, ya que si se extinguen –aunque afecten a muy pocas especies-, su efecto se propaga por todo el ecosistema, causando un verdadero desastre.
Ahora bien, entre las diversas cadenas ecosistémicas, las de mayor diversidad son más resilientes, pues al tener más especies en nichos ecológicos similares, se hace mucho más difícil que el efecto de la extinción de una especie se propague por toda la cadena.
Aplicación de estos conceptos a situaciones que tenemos en Chile.
Veamos con un par de casos de qué sucede con algunas especies introducidas.
- Castor [5] [6]
El caso de los castores, originarios de América del Norte, introducidos por el gobierno Argentino con fines comerciales, en la década de los ’40 del siglo XX –sin prever las consecuencias- en el Lago Cami (o Lago Fagnano) de la isla de Tierra del Fuego. Se han transformado en una devastadora plaga al no tener depredadores naturales (por ser eslabón suelto de una cadena) que está invadiendo no solo los bosques de esa isla, sino también de la isla Navarino y de la zona continental de la Región de Magallanes. Resultado: destrucción de cientos de hectáreas de bosques de lenga (nothofagus pumilio) porque los castores derriban los árboles con sus incisivos –verdaderos formones óseos- para construir sus diques.
- Salmón [7] [8]
El salmón del Atlántico (salmo salar) y el salmón del Pacífico o coho (oncorhynchus kisutch), son especies originarias del hemisferio Norte, introducidas en el hemisferio Sur -específicamente en Chile- para su cultivo intensivo en jaulas-balsa como producto de exportación. Ambas especies, totalmente ajenas a los ecosistemas marinos de Chile, no tienen depredadores naturales (a excepción de los lobos marinos obligados a serlo). Están provocando graves desequilibrios en las redes bióticas del mar pues al escapar de las jaulas por accidentes u otras razones, depredan las especies autóctonas para alimentarse.
La industria salmonera está muy cuestionada por varias ONG ambientalistas chilenas y extranjeras y por científicos chilenos que han estudiado los problemas mencionados y advirtiendo los desastres en desarrollo que van ‘in crescendo’.
Y, finalmente, veamos situaciones debidas a pérdidas de ecosistemas, causantes de la disminución de ejemplares que ponen en riesgo la supervivencia de especies de aves autóctonas y migratorias.
Humedales.
Los humedales costeros del litoral chileno son importantes ecosistemas acuáticos que proveen de hábitat y alimentación a numerosas especies de aves endémicas y migratorias. Varias especies de estas últimas viajan desde Canadá y otras regiones árticas del hemisferio norte a dichos humedales antes del comienzo del invierno septentrional. Algunas lo hacen en ‘vuelo sin escalas’ y llegan exhaustas a nuestras costas a veranear, descansar y alimentarse para su viaje de retorno. Otras lo hacen haciendo ‘escalas técnicas’ en los humedales que hay a lo largo de la costa del océano Pacífico.
Dicho este preámbulo, imagínese usted estimado lector y deduzca por sí mismo que pasaría con esas aves migratorias si seguimos rellenando los humedales costeros (y otros) para construir puertos, urbanizaciones y otras infraestructuras banales.
Si seguimos eliminando humedales, lo que implica cortar eslabones de la cadena trófica de las aves, contribuiremos a que muchas especies disminuyan en número de ejemplares y a la larga desaparezcan.
Está una de las importantes razones por las que debemos mantener y proteger todos los humedales del territorio nacional.
Una observación final a sobre las redes tróficas. Si se analizan los gráficos y figuras de las referencias bibliográficas, se nota claramente el antropocentrismo que nos caracteriza como especie viviente: el humano no tiene presencia en los diagramas. Y esto nos coloca en una posición errónea, la de hacernos creer que estamos fuera de la Naturaleza, que no somos parte de ella y, más aún, que la Naturaleza está a nuestra disposición para usarla a nuestro arbitrio y abusar de ella.
Fuente de figura: https://www.investigacionyciencia.es/blogs/fisica-y-quimica/34/posts/redes-15258
Referencias:
[1] http://networksciencebook.com/
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Cadena_tr%C3%B3fica
[3] https://www.youtube.com/watch?v=uftyLuE5Vbw
[5] https://www.colegioveterinario.cl/noticias/ver.php?id=613
[7] https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102004886
[8] https://es.mongabay.com/2018/08/escape-de-salmones-en-chile/
[9] https://www.jstor.org/stable/j.ctt15hvtx4
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