
Editorial: ¿Del oasis al pantano?
Pocos días antes del 18 de Octubre, el Presidente, con una sobredosis de soberbia, proclamaba que entre las naciones latinoamericanas, Chile era “un oasis”. Cuando aún no han transcurrido ni cien días desde esta fecha, el país aparece transformado en un pantano en que cada paso que da la clase gobernante no nos conduce hacia terreno sólido sino que nos lleva a sumergirnos más y más en una ciénaga tremendamente peligrosa para todos.
La última encuesta del Centro de Estudios Públicos, think tank de propiedad del gran empresariado, puso el broche de oro a la situación al calificar al mandatario con un 6% de aprobación (la cifra más baja desde que se tiene memoria) y con un increíble 82% de desaprobación. En una desesperada maniobra comunicacional, el mandatario procuró atenuar el impacto hablando por cadena nacional para anunciar modificaciones al régimen de pensiones y, luego, en una reunión con adultos mayores, señaló que él no se preocupaba de las encuestas sino de la solución de dar solución a los problemas concretos de la gente.
Las encuestas, todas las encuestas unánimemente, han detectado que la ciudadanía opinante no tiene confianza en el Presidente y lo ha calificado como una persona que “no cumple lo que promete”.
En la Biblia, libro que como buen católico el gobernante debiera conocer, el profeta Jeremías (5:21) dice que son “necios e insensibles aquellos que tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen”.
Centenares o quizás algunos miles de páginas, se han escrito para analizar la fuerte explosión social que ha comprometido la “normalidad del país”. Las huellas digitales de lo que ha sucedido siguen grabadas en muros, ventanales, vitrinas, equipamiento comunitario, oficinas de bancos e instituciones financieras, comercio, establecimientos educacionales. Todas estas variopintas expresiones, formales o vociferantes, ¿no le dicen nada a quienes nos gobiernan? Sus innumerables asesores comunicacionales ¿no son capaces de leer un mensaje que es inequívoco y llevar su contenido hasta el segundo piso de Palacio?
Según los eruditos, el “pecado original” no fue de carácter sexual sino de soberbia y es, precisamente la soberbia, propia de quienes son incapaces de dudar, de cuestionarse sus dogmas y creencias (que es la actitud propia de las personas sabias e inteligentes), lo que continúa marcando el accionar de este Gobierno: el sometimiento ciego y fanático a un ideologismo que está en crisis en muchos países del mundo. Por supuesto, peor aún sería si tal cerrazón mental estuviera atada a la avaricia y al egoísmo.
Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda, ex Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU durante 15 años, de visita a Chile ha dicho: “No logro comprender la privatización del agua en Chile”, “me parece algo insólito”. Nadie (ni el Ministro de Agricultura) tuvo oídos para oírla. U optaron por hacerse los lesos.
Luigi Zingales, italiano, doctor en Economía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), director del Stigler Center y académico de la Escuela de Negocios de la U. de Chicago, es autor del libro “Salvar el capitalismo de los capitalistas”. Vino a Chile invitado a exponer en el “Congreso del Futuro”. En entrevista de prensa (LUN, 17.01.2020), afirmó: “La economía chilena es un capitalismo de amigotes, un capitalismo de yernos”. “Yo no digo que Chile no sea un país capitalista. Lo es, pero tiene un capitalismo que no produce beneficios para todos”. “No es una opinión, es un hecho” “Empecemos por los derechos de pesca, una de las cosas más importantes de Chile. Fueron entregados gratis a una familia. Un gran recurso minero fue privatizado en la época de Pinochet, para su yerno. Chile es un país pequeño con la riqueza concentrada en conglomerados muy grandes. Al restringir la competencia, (estos) impiden que el capitalismo entregue mejores precios, menor desigualdad y más libertad”. “En el capitalismo conservador, Chile es número uno en el mundo pero en el resto no anda bien” “El resto es tener un sistema que provea oportunidades a todos. Creo que mucho del resentimiento que la gente tiene hoy es porque se les prometió una oportunidad y no fue así. Si no fuiste a un buen colegio, a uno de elite, estás fuera”. ¿Habrá escuchado el presidente Piñera su conferencia?
Se podrían obtener centenas de testimonios de políticos e intelectuales de todas las tendencias y de todo el mundo con un enjuiciamiento crítico al modelo socio-económico neoliberal en aplicación en Chile, en que destacan sus exageraciones, abusos y libertinajes. También con su permanente denuncia a sus explícitas exclusiones de importantes sectores de la sociedad. Se podría destacar que la economía continúa siendo un proceso extractivo de materias primas con cero capacidad de manufactura e innovación tecnológica. Se podrá acusar que la riqueza acumulada por las “doce familias” se ha generado a partir de apropiaciones ilegítimas bajo la dictadura; de beneficios, fraudes y privilegios alcanzados por medio del financiamiento ilegal de la política; de procederes meramente especulativos; de evasiones y elusiones tributarias y de fugas hacia los paraísos fiscales; de delitos colusivos que quedan prácticamente impunes; etc.
Mas, si el Presidente no está dispuesto a cortar las amarras que lo ligan indisolublemente a los grupos de poder dominantes y no muestra ni capacidad ni disposición de asumir las responsabilidades del caso en beneficio de un nuevo orden, es obvio que el país seguirá un camino que nadie quiere. Como en las viejas tragedias griegas, conocemos nuestro oscuro destino pero seguimos marchando hacia allá.
Tuvo ojos para ver y no vio; oídos para escuchar, y no oyó.
Certero y claro, de comienzo a fin.
Gracias y felicitaciones a la ventana Ciudadana.
Tan sólo el título , ya me parece magistral…Una editorial muy ilustrativa.
Una demostración palmaria que “el país camina hacia un oscuro destino”, es decir, que vamos huyendo hacia adelante, hacia el despeñadero, es la encaprichamiento y tozudez de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) manifestada en las torpes y absurdas declaraciones de sus directivos zonales, destacándose en ello su filial de Concepción, para defender con ridículas argumentaciones lo indefendible. En efecto, pretender que lo mejor para la ciudad es densificarla construyendo torres gigantescas de 15 y más pisos (con minúsculos departamentos) por doquier, poco menos que con ‘chipe libre’, es vergonzoso. Si para alguien puede ser bueno ese ‘esquema de negocios’ es para las empresas inmobiliarias y para nadie más, pues el rendimiento y rentabilidad de ese tipo de construcciones es enorme. Y la que “paga el pato” es Concepción, asi a secas (me carga eso de Gran), que va degenerando de modo creciente y progresivo hacia una estado de fealdad cuasi indescriptible y a un caos vial no vistos en otras latitudes.