
Las vueltas de la vida
Uno de los hechos bochornosos de la vida financiera de Sebastián Piñera, actual Presidente de la República, lo constituye el affaire conocido en los Tribunales como del “uso y abuso de información privilegiada”.
Todo ocurrió el 24 de julio de 2006. Se reunió en ese entonces el Directorio de LAN-CHILE, uno de cuyos integrantes era el mencionado inversionista. Los resultados del balance eran altamente positivos. Al concluir la sesión, y por supuesto antes de que “el mercado” conociera la información (la que obviamente elevaría el precio comercial de las acciones de la empresa), don Sebastián se comunicó con Banchile-Corredores de Bolsa y le ordenó la compra inmediata de acciones por un monto de $9.840 millones de pesos.- Como no tenía plata en caja para respaldar la operación, la Corredora, de acuerdo a lo permitido por la reglamentación vigente a la fecha del mercado de valores, le otorgó financiamiento por la suma correspondiente. Ello implicaba que “su cliente” restituyera los fondos o realizara las acciones financieras del caso, al primer día hábil siguiente. El privilegiado cliente no cumplió y solo regularizó la situación cinco días más tarde.
Mucho tiempo después, la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) tomó conocimiento de lo ocurrido y le aplicó una multa de 19.470 Uefes. , cantidad equivalente a aproximadamente 363 millones de pesos. Aunque Piñera se defendió arguyendo que no había hecho uso de información privilegiada sino que sus mandatarios operaban de acuerdo a un ingenioso “algoritmo” que les indicaba cuándo debía comprar y cuándo debía vender , optó finalmente por pagar la multa. Total, la ganancia obtenida en “la pasada” era tremendamente más elevada.
Años más tarde apareció en escena un nuevo personaje: don Francisco Armanet, gerente a la fecha de los hechos de Banchile-Corredores de Bolsa. En otra investigación, el ejecutivo referido declaró que Sebastián Piñera había sabido perfectamente que estaba haciendo uso de información privilegiada pues él, personalmente, se lo había advertido. “Tengo en mi poder la grabación con todo lo conversado, pero no la daré a conocer a menos que la Justicia me lo ordene”. Y cerró su declaración con una frase inolvidable, ya que su cliente de antaño era ahora nada menos que Presidente de la República: “Prefiero proteger y reforzar la función presidencial”.
De seguro, nuestros lectores deben estar preguntándose: ¿Qué sentido tiene sacar a relucir estos hechos acontecidos hace ya catorce años?
Cabe precisar al respecto que si bien la causa incoada por la SVS se encuentra cerrada en Chile, no sucede lo mismo en los Estados Unidos. Las acciones de LanChile se transaban también en la Bolsa de Nueva York y estas infracciones, allá, son constitutivas de delito y su plazo de prescripción es nada menos que de 20 años. Por lo tanto, los organismos reguladores del país del Norte pueden perseguir las responsabilidades penales del caso hasta el año 2026, razón por la cual el ciudadano Piñera, como cualquier civil, difícilmente se arriesgará a ir de paseo por esas tierras.
Y todo esto ¿a propósito de qué?
Como al parecer padezco del mal de Diógenes, tengo la mala costumbre de acumular papeles, documentos y recortes.
En el tiempo de reclusión que me genera la pandemia, he estado botando papeles al por mayor pero no sin antes revisarlos. Así, encontré una columna de “El Mercurio” titulado “Piñera y la SVS: lo verdaderamente en juego”, la que fue publicada el 23 de enero de 2007.
El articulista parte por destacar la importancia para el país de contar con una sólida institucionalidad en el mercado de capitales. Propone buenas prácticas, protección adecuada a los accionistas minoritarios y luego afirma: “En no pocos aspectos, nuestro mercado parece estar bastante en deuda”. Señala los casos Chispas, Inverlink y Piñera como demostrativos “de lo mucho que nos queda por avanzar en esta materia”. Sobre este último comenta: “No se puede concluir que el empresario haya hecho uso de información privilegiada. Ello atendiendo a la existencia de un modelo de inversiones (sic) presentado en sus descargos por el empresario que avalaría su actuar….Su modelo le habría recomendado comprar en ese preciso momento, independientemente de haber contado o no con la mentada información financiera próxima a divulgarse”. “Para aquellos que dudan del timing (defensivo) esta sí que resulta una coincidencia mayor. Demasiado grande para no generar suspicacias”. Luego comenta: las suspicacias van minando la credibilidad del mercado financiero: “En cualquier mercado de capitales medianamente desarrollado (por no decir decente) prácticas como las citadas están claramente normadas, prohibidas y severamente sancionadas. En el nuestro, en cambio, estas conductas serían relativamente habituales entre otros directores de empresa”.
El autor del contundente artículo es el académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, Ignacio Briones R.
Otra vez, por curiosa coincidencia, el actual Ministro de Hacienda de Piñera II, es el ex académico de la U. Adolfo Ibáñez, don Ignacio Briones Rojas.
Al parecer, se trataría de la misma persona.
Todo demostraría que el Presidente Piñera, al menos no es rencoroso.
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