«La verdadera grandeza no es tener poder, sino saber renunciar a él.» Gore Vidal

 

 

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Recordando la poesía de Jorge Mendoza Enríquez

Tulio Mendoza Belio

Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua Premio Municipal de Arte de la Ciudad de Concepción (Chile, 2009) Premio Regional "Baldomero Lillo" de Artes Literarias (2011) Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), Filial Concepción Presidente-Fundador del Centro Cultural "Fernando González-Urízar" de Concepción

Premio Municipal de Arte de la Ciudad de Concepción

En el panorama de la poesía publicada en Concepción a partir de 1981, se destaca nítidamente la creación literaria de Jorge Mendoza Enríquez. Poeta, narrador, investigador, ensayista, traductor, articulista de diarios y revistas, conferencista, profesor universitario, su obra poética está íntimamente ligada, por una parte, a su bagaje cultural, tan amplio y necesario (sobre todo en un creador) y, por otra, a la experiencia personal que, en la obra de un poeta importante, alcanza siempre un grado de significativa relevancia, especialmente si pensamos en lo que Enrique Lihn llamó “poesía situada”: la relación del texto con las circunstancias de sus enunciados. En este sentido, textos de Jorge Mendoza como “Biografía”, que pertenece al libro Ni ángel ni sábado ni verano, y el libro-poema El ángel que me mira desde un espejo roto, representan de una manera clara, valiente y sin prejuicios, esta línea de trabajo que vincula estrechamente poesía y vida, arte y biografía, estética y ética, a la manera de Rimbaud. A este propósito, las palabras del poeta español Juan Carlos Mestre en el prólogo del último libro citado, resultan muy pertinentes porque señalan una actitud y son una advertencia: “Ahora que huyan los vulgares. No habrá lugar aquí que los acoja, ni memoria jamás que los olvide. Que vaguen y se alejen.”

La obra poética de Jorge Mendoza, ha sabido asimilar lo más representativo de poetas como Emily Dickinson, Carlos Drummond de Andrade, Edgard Lee Masters y Jorge Luis Borges, entre otros notables creadores y, de modo especial, todo el acervo popular de la cultura brasileña: la canción, la jerga familiar, las fórmulas de los juegos, etc. Jorge Mendoza nos presenta un tipo de texto que oscila entre la narración descriptivo-explicativa y un profundo lirismo intelectualizado, hay imaginación y lucidez para expresar la tristeza y la nostalgia, la verdad y el deseo, el asombro y lo espontáneo, la fiesta y la soledad, la intraducible “saudade”.

Si el poema es una construcción hecha de lenguaje, materia que es sonido con sentido (parafraseando a Valéry), entonces nos atrevemos a afirmar que la obra de Jorge Mendoza y hasta su mismo modo de ser (el del poeta), es impensable sin la lengua portuguesa, sin el color y el ritmo entrañable del Brasil de Chico Buarque, Caetano Veloso, Jorge Amado, Vinicius de Moraes, Maria Betania y tantos otros. En ese cruce de arte y biografía, la presencia de la cultura brasileña, manifestada principalmente como es natural, a través de su idioma, constituye un elemento incorporado a la escritura de Jorge Mendoza, tanto así que poemas como “Canción para una infanta portuguesa difunta”, “Oporto” y, sobre todo, el libro-poema ya nombrado, se construyen como textos híbridos, una mezcla de castellano y portugués. Tal vez este recurso (y con esto deseo ampliar lo que Gilberto Triviños formula muy acertadamente en la antología Las plumas del colibrí, 1989), sea un extrañamiento más globalizador que incluye no sólo el caso puntual al cual alude el crítico (“que el renegado del mundo blanco puede renegar a su vez del mundo negro”), sino además, el ser la otra voz: el poeta es un extraño entre sus semejantes, un marginal y enhorabuena: hay que estar en la otra orilla para escapar de lo que Leopoldo María Panero denomina “la conciencia miserable”.

Quizás la poesía de Jorge Mendoza Enríquez sea como esa “muchacha morena” protagonista de su poema “Cuento”: “delgada y ajena al silencio/ en un día de fiebre y de tormento,/ en un día tórrido, en medio de la lluvia,/ y yo la amaba, y la amaba sin momentos.”

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2 Comentarios en Recordando la poesía de Jorge Mendoza Enríquez

  1. Que buena reseña de su vida y obra. Lo conocí a través de los diarios de Carolina Maria de Jesus. ¿Puede decirme dónde conseguir sus libros?

  2. Un gran baño de cultura un paseo de reconocimiento de la obra y personalidad de Don Jorge Mendoza Enriquez…
    Debo reconocer, no estaba en «mis Libros», no lo conocía, gran «ventana» a la ilustración de los jóvenes, ojalá lo aprovechen.

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