PRIMAVERA: DEUDA Y COMPROMISO CON LA NATURALEZA
En nuestra zona la primavera es esperada después de un invierno frío, húmedo y hasta lluvioso. Su coyuntura tradicional es nuestro 18 en donde celebramos el cumpleaños de Chile y le damos la bienvenida a la primavera, el paso de los rayos solares directamente al ecuador terrestre y su lento viaje al hemisferio sur, la primera estación de la naturaleza, la floración del mundo vegetal, los primores en frutas y verduras, la esperanza de días más extensos y asoleados, en definitiva; la llegada del buen tiempo y los consabidos calores.
La primavera nos encuentra con una naturaleza herida por la acción humana que ha usado y abusado de sus recursos desde tiempos inmemoriales, como el agua, bosques y minerales, que han sido explotados no solo con fines necesarios. Ha habido un afán agresivo, depredador y destructivo de lo nuestro. El ser humano no entiende que somos forasteros en este mundo, estamos de paso al decir de las religiones y por lo tanto, nos hemos comportado de muy mala manera con el planeta que nos cobija.
Muchos señalan que la sobrevivencia de la Tierra está amenazada. No creo tal falacia, la vida que está amenazada es la humana, la nuestra, porque el planeta lleva cuatro mil quinientos millones de años y conoce demasiado de evoluciones diversas, destrucciones varias y la presencia humana tal como la conocemos, es solo un incidente de escaso tiempo en su extensa y azarosa existencia. Somos nosotros los que estamos en peligro por nuestras malas prácticas, porque los recursos naturales se han transformado en negocios muy rentables para unos pocos, porque si tuviéramos algunos gestos de amistad y solidaridad con nuestro suelo, los alimentos y demás recursos podrían nutrir al doble o más de los seres vivos del planeta, pero como esto está transformado en un gigantesco negocio con ganancias inconmensurables, nada se hace. Recién en las últimas décadas, ha habido un poco más de conciencia y ha sido una adolescente sueca quien ha hecho urgentes llamados a revertir la situación.
¿Sabía usted por ejemplo que toda la zona precordillerana de nuestra región y las vecinas fueron conocidas como “la montaña” y ahora solo están los despojos de esa montaña? ¿Sabía usted que fueron los leñadores y carboneros los primeros que trabajaron la zona para así despejar y cuando se aburrieron de trabajar no hallaron nada mejor que quemar el bosque nativo en un proceso que debería avergonzarnos? Después llegaron los aserreaderos, las barracas y las plantaciones de pino y eucalipto terminaron por acabar este bosque enmarañado, natural y salvaje que era la pre cordillera de nuestra región, con abundante vida animal en variadas formas.
Pero cabe preguntarse: ¿cuál puede y debe ser mi aporte para mejorar la situación?. En primer lugar cuidar el agua: como por ejemplo, dejar llaves cerradas, cerrar filtraciones, darse duchas breves, reutilizar agua en regar, dejar de lavar autos o rellenar piscinas, guardar aguas lluvia. Otra actividades son: clasificar la basura, plantar árboles nativos, flores, arbustos y/o verduras, crear abonos en un rincón de nuestro patio o sitio. Dejar de utilizar plásticos, volver a una vida más natural y acorde con la naturaleza. Volver a las comidas y bebidas sencillas de nuestros abuelos.
Por supuestos que estos esfuerzos serán reforzados cuando la autoridad y los empresarios también colaboren, como por ejemplo, hermoseando con más vegetación plazas, calles, campings, parques, avenidas, sus propiedades que así adquieren más belleza y mejoran su plusvalía. Eso se puede hacer y mucho más.
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