«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

Chile: el primer país de Latinoamérica en llegar al sobregiro ecológico en 2020

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.

Chile fue el primer país de Latinoamérica en alcanzar el “sobregiro ecológico” en este año. ¿Qué significa esto?, en términos simples: que nos comimos todo lo que había guardado en la despensa para el año completo, ¡entre el 01 de enero y el 18 de mayo de 2020! y caímos en una situación de ‘déficit medioambiental’.

El sobregiro ecológico ocurre cuando los bienes naturales se retiran, destruyen o alteran más rápido que su capacidad natural de regenerarse. Esto significa además, y en otras palabras, que la “huella ecológica de Chile” superó el promedio de la capacidad biológica de los ecosistemas para regenerar recursos en forma renovable y para absorber los diferentes desechos generados por los humanos.

“La huella ecológica se define como el total de superficie ecológicamente productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una determinada comunidad humana, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de la localización de estas superficies. Para su cálculo se considera la demanda por superficie para el cultivo, pastizales, bosques y áreas de pesca necesarias para la producción alimentos y extracción de recursos, incluyendo la superficie requerida para absorción de los residuos generados y el suelo que requiere la expansión de las ciudades y la infraestructura [1].

La Red de la Huella Ecológica Global o Global Footprint Network, GFN, por sus siglas en inglés, determinó que la bio-capacidad de Chile es de 3,5 hectáreas globales por habitante al año [gha/hab-año] y su huella ecológica es de 4,3 [gha/hab-año] lo que arroja un déficit de 0,8 [gha/hab-año]. La situación es preocupante, ya que de manera sostenida en los años recientes el país ha ido adelantando su sobregiro medioambiental: el 2017 fue el 24 de mayo, el 2018 el 2 de junio y el año pasado, el 19 de mayo. Según la GFN, para sostener el nivel de consumo de la humanidad de una manera sostenible, se necesitan 2,4 planetas Tierra y 1,2 países Chile.

Chile se suma a otros países que ya entraron en este sobregiro, entre los que están: Catar, que lo alcanzó el 11 de febrero; Luxemburgo, el 16 de febrero; Emiratos Árabes Unidos, el 7 de marzo; Kuwait, el 10 de marzo, y Estados Unidos de N.A., el 14 de marzo.

Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile, señaló que entrar en sobregiro ecológico es un llamado de atención. «El mundo y también Chile se encuentran hoy en una crisis sanitaria, humana y económica, que se suma a la crítica situación ambiental que hemos venido evidenciando con los impactos del cambio climático y también en la sobreexplotación de los recursos (o bienes*) naturales y la degradación de los ecosistemas», indicó Catalán.

Otra forma de explicar el concepto la expone Mauricio Ceballos, miembro de Greenpeace: «Desde el 18.05 la “cuenta corriente” de nuestras reservas medioambientales que sirven para hacer frente a la huella contaminante que genera el país queda en cero y, el 19.05 comenzamos a ocupar una línea de crédito que implica que nuestra forma de consumo contamina más de lo que somos capaces de regenerar».

Como vemos según estos antecedentes y estas cifras, cada año que pasa, en Chile vamos de mal a peor, en lo que a medioambiente se refiere, aparte de en casi todo lo demás.

Lo más complejo y grave de la situación no es tanto la tendencia analizada sino que no se vislumbran intenciones de cambio de parte del gobierno, del sistema político y de los agentes del Estado, hacia un modelo de desarrollo sustentable que permita al país corregir la tendencia y correr la fecha de sobregiro hacia adelante.

Los indicadores que avalan los resultados mostrados.

Entre ellos están la pérdida de suelo y de fuentes de agua, la desertificación –que no solo avanza de Norte a Sur sino también de Este a Oeste-, la disminución creciente de vegetación nativa, la inexistencia de planificación territorial y de gobernanza de cuencas, los absurdos mal planteados planes y proyectos  que siguen tratando de mantenerse a flote a toda costa con el apoyo del gobierno de turno para recuperar el crecimiento, tales como: el PaCyT de la Universidad de Concepción; las autopistas Circunvalación de Valdivia, Puente Industrial y Ruta Piedemonte (Concepción-Hualpén-San Pedro), y Vía Elevada en Ruta 9 en Punta Arenas; Mina Invierno, a rajo abierto en Isla Riesco, Región de Magallanes; proyecto minero Doña Dominga; centrales hidroeléctricas en Alto Maipo; y los planes reguladores urbanos comunales y metropolitanos irracionales e invasivos hacia sectores de humedales, lagos, lagunas y de reservas naturales urbanas.

Si sumamos a todo lo anterior la total inacción gubernamental y estatal frente al aumento de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, los descabellados proyectos de carreteras hídricas y tuberías submarinas para trasvasar agua, desde los ríos Queuco y Biobío, respectivamente, hacia regiones del norte (para “regar Chile” y transformarlo en potencia mundial alimentaria), la inexistencia endémica de planificación estratégica a largo plazo, la crisis permanente en el sistema educacional nacional, etcétera, no se ve por donde podríamos revertir la tendencia para no obtener nuevamente en 2021 el poco honroso lugar que obtuvimos este año América Latina.

Por otro lado, es hora ya que dejemos de pensar en inventar más leyes –en este país enfermo de “legislitis aguditis”- con la pretensión de que servirán para enderezar la marcha de Chile hacia un porvenir de progreso. No ha sido ni será así. La única forma de lograr ese progreso -Covid 19 mediante- es ponernos de acuerdo lo antes posible y dejar de tirar la soga desde sus extremos en sentidos opuestos y caminar todos hacia un posible nuevo modelo socio-económico-ambiental de Desarrollo Sustentable (o Sostenible) [2] o, por los menos si ya fuese tarde para intentarlo, ir hacia el diseño de una Retirada Sustentable,como lo recomienda el científico inglés James Lovelock.

Figura:

Fotografía satelital de la costa chilena que muestra los notorios penachos con sedimentos y micronutrientes transportados por los ríos que penetran hasta 70 km mar adentro.

Fuente: SeaWiFS Project, NASAGoddard Space Flight Center, and ORBIMAGE77

Referencias:

[1] https://www.eldesconcierto.cl/2020/05/22/chile-en-sobregiro-ecologico/ [2] https://www.eldesconcierto.cl/2020/04/30/coronavirus-de-wuhan-cambio-climatico-y-crisis-civilizatoria-i/

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