
CIUDAD ACTUAL: UNA CIUDAD ÍNTIMA
La sociedad contemporánea se caracteriza por su tendencia a buscar en su intimidad doméstica una forma de sociabilidad más selectiva al establecer relaciones y encuentros más fiables, lo que se refleja en las ciudades por sus grandes dimensiones, sus problemas de seguridad pública y la pérdida de espacios públicos, los sectores de menor ingreso socioeconómico salen poco por sus carencias, los medios y altos también por temor a la violencia callejera transando su bienestar por la reclusión en casas protegidas con murallas, alarmas y seguridad privada en barrios cerrados.
La ciudad es utilizada por esto solo por consumidores de su oferta cultural a pesar de que la gran mayoría se informa a través de los medios de comunicación, internet y redes sociales, hacen compras sin salir de sus casas, las que solo se abandonan para trasladarse a sus lugares de trabajo; la intimidad es producto del rechazo de lo impersonal al ser todo tratado en primera persona atentando contra la ciudad y su desarrollo por la disminución de la capacidad para desempeñar roles públicos junto con la demanda de mayor autenticidad, crean una sociedad cada vez más incivil. Lo anterior se manifiesta por el desprecio de los contactos con personas desconocidas y por la reclusión dentro del grupo de pertenencia, incrementando la exclusión social en la comunidad.
Todo esto genera la pérdida del espacio público de encuentro con la nula conformación de barrios donde los componentes básicos de esfera pública tenían una función socializante e integradora entre los variados segmentos sociales al dotar de identidad a la ciudad, los medios de comunicación masivos mediatizan todo trastocando al sentido e identidad colectiva, con lo que solo los grupos se juntan para cuestiones colectivas particulares, primando la preocupación por el sustento diario que les hace bajar el horizonte social.[1]
El espacio público pasa de ser uno de concurrencia a uno de enfrentamiento socioeconómico al estar la ciudad plagada de vendedores ambulantes, avisos publicitarios, pequeño y mediano comercio los que tratan de subsistir frente al poder de los grandes grupos comerciales, retail, multitiendas, farmacias, etc. y de las autopistas que deterioran el espacio público, se crea una doble agresión tanto a la calidad de vida como a la calidad ambiental al haber más contaminación, problemas de tráfico y nuevos obstáculos para el desplazamiento peatonal.
La ciudad pública herencia de la mediterránea cuyo principal elemento era el ágora, se encuentra transitando a una ciudad más doméstica de tipo anglosajón al perder la plaza pública de la polis donde se discutía y se hacía política, el modelo inglés es más intimista al reemplazar la vida pública en este lugar con lo cual la ciudad pública se torna doméstica al formas una serie de suburbanizaciones privadas las que no cuentan con fachadas en sus viviendas como paisaje urbano público, mas sin rejas y cerco perimetral; nacen así los minibarrios cerrados de pocos habitantes donde se propone “una mayor seguridad y familiaridad entre vecinos” siendo su real meta la sociabilidad más selectiva y confiable, acabando con la plaza pública, es decir muere la ciudad en su sentido clásico.
La urbanización cerrada implica la reducción significativa de intimidad con su correspondiente aislamiento desapareciendo el contacto con la pobreza urbana junto con los intercambios sociales, pero hay que reconocer que en ellas surgen fuertes lazos deportivos y culturales con el fin de afirmar una identidad propia en un lugar carente de historia propia; al cerrar los barrios la ciudad abandona su sentido de provecho conjunto, la diferencia, aleatoriedad e intercambio, debido a que su vida se desarrolla en un universo totalmente restringido e imaginable donde el modelo de ciudad y de urbanismo que se desarrolla, impone e instaura muchas veces dista mucho de los reales deseos de la sociedad civil al momento de construir y de vivir la ciudad como punto de encuentro social, integración y reconocimiento identitario para los ciudadanos. Un desafío a considerar para lograr una mejor calidad de vida e integración social.
[1] García Canclini, Néstor: “Culturas Híbridas”. Ed. Sudamericana, Buenos Aires Argentina. 1992.
Necesitamos análisis de lo que está sucediendo en nuestras ciudades, como el que nos entrega Diego Padilla. Creo que vamos por mal camino. Para evitar que otras ciudades tomen un rumbo equivocado, Chillá por ejemplo, como ha sucedido con la conturbación de Concepción, debemos adoptar un cambio drástico en la formulación y estudio de los planes reguladores, incluyendo la participación de profesionales idóneos y amplia participación ciudadana. Solo así podremos tener ciudades amables.
quiero expresarle mis felicitaciones por el breve diagnostico que ha hecho. La forma de habitar y vivir la ciudad donde cada uno se recluye parece ser el destino ultimo de las ciudades chilenas que estamos construyendo, especialmente las conurbaciones como Santiago o Concepción. Tal vez las ciudades intermedias o las pequeñas no han caído todavía en este intimismo.
Seria interesante que planterara en como se puede revertir esto.