Síntesis de la dependencia económica chilena en los últimos 200 años
Al liberarse Chile de España, la elite terrateniente y comercial comenzó a formar el Estado Nación, con el fin de asegurar el poder logrado. No obstante, el modelo comercial exportador de materias primas no cambió; durante la época colonial Chile se articuló con el Virreinato del Perú y el Virreinato del Plata, mediante la exportación de materias primas (productos agrícolas y ganaderos) para, de esta forma, lograr lo recursos para tributar a la Corona española.
De este modo, la economía chilena ha demostrado su dependencia de los mercados externos; para explicar esto debemos considerar que Chile ha tenido como medio para lograr el desarrollo y crecimiento económico la dependencia de la exportación de ciertos recursos naturales claves. Sin embargo, el dominio de la extracción de las materias primas en Chile, así como en los demás países en desarrollo, está bajo control de transnacionales que explotan los recursos, “… el vinculo clave con la economía internacional es la exportación de alguna materia prima básica bajo control extranjero.” (Meller, 1998, p. 22)
Hacia 1850, la apertura de los mercados de California y Australia proporcionó los motivos e impulsos para ocupar la Araucanía (1860 -1883), con el fin de ampliar los campos de cultivo y exportar un mayor volumen de trigo y otros productos. Del mismo modo, los empresarios chilenos comenzaron a ampliar sus intereses e industrias mineras en el norte, situación que nos llevó a enfrentarnos a Perú y Bolivia en la Guerra del Pacífico entre 1879 y 1883, donde Chile salió victorioso, ampliando sus territorios en el norte (Tarapacá y Antofagasta).
Entre 1880 y 1930 las exportaciones salitreras dominaron la economía chilena, y una parte importante de la industria estaba bajo control británico. Entre 1940 y 1970 el principal recurso exportado era el cobre y las principales minas eran de EE.UU. (Anaconda y Kennekott). La exportación de estos recursos naturales, era la única forma de que Chile se conectara con las economías mundiales; de esa forma, la dependencia del mercado era prácticamente total.
Desde 1970 en adelante la industria sustitutiva de importación dejó de ser el centro de la economía nacional y el crecimiento y desarrollo económico se basó nuevamente en la exportación de materias primas, esencialmente el cobre, dicha producción se centraba en los yacimiento cupríferos de Chuquicamata y El Teniente. Sin embargo, a partir de la década de 1980 se ha experimentado una fuerte alza en la exportación de materias primas de segundo orden, lo que significa una diversificación en la gama exportadora de Chile.
Las medidas económicas adoptadas por el gobierno cívico-militar, enfatizaron el rol del sector privado, la liberalización del sector externo y la desregulación en gran escala de la economía. El desempeño de este modelo fue bueno en el inicio (1976 – 1981), pero la economía colapsó en 1982, con la crisis los productores nacionales, que fueron los más afectados, ya que se incentivó la importación de productos. “Las elites económicas y en cierta medida los grupos medios fueron capaces de afrontar y ajustarse a la crisis de los ochenta. En cambio los grupos obreros urbanos, los pobres, los informales no fueron capaces de enfrentarla sin una pérdida importante de sus bienes materiales, de sus salarios reales, etc.” (Rodríguez, 2004, p. 67).
De 1973 a 1990, factores internos explican el subdesarrollo por políticas económicas erróneas, de esta forma, las soluciones que el gobierno de turno esgrimió, pasaron por: libre mercado, economía abierta y predominio del sector privado; ello se tradujo en la implantación de un nuevo modelo económico, el ‘neoliberalismo’. “Para el neoliberalismo, la tesis de la dependencia –entendida como un conjunto de economías subordinadas a un centro hegemónico– no corresponde a la realidad mundial. Lo que en esta práctica ocurre, es una creciente interdependencia entre todas las economías del mundo. Se hace necesario, por consiguiente, que América Latina consiga integrarse al mercado internacional, mediante industrias altamente competitivas y tratando de encontrar ventajas comparativas en la producción de artículos –bienes y servicios– que tengan demanda por su calidad, su oportunidad….” (Rodríguez, 2004, p. 92).
El ‘modelo neoliberal’, desde la década de 1990 hasta la actualidad, se ha mantenido consolidado durante las administraciones de los presidentes Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera (estos últimos con dos periodos presidenciales). En sus gobiernos se puso énfasis en el gasto público social, privilegiando el crecimiento con equidad, dirigido a reducir la pobreza, disminuir la cesantía y, por sobre todo, resguardar la estabilidad macroeconómica. Las desaceleraciones que ha sufrido Chile en 1998 a causa de la “crisis asiática”, en 2008 tras la “crisis de hipotecas sub-prime”, entre otros vaivenes de la economía mundial, han significado un freno al crecimiento sostenido que había experimentado el país en la década de 1990.
Para finalizar, consideramos que la economía chilena no experimentó grandes transformaciones tras la Independencia; durante la Colonia se exportaba a las zonas cercanas del Imperio y se compraban los bienes manufacturados directamente a España o al Virreinato. Esta dinámica no cambió, ya que la dependencia económica continúa hasta hoy, en la figura de otras potencias mundiales. Por tal razón, señalamos que Chile no logró, en 200 años, consolidar una industria, más bien, se ha centrado desde la Conquista y Colonia en exportar recursos naturales e importar productos manufacturados y tecnológicos, haciendo de Chile un país muy sensible a las fluctuaciones del mercado mundial.
La dependencia de los países tercermundista consiste en exportar sus recursos naturales para lograr articularse al mercado. Por la misma razón, estos países son «sensibles a las fluctuaciones del mercado mundial», como señalas al final del artículo.
Chile, se ha centrado en exportar productos mineros, forestales, pesqueros, agrofruticolas, entre otros.
Felipe, es dura y triste la realidad de Chile, al igual que los demás países latinoamericanos, tras la independencia, el modelo exportador no cambió, y aún dependemos de la exportación de nuestros recursos naturales para lograr articularnos al mercado mundial. Por esa misma razón, nuestras economías son cencibles a las fluctuaciones del mercado mundial.
Saludos