
No hay consumo seguro: tabaco afecta incluso con pocos cigarrillos al día
| No existe un nivel seguro de exposición al tabaco, incluso en bajas dosis genera severos daños a la salud y riesgo de múltiples cánceres. Además, se desmitifica el uso de vapeadores como alternativa segura. |
El consumo de tabaco continúa siendo una amenaza significativa para la salud pública, con impactos profundos tanto a nivel individual como comunitario. Los riesgos del tabaquismo son múltiples, severos y muchas veces subestimados.
El tabaco sigue siendo una de las principales causas de enfermedad, discapacidad y muerte prevenibles en el mundo. Afecta prácticamente todos los órganos del cuerpo, incrementando el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, problemas reproductivos y un debilitamiento general del sistema inmunológico. Entre los tipos de cáncer asociados directamente al tabaquismo se encuentran el de pulmón, laringe, boca, páncreas, vejiga y muchos otros.
El daño no está limitado a los cigarrillos manufacturados. Cualquier forma de tabaco es nociva, incluidos los denominados tabacos artesanales como cigarros de liar, para pipas y los puros. Muchas veces, estos productos se consumen sin filtro y con una inhalación más profunda, lo que incrementa la exposición a toxinas peligrosas.
En relación a los ‘vapeadores’, no son una alternativa segura. Aunque no contienen alquitrán ni monóxido de carbono, el aerosol que generan incluye nicotina en altas concentraciones, metales pesados, compuestos químicos tóxicos y partículas ultrafinas que pueden causar daño pulmonar severo. Ya existen estudios que vinculan su uso a enfermedades como EVALI y otras afecciones respiratorias graves.
Otro aspecto que preocupa a la comunidad es el inicio temprano del consumo. Los adolescentes tienen cerebros en desarrollo, lo que los hace más propensos a generar adicción a la nicotina. Además, una exposición prolongada desde temprana edad aumenta los riesgos acumulativos de enfermedades crónicas. No existe un nivel seguro de exposición al tabaco. Incluso unos pocos cigarrillos al día o la exposición al humo ajeno afectan gravemente la salud.
Para abandonar el tabaco, se requiere un enfoque integral que combine decisión personal, apoyo profesional y tratamiento farmacológico. Dejar de fumar es posible, pero requiere compromiso, guía médica y acompañamiento emocional. Existen terapias efectivas, como los reemplazos de nicotina o medicamentos recetados, así como estrategias para evitar recaídas y manejar el estrés asociado. La mejor decisión para la salud es no comenzar el consumo de tabaco ni de nicotina en ninguna de sus formas. Y para quienes ya fuman, buscar ayuda para dejarlo puede marcar una diferencia radical en su calidad de vida y bienestar futuro.



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