
¿POR QUÉ RECHAZAR LA REFORMA TRIBUTARIA DEL GOBIERNO? UN “MANJAR” PARA LOS SÚPER RICOS
La última semana política estuvo marcada por la decisión de la bancada de la Democracia Cristiana de entregar los votos suficientes para que el gobierno obtuviera la aprobación de la idea de legislar su Reforma Tributaria, la que ha sido cuestionada por la mayoría de la oposición por su carácter regresivo.
Más allá de las declaraciones cruzadas al respecto y del quiebre en la oposición, lo que trataremos de aclarar es por qué esta reforma tiene tantos detractores y no es buena para la ciudadanía.
El proyecto es un cambio estructural orientado a favorecer a los más ricos e innecesario bajo el actual contexto económico, ya que el mejoramiento de las cifras económicas en el país, durante el año pasado, se desarrolló bajo el Sistema Tributario impulsado por el gobierno anterior, a pesar de la campaña de desprestigio en su contra y que lo acusaba de ser el causante del estancamiento.
La reintegración del sistema genera una menor recaudación para el Estado. Son 833 millones de dólares menos, de los cuales la totalidad del gasto va al 10 por ciento de las empresas más grandes de Chile y peor aún 640 millones de dólares van en beneficio directo de solo el 0,1 por ciento de las mismas. En conclusión esta medida NO beneficia en nada al otro 90 por ciento de las empresas chilenas.
La recaudación que el Estado dejaría de recibir por esta reforma supera los 1.400 millones de pesos, aproximadamente 830 de ellos costearán la reintegración y beneficiarán al 10 por ciento más rico de Chile, concentrándose en las mil empresa más grandes.
Pero el gobierno ha señalado que habrá dos fórmulas para recuperar estos recursos. Primero se señala que volverán 1.200 millones de dólares con la implementación de la boleta electrónica y segundo, otros 200 millones de dólares con impuestos de plataformas electrónicas como Spotify o Netflix. En definitiva, el beneficio a las grandes empresas lo pagaremos con costo al impuesto plano de 19 por ciento que todos los chilenos debemos pagar cuando adquirimos productos y servicios, más las nuevas tendencias en entretención que masivamente hoy contratan las personas.
Los cuestionamientos no terminan ahí. Las modificaciones a la Norma General Anti Elusión destruyen prácticamente la norma y esto es abrir la puerta para que nuevamente las empresas eludan impuestos, sin que eso conlleve sanciones. Sin contar además que se debilitan las facultades del Servicio de Impuestos Internos.
Claramente hay medidas necesarias que obtuvo la oposición en su presión al gobierno: nuevos beneficios a las PYMES, Impuestos Regionales y Rebaja a Contribuciones a la Tercera Edad, son avances y deben tramitarse, sin embargo el corazón de la reforma está intacto, por ello no hay condiciones para el debate en el Congreso con un proyecto altamente regresivo para los ciudadanos, con el chantaje de aumentar la inversión privada.
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