
Reflexiones de un Enólogo.
Cuanto más antigua, abandonada y maltratada se vea una rueda de carreta, mayor es el ruido que me hace.
Hoy visité una bodega en el sector de Los Castaños, un lugar físico lleno de recuerdos, una bodega digna de llamarse “Estilo Itata”. Toneles, tinajas, arados, azadón, despalilladoras, bombas manuales, adobes desde el Hola hasta el Chao y carisma de su productor que se rebalsa a cada segundo… A un costado, una fatigada y maltratada rueda de carreta se toma un merecido descanso, a metros de ella se encuentra su colega, un poco más cansada quizás pero no arrepentida por todo lo que entregó en sus años mozos. Ahí están apoyadas en una muralla de adobe pintada con cal a la antigua, orgullosas de todo lo entregado cuando más se les necesitó.
El dueño de este mágico rincón es Don Eugenio Uribe Recabarren, un viñatero de toda su vida quién a sus 80 años aún se levanta con todas sus fuerzas para seguir hermoseando su campo libre de malezas. Hoy en día, la herencia vitivinícola no se pierde, y su nieto Nicolás Uribe trabaja incansablemente por mantener el rubro y continuar con toda la magia de hacer vinos.
¡Hoy una bodega me sacó una sonrisa, me llenó el corazón y me confirmó que Itata no muere!
Salud!
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