
No puedo estar de acuerdo…
En el marco de las protestas, del estallido social, de las movilizaciones, pude observar en los noticiarios de televisión, cómo cientos de personas que se manifestaban, atacaban a carabineros atrapados en dos vehículos policiales, los que quedaron detenidos en medio de un taco de vehículos en las calles céntricas de Santiago.
No puedo estar de acuerdo que se ataque a esos y otros carabineros, de la forma en que fueron atacados…
Primero, porque detrás de esos uniformes hay personas, seres que no deben ser atacados de esa forma, si se consideran los más básicos sentimientos y razonamientos humanos…
El tema es qué, la irracionalidad del Gobierno, nos está llevando a institucionalizar la violencia, y, claro está, ese sí que será un problema mayor para quienes queremos construir un nuevo sistema de vida para los chilenos.
Perdón, no quiero ser mal interpretado, pero, a riesgo de ello, y para que se bien entienda: un tema es justificar la violencia y otro muy distinto es explicar los fenómenos que generan estos actos.
Este gobierno, los parlamentarios y varias de las instituciones del Estado, han reaccionado, tarde y mal, ello, producto de lo debilitadas y trastornadas que se encuentran estas elites institucionales.
Ni la justicia ni el parlamento debieron demorarse tanto tiempo en evitar que el gobierno, afiebrado, confuso y sorprendido, siguiera actuando guiado por un presidente que le declara la guerra a un pueblo, al “SOBERANO” que se rebela después de más de cuarenta años de ser pisoteado, engañado y tratado indignamente por un sistema económico, político, social y filosófico, que contó con estas mismas instituciones como cómplices incluyendo a los partidos llamados de Izquierda, todos los cuales tenían y tienen herramientas adecuadas propias de una sociedad democrática, pero solo han usado algunas y muy tardíamente.
Los carabineros hoy, son utilizados para reprimir, brutal y criminalmente a una ciudadanía que se puso de pie. A una ciudadanía que ya no quiere soportar más humillaciones, a una ciudadanía que sigue pagando los costos, con víctimas: están los que han perdido la vista, los que han sido torturados, los que han perdido la vida, los que son bombardeados con elementos tóxicos ilegales, etc, etc.
Esos son, esos somos los que protestamos, y, de entre nosotros, salen algunos que provocados, incentivados por la represión brutal, inspirados por la rabia que provoca ser atacados cuando se manifiestan pacíficamente, reaccionan en contra de carabineros.
Las instituciones aún no dan la respuesta que debieran, como la ocasión lo amerita. La ciudadanía se pregunta: Qué pasa con los altos mandos de carabineros, qué pasa con los intendentes, Qué pasa con los Ministros llamados a velar para que las instituciones policiales procedan en el marco legal de un estado de Derecho.
Siguen allí, escondidos sin responder, y los carabineros recibiendo el rechazo de la ciudadanía, mientras los verdaderos responsables, no pagan sus culpas.
Finalmente debo decir, porque los he visto y los he mirado a los ojos, les he hablado, lamentablemente, muchos de ellos, salen a reprimir, sordos y ciegos, más bien “enceguecidos”, a la “GUERRA” contra sus hermanos de clase.
A pesar de todo, no estoy de acuerdo con atacar a los carabineros. A ellos los tienen enajenados, actúan sobrepasando la ley, son amparados por el odio sin razón.
Nosotros, la civilidad estamos conscientes, actuamos con racionalidad y nuestros sentimientos están inspirados por el humanismo y, estamos guiados por derechos, por la dignidad y la justicia, no queremos ser más manipulados por un sistema guiado por los poderosos y sus lacayos. Porque somos humanos, seguiremos unidos… Como lo hicieron miles de compatriotas en las noches de Navidad y Año Nuevo, para celebrar. Sin embargo, recibieron del Gobierno, por medio de Carabineros: ¡REPRESION!
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