¿QUO VADIS, PACYT?
«Por el desarrollo libre del espíritu»
«Sin verdad y esfuerzo no hay progreso»
El proyecto Parque Científico y Tecnológico (PACYT), continua siendo una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía de la región y del país ya que, como se ha expresado en variados artículos de prensa y en redes sociales, ha sido visto críticamente por muchos más bien como un “Proyecto de Loteo y Urbanización” que como un proyecto de proyección científico-tecnológica, en terrenos de propiedad de la Universidad de Concepción aledaños al campus, dentro de sus fundos La Cantera y El Guindo[1] [2]. Los antecedentes y documentos oficiales disponibles así lo indican claramente.
Dicho proyecto ha sido discutido y criticado abiertamente por diversas personas, organizaciones nacionales y de la sociedad penquista con sólidos argumentos, entre ellas, el Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora (CODEFF), la Unión de Juntas de Vecinos de Concepción, la Coordinadora por la Defensa del Alto Caracol, Barrio Oriente-Concepción, organizaciones de alumnos de la UdeC, Red de Humedales Bio Bío, etc., destacando la inconveniencia de construir tal parque en el peor lugar que pudiese elegirse para materializar un proyecto de esas características, envergadura y trascendencia, cual es en los cerros que hay detrás del campus universitario, correspondientes a los fundos ya mencionados.
Ninguna de las observaciones señaladas en las reuniones sostenidas con personeros y autoridades universitarias, en denuncias públicas y en cartas abiertas, han sido ni rebatidas ni debidamente respondidas, hasta el día de hoy, por los impulsores y sostenedores del proyecto.
Lo anterior se concatena con la oposición de las mismas organizaciones mencionadas a la aprobación municipal de las modificaciones en curso a los planes reguladores urbanos comunal y metropolitano (PRC y PRMC), pues los fundos están situados en un sector considerado como ‘de extensión urbana’ (ver figura y el plano al pie) en dichos planes, a pesar de las agresiones ambientales y destrucción de valiosos ecosistemas que eso implica y las grandes dificultades e inconvenientes de toda índole que presentan esos terrenos para ser urbanizados.
Una de los mayores riesgos, si se urbanizasen esos predios, está en que la ciudad se acercaría peligrosamente a la vulnerable Reserva Nacional Nonguén [1], que abarca toda la hoya hidrográfica del Estero Nonguén. Con sus 3.063 hectáreas, la cuenca constituye una reserva natural única de bosque nativo con gran biodiversidad y contenido de agua (el estero provee de agua potable a la ciudad de Penco), de gran valor ecológico para la región y el país. Por otra parte, la Reserva está amenazada por la vecindad de plantaciones forestales cercanas a sus deslindes con las comunas de Chiguayante y Hualqui, y su gran vulnerabilidad ante incendios forestales.
La Reserva fue atacada, hace varios años, por un incendio forestal mayor y se salvó solo por su condición natural: el gran contenido de humedad y agua, característica de su suelo orgánico y el bosque nativo; es así como el fuego, que venía avanzando desde las plantaciones forestales del lado sur, fue desviado por la naturaleza ¡sin tocarla! Durante este verano se quemaron 130 hectáreas de la Reserva por un incendio forestal que surgió muy cerca de su deslinde occidental, cuya eventual intencionalidad aún se investiga.
El proyecto PACYT nunca ha sido expuesto y debatido plenamente ante la comunidad, y se pretende ejecutarlo a pesar de que su realización enfrenta obstáculos e incumplimientos de las normativas vigentes, los que han sido denunciados por las organizaciones señaladas, ante los servicios y en demandas ante el Poder Judicial. Seguir adelante con el proyecto de esta manera implicaría hacerlo en contravención a ellas lo que, por supuesto, no puede aceptarse como forma de proceder de la Casa de Estudios.
Haciendo un recuento, se trata de un ‘proyecto’ hecho sin estudios de impactos ambientales (los hay, negativos, y muchos; positivos no se ven); sin participación ciudadana; sin participación de juntas de vecinos; con incumplimientos de plazos legales; con actos lesivos para el interés general ciudadano por parte de instituciones oficiales; sin estudios de factibilidad técnica y económica; sin estudios adecuados de mecánica de suelos en los fundos; sin proyectos de ingeniería; sin estudios de impacto vial; y muchas omisiones más que sería largo de enumerar.
Las actuaciones de autoridades regionales y nacionales durante varios gobiernos, incluyendo el actual, han aceptado y avalado el PACYT ‘a fardo cerrado’ desde su inicio, prácticamente sin saber a carta cabal de qué se trata ni exigir planos ni documentos concretos y acabados sobre lo que se pretende hacer, como debería ser en todo proyecto que se precie de tal y, con mayor razón aún, si es un proyecto que nace desde una universidad de prestigio como es la UdeC, en la que se enseñan las materias relacionadas con Evaluación de Proyectos en las facultades de Ingeniería y de Economía, y que compromete dineros del Estado, o sea, de todos los ciudadanos. Solo ha sido explicado -más bien por la presión ciudadana que por propia iniciativa- por personeros de la universidad en reuniones, encuentros empresariales y seminarios con relatos poco claros sobre la importancia del proyecto y solo con conceptos justificativos generalistas como: “con el PACYT contribuiremos para que la región dé un gran salto hacia el futuro con un cambio en la matriz productiva al incorporar tecnologías de avanzada”,o sentencias similares vagas y livianas como esta, que han sido repetidas una y otra vez en la prensa y la TV por diversos personeros de la academia y de la política en noticieros y entrevistas.
El Campus de la UdeC ocupa un área aproximada de 40 hectáreas y el paño de fundo “asignado al PACYT” es¡de 91 hectáreas!, más que el doble de la extensión del Campus. Esto constituye, por lo menos, un contrasentido. Si la Universidad tomó casi 100 años en ocupar la superficie actual del campus, calcule usted cuanto años pasarían para que un PACYT crezca hasta ocupar las 90 ha. Así, el PACYT sería gigantesco si lo comparamos con el campus.
Todo esto cobra mayor vigencia e importancia vital en tiempos de crisis ambiental, económica, social y climática mundial (Covid-19 incluido), de crisis nacional del agua -por la sequía y otras causas- y del suelo por su mal trato y la desertificación acelerada, y por todo lo demás que está ocurriendo de modo cada día más alarmante en el planeta Tierra en esta era del Antropoceno.
La comunidad de Concepción espera que todo este incordio, cuyos pormenores y detalles pueden apreciarse en el vídeo adjunto [4] y en las figuras, se aclare lo antes posible, sobre todo ahora que las obras están suspendidas hasta octubre de 2020, y porque el tiempo corre aparentemente más rápido de lo que perciben los sentidos.
Las autoridades universitarias han justificado la suspensión con el argumento que deben hacerse “estudios adicionales de aspectos ambientales”.
Referencias:
[1] https://laventanaciudadana.cl/parque-cientifico-tecnologico/
[2]https://laventanaciudadana.cl/a-proposito-del-parque-cientifico-y-tecnologico-de-la-udec/
[3] http://www.conaf.cl/parques/reserva-nacional-nonguen/
[4] https://youtu.be/IBFzPE9Nae4
Gracias Don Carlos, creo que usted pone el «Dedo en la yaga» respecto de un tema que requiere mucha mas claridad.
¿Qué opina la comunidad universitaria respecto de como se está manejando este proyecto?
Saludos ventanita educadora.
Gracias Lorena por su comentario.
Respondo a su pregunta: la comunidad universitaria no opina.