«La injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes».                                        

Martin Luther King

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LO HEMOS VENIDO ADVIRTIENDO

Miguel Ángel San Martín

Periodista. Especial para La Ventana Ciudadana, desde Madrid, España.

Especial para La Ventana Ciudadana

Desde Madrid, España.

Desde hace bastante tiempo y en estas mismas columnas de difusión periodística, hemos venido advirtiendo que el Corona Virus está provocando una pandemia brutal. Por mi condición de chileno residente en la capital de España, uno de los países que más ha sufrido esto, asumí la tarea de alzar mi voz profesional para advertir en Chile lo que estaba ocurriendo aquí. Y, además, señalé los errores que se estaban cometiendo aquí para que no ocurriera lo mismo en mi país.

Lo declaró la OMS hace meses. Incluso, advirtió a todos los países de su peligrosidad. Pero muchos no se lo creyeron. Hubo, incluso, más de algún mandatario que se burló de aquello y calificó como “un simple resfriadito” la enfermedad Covid 19. Y hoy tenemos a casi 180 países con este problema, con alrededor de cinco millones y medio de contagiados, y con casi 350 mil muertos.

En China, país donde surgió esta pandemia, actuaron con rapidez y severidad para controlar la situación. Con medidas rigurosas destinadas a evitar la proliferación del contagio, decidieron paralizar las actividades de una extensa zona geográfica y obligar a la población a mantenerse encerrada en sus casas.  Y millones de personas actuaron con responsabilidad y rigor. La medida fue acertada, puesto que ya no tienen nuevos contagiados.

Corea, atenta a todo lo que ocurría en el mundo, siguió su ejemplo. Y también aplicó esas medidas, las que fueron acatadas con responsabilidad social por sus ciudadanos. Después vinieron los países europeos adoptando similares decisiones y apoyando de diversas maneras a quienes tienen menos recursos, a las empresas paralizadas y amenazadas de cierre definitivo, a las mayores que se sentían obligadas a despedir a su personal. 

En Chile, la pandemia está llegando con fuerza. Y está afectando a quienes menos tienen, a los que viven al día y al debe, a los que deben salir cotidianamente en busca del sustento para sus familias. Las autoridades no habían previsto la magnitud del contagio ni la peligrosidad del virus.

Existe un enorme batallón de personas que se sitúan en el mercado informal, sin contratos, sin previsión, con jubilaciones o pensiones de hambre…o sin nada. Es la inequidad del sistema que hace pagar el precio de la imprevisión a los más necesitados, a los más pobres. Son las víctimas de un sistema que prioriza la economía por sobre la propia vida.

¿Por qué no se ha alzado la vista y mirado hacia afuera para detectar lo mal hecho y aprender de las buenas decisiones? El exitismo que ha venido prevaleciendo en Chile, el constante mirar comparativo con otras realidades, nos ha llevado a vivir en un mundo de fantasía, irreal, de papel. No podemos estar constantemente corriendo una carrera mirando para el lado. Los cabezazos y las caídas son dolorosas.

Ahora, cuando la tragedia se nos viene encima, muchas decisiones ya son tardías e ineficaces. Las palabras suenan sólo a irresponsables justificaciones. Por lo mismo, llamamos urgentemente al autocuidado, a quedarnos en casa, a practicar la responsabilidad social y a ayudar a los que nada tienen. Debemos practicar con generosidad la solidaridad urgente para evitar que los pobres salgan de sus casas a buscar sustento, pero que van a encontrar solamente el peligroso contagio.

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