«Lo que le ocurra a las bestias, pronto le ocurrirá al hombre. Todas las cosas están relacionadas.»

Jefe Seattle.

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Qué le estamos haciendo a Gaia, la Madre Tierra, ¿la Pachamama?

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.
Algunas reacciones a la conferencia ‘Más Allá del Crecimiento’ (#BeyondGrouth) [1]
me hacen darme cuenta de que tenemos miedo de las cosas equivocadas.
Deberíamos estar aterrorizados por el quiebre de los ecosistemas,
no por las personas que intentan salvarlos desesperadamente.


Timothée Parrique

¿Qué le estamos haciendo a Gaia? es la pregunta que los “terroristas ecológicos” (como nos tildan los “crecientitas”) nos hacemos desde, a lo menos, los años ’70 -específicamente desde 1972, año en el que se publicó el notable informe al Club de Roma “Los límites del crecimiento”-, pues destruyéndola a mansalva como si solo fuese una proveedora de “materias primas” para fabricar “cosas” (“stuff” como se denominan en inglés), la mayor parte superfluas y prescindibles. Y para producir esas “cosas” consumimos y seguimos consumiendo ingentes cantidades de transformaciones energéticas [2] [3] a partir de los combustibles fósiles que han acumulado enormes cantidades de energía solar durante millones de años hasta agotarlos. En esto estamos.

Y así hemos alcanzado -y ya estamos sobrepasando- todos los límites previstos en ese informe con una precisión impresionante y casi increíble. Todos, incluyendo la contaminación y la capacidad de auto regeneración de los daños que le hemos infringido los “monos de la sabana” [4] a la Tierra.

Es por todo esto que muchos pasajeros de esta nave galáctica, el planeta Tierra, siguen insistiendo en despertar de la modorra paralizante a una muchedumbre de “monos” para detener o, por lo menos, amortiguar los golpes que estamos ya recibiendo en todas las longitudes y latitudes del orbe en este período de colapso que estamos viviendo.

Los pueblos originarios aplastados por “la civilización” sabían perfectamente acerca del buen vivir, y todavía lo saben los últimos que van quedando en recónditos rincones de las selvas y lugares apartados del globo, aún a salvo del mundanal ruido. ¿Cuándo duraremos?, así como lo estamos viendo, a mi buen saber y entender, unas pocas décadas más, tal vez un siglo.

Traigo a colación, para reforzar lo que quiero transmitir a los lectores, el tesonero trabajo del sociólogo gallego Carlos Taibo de recorrer toda España dictando charlas y explicando qué es esto del decrecentismo, colapso, eco-fascismo y más, con claridad y convicción, a quien todos deberíamos tener de referente.

Pueden escuchar los conceptos sobre cambio climático, ecofascismo y guerra por los recursos naturales, en la propia voz del profesor y escritor Carlos Taibo, en esta entrevista la entrevista del 21.09.2022 desde el canal boliviano «Hora 25»:

https://www.youtube.com/watch?v=TnoPzLRhnpk

Por último, les dejo dos pasajes de un interesantísimo diálogo en 2009 entre dos grandes pensadores, Carlos Taibo y José Luis Sampedro, que va completo en el enlace de referencia [5]:

Carlos Taibo. Vamos a ver cómo sale este experimento porque esto de hablar, o dialogar, en voz alta delante de tanta gente no es particularmente cómodo. En las últimas semanas he pasado varias veces por la misma situación: la de que me invitasen a hablar sobre las materias más dispares para que después, en el coloquio, todo el mundo se refiriese, cómo no, a la crisis que padecemos. En este caso no vamos a recurrir a ningún subterfugio: creo que vamos a hablar directamente de esa crisis.

Bueno, yo introduzco el diálogo de la siguiente manera. Hace unas semanas se ha publicado en Francia un libro en cuyo título el autor pone una singular atención en subrayar que la crisis en la que acabamos de adentrarnos recuerda poderosamente a la de 1929. A buen seguro que cuando echa mano de tal argumento está avisándonos sobre la hondura, sobre la gravedad, de la situación. No olviden que al fin y al cabo la crisis de 1929 estuvo en el origen de la consolidación de los fascismos en el decenio posterior y, si así lo quieren, sirvió también para propiciar lo que fue, después, la segunda guerra mundial.

[…] Me temo que esto nos obliga a ser infinitamente cautos en los ejercicios de optimismo y a buscar tal vez procedimientos radicales de reordenación de nuestras sociedades que ya anuncio, y con certeza José Luis y yo vamos a hablar de esto, pasan por el decrecimiento de la producción y del consumo.

José Luis Sampedro. Muchas gracias. Tampoco creo que yo que sea tan parecida la crisis de hoy a la de 1929. Voy a dar otra visión que coincide en definitiva con la de Carlos, y no con la del libro que has mencionado. Con la autoridad que me da el haber sido casi testigo presencial de la crisis de 1929. La verdad es que algunas ventajas, debía tener la vejez.

Yo en 1929 tenía doce años. Naturalmente no puedo hablar con conocimiento completo de la crisis de aquel entonces. Pero es que la crisis duró hasta 1933 o 1934, y tuvo otras consecuencias. Recuerdo perfectamente las fotografías de los parados norteamericanos. Los hombres con sus platillos para conseguir unas habichuelas y comer. Yo vivía la preocupación que había entonces por aquellos problemas. Todo esto -ya lo sé- no me da autoridad. Pero lo que he leído, y lo que he vivido después, me da alguna. La experiencia vital no se sustituye fácilmente por los libros.

[…] Ahora estamos ante la crisis de un sistema que se siente amenazado. Porque el país más fuerte del mundo, el país que tiene el ejército más poderoso de todos, el país que se cree el emperador del mundo, tiene miedo. La gente en Estados Unidos tiene miedo. Todo les preocupa. La prueba es que renuncian a la libertad a cambio de que se les prometa seguridad, que además nadie les garantiza. Están dispuestos a ceder lo que sea con tal de conseguir seguridad.

Trataré de justificar esta tarde esta visión, porque es la que nos ilustra sobre el fondo profundo de la cuestión. Sobre lo que ha pasado desde 1929 hasta ahora. Casi un siglo, pero un siglo definitivo, un siglo importantísimo. Eso me parece fundamental. Luego podremos entrar en los detalles, pero a mí esto me parece que hay que verlo desde esta perspectiva. Si no comprendemos el momento histórico en que se encuentra la parábola de la vida del sistema capitalista occidental no comprenderemos nada. Creeremos que la crisis es algo que se puede arreglar. Y, efectivamente, la crisis se reparará: se le pondrán algunos parches y se arreglarán algunas cosas. Por cierto, noten ustedes con qué facilidad ha surgido dinero de debajo de las piedras, cientos de miles de millones, para ayudar a los bancos culpables del problema. Si se hubiera pedido para curar el SIDA en África o para educación no hubiera salido un millón de pesetas ni siquiera con treinta comités internacionales. Eso demuestra en qué situación del ciclo vital -porque las sociedades tienen su ciclo vital, y nacen, crecen y se hunden- estamos para comprender la transcendencia de la crisis.

Referencias:

[1] https://www.beyond-growth-2023.eu/

[2] https://laventanaciudadana.cl/ese-calorcito-que-se-siente/

[3] https://twitter.com/i/status/1656329183113408515

[4]https://laventanaciudadana.cl/gaia-en-movimiento-el-ascenso-de-los-monos-de-la-sabana/

[5] https://rebelion.org/una-conversacion-sobre-la-crisis-2/

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