«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

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ANTROPONIMIA

Ana María Pandolfi Burzio

Docente Inglés, Alemán. Traductora Inglés-Español. Magister en Arte c/ Mención en Lingüística.

La Eponimia es el estudio de los nombres propios, los que – dicho sea de paso – son los únicos sustantivos que en castellano se escriben con mayúsculas. Ésta se divide en dos ramas: la Antroponimia y la Toponimia. La primera comprende el estudio de los nombres propios, tanto nombres de pila o “cristianos” – como se les llamaba antiguamente – como apellidos o “nombres de familia” y que en el análisis del  lenguaje se define como “el estudio y significación  de los nombres propios de personas” (DRAE, 2016, pág. 165).

En cuanto a la Toponimia , el diccionario citado de la Real Academia Española de la Lengua, la define en su primera acepción como “ conjunto de los nombres propios de lugar de un país o de una región” (op. Cit., pág. 2138).

Nuestro  presente comentario se referirá, en esta ocasión, exclusivamente a la Antroponimia que ya definiéramos. Con respecto de los apellidos, tenemos que el origen de muchos de ellos y muy frecuentes en nuestro medio, es el de los terminados en –ez que deriven del nombre de pila del padre. Basten algunos ejemplos para ilustrar lo anterior:

Álvarez     –    hijo de Álvaro

Benítez     –   hijo de Benito

Fernández – hijo de Fernando

González   – hijo de Gonzalo

Hernández – hijo de Hernando

Martínez    – hijo de Martí

Márquez    – hijo de Marco

Pérez          – hijo de Pero

Ramírez     – hijo de Ramiro

Rodríguez  – hijo de Rodrigo , e infinitos más.

De alta frecuencia en la derivación de apellidos, es el hecho     que en otros tiempos pasados tomaban como tal el lugar de origen o algún hito geográfico típico de la región de origen. Tenemos entonces apellidos como: Arce, Campo, Campos, del Campo, Cruz, de la Cruz, Cruces, Canales, Flores, Fuentes, de la Fuente, Montes,  Olmos, Palacios, Prado, Ríos, del Río, de los Ríos, Valle, del Valle, entre muchos otros.

Otra derivación que se reconoce en los apellidos implica la profesión, oficio o actividad que tenía la persona en tiempos remotos, como en los siguientes casos: Caballero, Carpintero, Herrera, Molina, Platero, Pescador, Rey, del  Rey, Reyes, Verdugo, etc.

Muchos de los nombres de pila o “cristianos” –como se los denominaba antiguamente para diferenciarlos de los “no cristianos” o “herejes” que no eran bautizados – tiene equivalente para mujeres y varones, como ser:

Antonio       – Antonia

Carlos           – Carla

Daniel          – Daniela

Fernando     – Fernanda

Gabriel          – Gabriela

Ignacio           – Ignacia

Guillermo      – Guillermina

Luis                 – Luisa

Pedro             – Pedra (poco frecuente)

Roberto          – Roberta

y tantos por el estilo que siguen este mismo patrón. Algunos nombres de varón tienen un origen bíblico y no se observan con mucha frecuencia para bautizar infantes, por ejemplo: Arón, Ariel, Abraham, Elías, Exequiel, Josué, Moisés, etc. También para mujeres se usan algunos nombres provenientes de la Biblia, especialmente del Antiguo Testamento , como  ser: Betsabé, Dalila, Eva, Edith o Edita, Ester, Lilith, Jezabel, Ruth , siendo unos son más populares que otros.

Donde la gama de posibilidades es variopinta, es en los nombres de pila femeninos. Recopilamos algunos por rubros como flores, gemas y de sentimientos.

Entre los nombres de flores tenemos algunos muy usados, a saber: Azucena, Begonia, Camelia, Dalia, Dafne, Erica o Erika, Flor, Hortensia, Iris, Jazmín, Lila, Margarita, Magnolia, Petunia, Rosa, Verónica, Violeta.

Las gemas o piedras preciosas, también semipreciosas, dan lugar a nombres de fantasía, a riesgo de parecer seudónimos artísticos, puesto que hay damas que se llaman Ágata, Ámbar, Amatista, Alejandrina, Azabache, Coral, Cristal, Esmeralda, Jade, Ópalo, Perla, Rubí, Topacio. Zafiro y probablemente otros.

Menos frecuentes en el  medio  chileno son los nombres femeninos que se derivan de sustantivos abstractos , en los que la mayoría  de ellos denota sentimientos, aunque sí son habituales  en aquellas familias de ancestros españoles, nombres como: Asunción, Amparo, Augusta, Consuelo, Encarnación, Esperanza, Soledad, por cita algunos.

Nombres novelescos de otros tiempos, raros y escasos entre nosotros, aún se usan para bautizar a niños inocentes que no tienen aún la conciencia para elegir su propio nombre y deben padecer, por el resto de su vida, la burla de sus compañeros de colegio, a no ser que se los cambien legalmente, al llegar a la mayoría de edad; nos referimos a nombres como: Auristela, Eduvigis, Cándido, Eliseo, Hermenegildo, Damaris, Odilia, Prosmilia, Filadelfia, Sofanor,  Zenobia,etc. Si se leen los obituarios diariamente, es posible encontrar otros nombres bastante curiosos que todavía se usan, quizás en memoria de algún antepasado y vuelven a ponerse de moda.

Lo que habría que tener en cuenta, especialmente los padres que van a poner y escoger el nombre de sus hijos, es que el nombre de pila sea acorde con el apellido familiar; es decir, no suena nada bien un Jonathan  Machuca, o una Jocelyn Pérez, por ejemplo, o no ser que el apellido sea realmente de origen extranjero.

En Chile es corriente combinar los nombres de niñas con el nombre María; así tenemos la serie de Marías: María Eugenia, María Carolina, María Gabriela, María Alejandra, María Fernanda, María Cristina y la lista es larga para la ocasión.  Para los niños, en cambio, se prefieren otras combinaciones archiconocidas,como:Pedro Pablo

Juan Carlos, José Pedro, Luis Eduardo, Carlos Andrés, Juan Cristóbal, Luis Guillermo, Juan Francisco, por citar algunos.

Ha habido casos en que los niños, ya adultos, han optado por cambiarse el nombre cuando existe cierto juego de palabras entre el nombre de pila y los apellidos, porque inducen a burlas, sarcasmos e ironías en la edad escolar, como sería las combinaciones siguientes: Elba Lazo, Zoila Guerra, Toro Manso y otras irreproducibles. ¿Y Ud. está contento /a con su nombre o desearía cambiarlo por otro? Está en sus manos.

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